Por más que resulte complicado de asumir, la mayor parte de las infraestructuras por la que usted se mueve para ir a trabajar o para ir a estudiar han sido posibles gracias a los miles de millones de euros aportados en las últimas décadas por la Unión Europea; algunas de las nuevas promociones residenciales a precio asequible que empiezan a levantarse en la capital de la Costa del cuenta con decenas de millones de ayudas a los promotores…
Este músculo económico debiera ser suficiente para poner en valor la trascendencia que las decisiones que se toman en el marco comunitario tienen para el día a día de los malagueños, que disfrutan del AVE, de la ampliación del aeropuerto, del Metro, de las rondas de circunvalación gracias a eso. Y, en la misma medida, debería servir para dimensionar el efecto de las próximas elecciones europeas, a celebrar el próximo domingo 9 de junio.
Pese a lo evidente, la realidad es que la cuenta atrás para estos comicios está marcada, como suele ser habitual, por el debate nacional y la confrontación de los dos grandes partidos. De hecho, lejos de atender a la naturaleza misma de la cita, que nada tiene que ver con la designación de diputados, parlamentarios o concejales, algunos ya hacen la lectura anticipada de lo que suceda el domingo en clave estatal.
Nada nuevo bajo el sol. Pero llegados a este punto resulta necesario analizar lo que ha ocurrido en las elecciones europeas en la provincia de Málaga en las últimas décadas. El análisis de los resultados cosechados en las ocho citas con las urnas anteriores, desde 1984 hasta 2019, constata el hecho de que el escenario europeo es propicio para el PSOE.
Salvo en los años 1999 y 1994, en el resto de elecciones es el color rojo de los socialistas el que se ha extendido de forma mayoritaria por el mapa de la provincia. Y eso incluye las últimas cuatro convocatorias. En 2004, el PSOE logró sus mejores resultados históricos en la provincia en unas europeas, con un 52% de los votos, porcentaje que ha descendido de manera acusada en los comicios posteriores.
Tomando como referencia el paso por las urnas en mayo de 2019, el PSOE fue el partido más votado en conjunto de la provincia, con 244.922 apoyos, el 36,5% del total, aventajando en unos 9 puntos al Partido Popular, segunda fuerza, con 168.596 papeletas (25,23%). Esa convocatoria estuvo marcada por la presencia de Ciudadanos, ahora desaparecido del mapa, que se aupó a la tercera posición, con 92.090 votos (13,78%).
La ausencia del otrora partido naranja pudiera beneficiar, de inicio, a las aspiraciones del PP de mejorar sus resultados. El cuarto partido con más apoyos en 2019 fue Unidas Podemos, con casi 76.000 votos (11,37%), seguido de Vox, con 52.481 papeletas (7,85%).
La abstención ese año fue del 44,61%, casi 16 puntos menos que en mayo de 2014, cuando el PSOE fue de nuevo el más votado, con el 30,14% de los votos, seguido del PP con el 25,54%. Izquierda Unida concurrió por última vez a las elecciones europeas, consiguiendo 59.059 votos (12,66%). Lo mismo ocurrió con UPYD, que obtuvo 43.048 votos (9,23%), adelantando a Podemos, con 34.437 votos (7,38%).
El resultado de las elecciones comunitarias de 2009 es el más ajustado de todo este ciclo. Los socialistas aventajaron en la provincia a los populares por apenas 0,21 puntos, lo que, traducido en votos, fueron 896.
A partir de ahí, en 2004, el PSOE logró el 52% de los votos; en 1999 fue el PP el que encabezó el resultado final, con el 41,43%, y justo cinco años antes, en 1994, obtuvo también la victoria en la provincia, con el 36,95% de los votos. Las dos últimas referencias electorales con las europeas como protagonistas fueron en 1989 y 1984. En ambas citas fue el PSOE el ganador, con el 50,26% y el 49,18%, respectivamente.