Desde personajes ilustres como María Zambrano, Pablo Picasso o Victoria Kent, a malagueños de a pie como un limpiabotas o una familia disfrutando de una boda. Todos ellos forman parte del archivo sonoro del grupo de investigación VUM de la Universidad de Málaga, que cuenta con más de 175 horas de grabaciones y una base de datos de 200.000 palabras. El propósito es poner en valor la identidad lingüística y la historia de la ciudad desde la segunda mitad del siglo XX hasta hoy, a través de las voces de sus habitantes.
Este proyecto comenzó hace más de 30 años por parte del grupo VUM (Vernáculo Urbano Malagueño) de la UMA. Las investigaciones desarrolladas en estas tres décadas se reflejan ahora en un libro llamado Las voces de Málaga. Reconstrucción y archivo sonoro de la ciudad lingüística, firmado por los investigadores Antonio Manuel Ávila, Juan Andrés Villena, Álvaro Molina y Georgios Sionakidis.
En estos 30 años, el habla de la ciudad ha evolucionado, tal y como han comprobado los investigadores, que buscaron completar los datos mirando hacia el pasado. "Una vez que ya habíamos constatado las diferencias, queríamos ver dónde empieza ese proceso de cambio, pero no teníamos acceso a los materiales previos a la década de los 90. Lo que hicimos fue poner en práctica un proyecto de micromecenazgo, donde invitamos a la población malagueña a que contactasen con nosotros y nos facilitaran materiales para reconstruir el habla de la ciudad", detalla Antonio Manuel Ávila, profesor del área de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras.
La respuesta de la población malagueña fue "magnífica", lo que ha permitido elaborar una base de datos con más de 175 horas de grabación en la que están representadas todo tipo de personas, desde los años 50 del siglo pasado hasta la actualidad.
¿Y cómo ha cambiado la forma de hablar en Málaga? La evolución se refleja "en la pérdida de comportamientos más locales, más vernaculares, y se ha ido acercando hacia lo que podemos considerar una variedad lingüística intermedia", señala el docente.
Para entender los principales cambios, Ávila usa diferentes ejemplos. Uno de ellos es el seseo que siempre ha identificado a la población malagueña y que se ha ido perdiendo, según explica. "La distinción de S y Z es un fenómeno que nunca se ha manifestado en el habla de Málaga en los años 50, y que ahora es muy común, sobre todo entre las personas jóvenes".
El perfil de personas que usa y promociona esta variedad intermedia es el de jóvenes, especialmente "mujeres universitarias, con nivel de formación alto", según señala el profesor de la UMA. Como motivo, apunta hacia la globalización, una tendencia en la que se pierden características muy locales.
Entre las palabras que ya no son tan usadas entre las nuevas generaciones, Ávila destaca algunas como guarrito (taladro) o chorraera (tobogán). "Mi hija pide un café con leche, y yo pido un sombra o una nube. Conoce perfectamente el significado, pero no lo tiene tan interiorizado en su día a día. Ese proceso de cambio es sencillamente una característica de la evolución de la lengua. Es una tendencia que se observa en otras variedades lingüísticas, no sólo del español sino de otros idiomas", señala.
El libro se divide en cuatro ámbitos de interés, con sonidos y grabaciones (aquí una muestra) que buscan acercar la vida social de la Málaga del siglo XX. El primero de ellos es el paisaje urbano físico (los barrios) y el paisaje humano (los tipos, los personajes y las gentes), como es el caso del afilador que iba con su bicicleta por la ciudad, según explica Ávila.
En segundo lugar se encuentra la transformación urbana y social tras la Guerra Civil y el inicio de la inmigración rural, "que ha modificado radicalmente la estructura y la vida formal e informal de la ciudad", con testimonios de personas que cuentan como vivieron esa época.
La tercera parte se dedica a la persistencia de la desigualdad y la miseria, "profundamente anclada en la historia de Málaga", marcada a través de sus barrios, con voces que muestran el "contraste".
Por último, en cuarto lugar, se ubican las fotografías sonoras, con personajes de todo tipo, como un limpiabotas de la época. "El libro tiene una doble vertiente, con un gran valor científico pero también divulgativo, para cualquier persona que quiera acceder a estos materiales", detalla Ávila, que recalca que los interesados en conocer todo el archivo pueden ponerse en contacto con los investigadores. "El material es tan enorme que no se puede depositar en una nube, el libro es una muestra de todo lo recopilado".
El profesor de la UMA recalca que el proyecto "no hubiera sido posible" sin la ayuda de la población malagueña. "Estoy muy agradecido, para mí ha sido muy emotivo que las personas nos llamasen y nos ofreciesen parte de su vida".
Asimismo, subraya la colaboración del Archivo Histórico de la ciudad, el Ayuntamiento de Málaga, la Diputación Provincial, hermandades locales y el Centro Julián Sesmero de Alhaurín de la Torre. "Ha sido un proyecto muy emocionante", asegura.
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