Las lluvias acumuladas durante toda la Semana Santa, con especial incidencia el sábado y el Domingo de Resurrección, están permitiendo a los pantanos de la provincia de Málaga saciar en parte la sed que vienen arrastrando desde hace meses.
Aunque el crecimiento del agua embalsada es más que llamativo, la realidad es que el porcentaje de llenado sigue siendo escaso, poniendo de relieve la gravedad de la situación en la que se encuentra este territorio.
Pese a ello, y tratando de ver el vaso medio lleno, basta decir que los actuales 150 hectómetros cúbicos recogidos en las presas contrastan con los apenas 95,33 que había en el momento más crítico de los últimos meses. Por simplificar la dimensión de esta ganancia valga decir que equivale al consumo de la capital de la Costa del Sol, con más de 586.000 habitantes, de casi un año.
Hay que tener en cuenta que el volumen seguirá creciendo, previsiblemente, durante varias jornadas más debido a las escorrentías. Un factor al que sumar otra variable claramente beneficiosa de este reciente periodo de lluvias: la recarga de los acuíferos, cuya explotación es esencial en la estrategia de la Junta de Andalucía para garantizar el suministro.
De todas las infraestructuras existentes en la provincia, es especialmente reseñable el impacto que las precipitaciones están teniendo sobre La Viñuela, el más grande de todos. De estar técnicamente muerto, dado el ínfimo nivel de agua embalsada, a ser un pantano renacido. Aunque, usando un término médico, con las constantes vitales aún bajas.
Los más de 27 hectómetros cúbicos ya acumulados son 11 más que la semana pasada, cuando el registro era de 16,53, y supera también el dato de hace un año. Y pese a ello, apenas se encuentra a un 16,5% de su capacidad total. Desde el punto de vista porcentual, el que presenta un mayor llenado es La Concepción, por encima del 56%, con unos 33 hectómetros cúbicos. Son casi 13 más que hace una semana.
Los parámetros obligan a no lanzar las campanas al vuelo ni a modificar de manera radical la estrategia que justamente a principios de febrero puso sobre la mesa la Junta de Andalucía, restringiendo a un máximo de 160 litros por personal el consumo en la provincia de Málaga. Medidas a las que se ha sumado más recientemente la prohibición de llenado y rellenado de piscinas de urbanizaciones privadas, por ejemplo.
A la espera de las nuevas determinaciones que sean adoptadas por el comité de sequía, ya se ha producido un primer movimiento político de calado. El presidente andaluz, Juanma Moreno, aprovechando el efecto de las lluvias, descartó ayer la necesidad de que el próximo verano haya que suministrar agua por medio de barcos. Una solución que se ha negociado y planteada seriamente ante la gravedad de la situación.
Pese a este cambio, Moreno ha sido claro al reclamar un consumo responsable. A modo de ejemplo ha destacado que si bien estas lluvias han permitido que La Viñuela reviva, incrementando su volumen un 60%. "Con este dato pensaremos que está lleno, ¿no? Pero no es así. No podemos tirar campanas al vuelo con la sequía", ha remarcado.
"Las precipitaciones han aliviado enormemente la situación que estábamos viviendo de tragedia y de angustia en Andalucía con la sequía. Pero no es suficiente; ruego responsabilidad en el uso del agua", ha incidido.