Nuria murió el pasado 13 de marzo en el interior de una cámara frigorífica de la prisión catalana de Mas d'Enric, en El Catllar. Un preso conflictivo de la cárcel se obsesionó con ella y la apuñaló mortalmente con un cuchillo para después suicidarse. Estaba en la cárcel, precisamente, por hacerle exactamente lo mismo a otra mujer en 2016.
Este fatídico suceso ha enfurecido a los funcionarios de prisión de toda España, que se han puesto en pie de guerra para defender sus derechos y, sobre todo, la memoria de su compañera, que inocentemente y por hacer su trabajo, ha acabado sin vida. Es por ello por lo que este lunes, desde las seis de la mañana, se han concentrado en decenas de cárceles de todo el territorio nacional funcionarios de prisiones, incluido en la cárcel de Archidona.
Desde allí, un centenar de funcionarios están protestando por el asesinato de Nuria, pero sobre todo para pedir a Fernando Grande-Marlaska, actual ministro del Interior del Gobierno de España, y al secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, más seguridad en el interior de las prisiones españolas.
Algunos de los manifestantes aseguran a EL ESPAÑOL de Málaga que "no tenemos hora" y que estarán en la puerta de esta instalación el tiempo que sea necesario hasta que se haga justicia y tengan más seguridad en sus puestos de trabajo.
En muchas de las prisiones españolas, como Archidona, la idea es generar un encierro, de manera que no puedan ser relevados por compañeros que acudan a primera hora del día a su puesto de trabajo. En estos momentos, una gran barricada impide el acceso al centro malagueño.
"Nosotros estamos aquí cerrando la prisión para exigir muchas más medidas de seguridad, un principio de veracidad en los partes, agentes de autoridad, lo que siempre habíamos exigido, que somos una profesión de riesgo. Llevábamos avisando desde hace muchísimo tiempo diciendo que el abandono institucional y la sociedad nos iba a matar y al final ha ocurrido, trágicamente un asesinato, y aquí nadie mueve nada ni se acuerda de los funcionarios de prisiones que estamos completamente abandonados", relatan.
En Málaga, de momento, se trata del único centro penitenciario con los accesos cortados. Unos cien trabajadores se encuentran manifestándose a las puertas de la cárcel en estos momentos y parece que en las próximas horas se sumarán más trabajadores. También han hecho lo propio otras prisiones como Villena, en Alicante; Morón, en Sevilla; o Aranjuez, en Madrid.