Antequerana de nacimiento y de crianza, se ha convertido, junto a su compañero de estudio, Alexis González, en uno de los referentes de la arquitectura de interiores de la Costa del Sol. Muchas de las villas millonarias que anhela en Marbella, llevan su firma.
La misma que luce en los apartamentos de lujo de Sierra Blanca Tower, una de las tres edificaciones de 21 plantas (falta una por construir) que ya se levanta en el litoral Oeste de Málaga. Cada una de las viviendas del primer proyecto residencial de Sierra Blanca Estates en la capital malagueña, a su escala, es sinónimo de lujo. Y en cada una de ellas el detalle, y la calidad técnica, están cuidados hasta el extremo.
Poco antes de iniciar la entrevista, que tiene lugar en una cafetería del centro comercial Vialia (la cita está fijada para las 15:00 horas del jueves porque a las 17:00 horas coge un tren), Lucía posa junto a las antiguas naves de Renfe. El flechazo al verlas es inmediato. "Me encantan estos edificios como abandonados, pero con espacios tan abiertos", confiesa, para lanzar al aire: "Lo que yo haría aquí".
¿Y qué haría?
Un showroom, un estudio brutal.
Es la última pregunta de la entrevista. Pero refleja la manera en la que Lucía Casaus mira a su alrededor.
Hábleme de usted.
Soy de antequerana; mochada, como decimos allí. Mis padres son de Antequera. Nací allí, me crie allí, estudié allí. Y luego me fui fuera. Aprovechábamos los veranos para ir a la costa, porque mi padre era arquitecto y tenía una promotora.
¿Recuerda el momento en que en su cabecita nació la idea de ser arquitectura de interiores?
No sabría cómo describirlo. Recuerdo que, siendo muy pequeñita, siempre me llamaron mucho la atención los planos que dibujaba mi padre y todo lo que tenía en el estudio. Me gustó mucho ese mundo, ese universo. Uno de los primeros dibujos que hice fue el plano de mi casa de Antequera. Mi padre me ayudó. Me decía 'las puertas se dibujan así; las ventanas se representan así, los muros hay que hacerlos así'. Desde pequeña siempre me llamó la atención el diseño. Siempre tenía una libreta donde dibujaba casas o diseñaba muebles. En aquel momento los pintaba con estrellitas, con lunas, soles y muñequitos. Fue mi padre el que me orientó, quien me dijo que eso se llama arquitectura de interiores.
"Desde pequeña tenía una libreta donde dibujaba casas o diseñaba muebles. En aquel momento los pintaba con estrellitas, con lunas, soles y muñequitos"
Uno tiene la impresión de que la arquitectura de interiores siempre ha sido como algo secundario dentro del proyecto global.
Es que la gente divide en dos partes lo que es el interiorismo y la arquitectura. Y mucha gente engloba el interiorismo en lo que es la decoración, el mobiliario. Lo que yo estudié era el diseño de los espacios interiores, la distribución, el diseño de cuartos de baño, cómo distribuir todos los espacios para que tengan un sentido, y sobre todo una funcionalidad, para que cada espacio no solo sea estético, sino confortable a su manera…
Elementos interiores, techos, iluminación, suelos, materiales. Todo. Y luego viene la decoración, por supuesto. La idea fundamental detrás de la fundación de GC Studio junto a mi socio Alexis González fue, precisamente, aunar decoración, interiorismo y arquitectura. Cuando lo unes todo desde el primer momento, el proyecto fluye, evita problemas y permite ahorrar costes.
¿Ha evolucionado el modo en que los clientes aceptan la arquitectura de interiores?
Es posible que Marbella tenga un mercado que demanda más el papel del interiorista que otras partes de España. Pero eso ha cambiado muchísimo. En Madrid, Barcelona, Málaga... Creo que antes estábamos mucho más determinados por la tendencia y ahora esto ha dado lugar a otro valor; el criterio.
Nuestro cliente está más informado, más conectado con el mundo y tiene más capacidad económica que nunca. Ya no quiere seguir una corriente que lo diferencie por lo que es capaz de adquirir, ahora tiene su propio criterio. El lujo es más personal que nunca y se codifica en sentidos muy particulares.
Mi rol también ha cambiado. Antes nuestros clientes se ponían en mis manos para que yo pudiera asesorarles en base a su proyecto, tendencias del mercado... Ahora, sin embargo, yo soy más el elemento de descodificación de todo ese universo personales de gustos e ideas que tienen y que desean dar vida a través del interiorismo de sus casas.
"Nuestro cliente está más informado y tiene más capacidad económica que nunca. Ya no quiere seguir una corriente que lo diferencie por lo que es capaz de adquirir, ahora tiene su propio criterio"
¿Los promotores también son conscientes de eso?
No funciona si no metes al interiorista en un proyecto. No quieren solamente un arquitecto, quieren el arquitecto más el interiorista. Cuando un promotor entrega una villa, por ejemplo, la quiere terminada, con los muebles, decorada hasta el final, incluso con las sábanas.
Todo listo como si fueras a entrar directamente a vivir en ella, llegas con tu maleta y lo que vas a hacer es colgar la ropa. Es la demanda que hay. Se da el caso de algunas propiedades espectaculares en Marbella que no estaban decoradas y que han estado en el mercado más tiempo de la cuenta.
Cuando nos han llamado para terminarlas, y cuando las hemos decorado, en menos de un mes una de ellas estaba vendida. Puede ser casualidad, pero la demanda que hay ahora es la de un producto terminado completamente. Una vivienda de este tipo tiene que ser una proyección de quien la adquiere, y el interiorismo juega un papel fundamental en ese primer impacto con un potencial comprador. Es algo que el promotor conoce.
Por lo que he visto en su currículo y sus trabajos, tiene mucho cliente de lujo.
Tenemos clientes de todo tipo. Es verdad que Marbella se presta un poco más a ese cliente de alto poder adquisitivo, cosa que también está pasando aquí en Málaga. Ese tipo de cliente, en Marbella, ahora está presente en Málaga. Eso es síntoma de que la ciudad está cambiando mucho, que está creciendo muchísimo.
El nivel de responsabilidad o de exigencia en su trabajo, ¿varía en función de la capacidad económica del cliente?
No por la capacidad económica, pero sí de cada cliente. Hay clientes que se implican hasta el último detalle y otros que no lo hacen, que a lo mejor confían más en ti o tienen menos idea. Esto conecta con lo que comentaba antes sobre el criterio de esta nueva generación de clientes. No se trata de cuánto estés dispuesto a pagar por mi trabajo, sino de la utilidad que quieras darle al mismo para tu propio beneficio.
Porque tener dinero no es lo mismo que tener buen gusto.
Nunca lo ha sido. Tener dinero es algo objetivo, el gusto estético es subjetivo. Mi madre siempre dice que para gustos; colores, puede parecer una expresión muy coloquial, pero yo misma afronto mi trabajo cada día con esa premisa. Antes comentaba que ahora mismo los clientes están más conectados con el mundo y eso les ofrece una idea mucho más clara de lo que quieren y de lo que no.
Mi rol está en hacérselo fácil y crear un resultado estético y funcional a la altura de mi trabajo y del de mi estudio. Hay gente mucho más familiarizada con este tipo de proyectos desde el inicio, y otras personas que no saben leer un plano y necesitan que todo sea mucho más visual.
Esto ya marca un sesgo en el tipo de trabajo que tengo que hacer. Hay clientes que adquieren una primera vivienda, otros han tenido varias, esto también determina mi relación con ellos. Cada cliente es un mundo, yo no, es por eso por lo que mi visión no cambia, solo se adapta a cada nuevo contrato.
Cuando se pone delante de un proyecto, ¿qué objetivos se marca?
Siempre tienes una idea a nivel estético o de estilo. Por eso es muy importante que la arquitectura vaya de la mano del interiorismo. Puede que quieras hacer una decoración o un interiorismo de un estilo, pero la arquitectura no respira ese mismo lenguaje. Es muy importante tener en cuenta el diseño arquitectónico de la casa. Ocurre que tienes una casa terminada y el cliente quiere una determinada decoración. Todo muy moderno, pero resulta que la casa es estilo andaluz. Tenemos que buscar el equilibrio.
En ese trato con el cliente, ¿hay momentos de tensión?
Normalmente, no. Siempre intentas decirlo como mucha mano izquierda, intentas llevarlo a tu terreno de una forma suave. Pero sí hay clientes que tienen un poco más carácter y quieren inculcar su planteamiento. Cuando eso ocurre intento mostrárselo, que él mismo lo vea.
¿Hay algún proyecto del que se sienta particularmente orgullosa?
Esa pregunta me la han hecho un montón de veces e intento pensar en uno concreto. Pero no puedo decir uno. Cada uno de los proyectos que vienen es un reto y cuando estás con uno entre manos, trabajando, estás completamente enamorada de él. Cuando lo terminas y entra otro, aunque no tenga nada que ver con el anterior, te vuelves a enamorar y a ilusionar. En el estudio, tanto Alexis como yo, nos repetimos a menudo que nuestro mejor proyecto es el que está por llegar.
Le quiero preguntar por el trabajo que está realizando en Sierra Blanca Tower. ¿Qué hace tan especial este proyecto?
Lo primero es una torre de veintidós plantas. Es un concepto muy diferente, otro concepto de apartamento, otro concepto de estilo de vida. En cada proyecto, ya sea una villa o apartamento de 1.000 metros, lo que buscas es una armonía en el estilo de vida interior de la casa.
Tienes que imaginarte a la persona viviendo dentro. Y al ser una torre, el estilo de vida es completamente diferente. Es el primer proyecto que puedes comparar con un concepto de hotel 5 estrellas, donde tienes todos los servicios. Vas a la planta dos y tienes un gimnasio; vas a la otra planta y tienes un spa increíble. Es un modelo que sí ves en Dubái, por ejemplo, y ahora lo tienes aquí. Estoy completamente enamorada de cada uno de los apartamentos. Me da igual irme a la planta tres, a la planta cuatro, a la planta veintidós.
(Sierra Blanca Tower) "Es el primer proyecto que puedes comparar con un concepto de hotel 5 estrellas, donde tienes todos los servicios; es un modelo que ves en Dubái, por ejemplo, y ahora lo tienes aquí"
¿Todos los apartamentos de la torre son iguales desde el punto de vista del interiorismo?
No, hay diferentes tipologías. Pero es verdad que hay algunas que se repiten. Entre las plantas tercera a la catorce se concentran seis tipologías de vivienda diferentes y, entre las plantas catorce a la dieciocho, otras tres. Esto sin contar los dos áticos-dúplex que coronan la torre. Tenemos clientes en cada planta y cada uno es diferente. Dentro de cada propiedad, aunque la distribución se pueda parecer, personalizamos detalles.
Ahora que la terminación de la obra está próxima, ¿tienen muchas peticiones de clientes?
Sí. Puedo tener un cliente al que le gusta más una determinada madera y otro que quiere nogal; uno que prefiere los mármoles y otro que quiere un tipo aplacado. Varía mucho. En la planta cuatro estamos haciendo dos apartamentos parecidos. A un cliente le hemos puesto unos panelados de madera en el salón y a otro, no.
La joya de la corona, por así decirlo, son los dos áticos.
Son completamente diferentes al resto. Es verdad que desde la planta cuatro tienes unas vistas espectaculares al mar y sientes que estás en un barco. Pero cuando subes a la planta veintidós, es otra historia. La distribución no tiene nada que ver con el resto de las plantas, tienen doble altura y los acabados son diferentes. Ahí estamos haciendo algo muy especial a nivel interiorismo… Tengo muchas ganas ya de terminar con esas dos unidades.
Además de los apartamentos, han trabajado en todas las zonas comunes…
En Sierra Blanca Tower hemos hecho todo el proyecto de interiorismo junto a Carlos Lamela. Para nosotros ha sido un honor trabajar con un arquitecto de esa categoría. Y más cuando se trata de un proyecto de este calibre para una ciudad como Málaga y en un momento de expansión y foco internacional como este. Hay que destacar el empeño, el cariño, las ganas y la energía que Sierra Blanca Estates pone en terminar las cosas bien, en crear calidad en su producto. No todo el mundo lo hace. A ellos nos les importa invertir en esos detalles, se vuelcan para que el cliente esté contento y feliz.
Le preguntaba al principio por los objetivos que se marca cuando inicia un proyecto. Sobre todo, porque el reto suyo es vincular al cliente con un espacio que va a ser su hogar.
No destacaría por seguir mucho las modas, porque las modas pasan. Por supuesto que estamos al tanto de todas las novedades, sobre todo a nivel colores, colecciones... Pero intentas hacer algo que perdure en el tiempo y que no sea solamente de temporada. Eso creo que el cliente lo ve. Un hogar no es un escaparate que se lleva hoy, que se puede llevar mañana; un hogar es un espacio en el que te sientes cómodo, en el que sientes buena energía al estar dentro. Buscar ese equilibrio entre las formas, el mobiliario, los acabados, los suelos, los techos, la iluminación, es importantísimo tanto en la parte de arquitectura como de la decoración.
Para muchos, estas tres torres son el ejemplo claro del salto que está dando Málaga en los últimos años.
Sierra Blanca Tower está trayendo un cliente que no había antes. El concepto de cliente que tengo en Marbella, lo estoy teniendo ahora aquí en Málaga. Tengo clientes americanos que antes ni siquiera estaban en Marbella. Son clientes que solo por la ubicación, la cercanía al aeropuerto, a la Costa del Sol… Antes se hablaba mucho de Marbella; hoy no, hoy es Málaga. Es verdad que es la capital de la provincia y que se ve apoyada por un montón de cosas. Pero es que los clientes extranjeros están tan atraídos por lo que es la provincia en general, por la costa, pero también por el interior. Tengo un montón de clientes y amigos que se van a hacer el Caminito del Rey, que me hablan de Ronda, de Nerja... La provincia está ofreciendo un abanico de posibilidades tanto rústicas como cosmopolitas, servicios, gastronómica…
Se confirma eso de que es la ciudad de moda, la provincia de moda.
Totalmente, y estoy segura de que todavía nos queda mucho por celebrar con esta ciudad a nivel arquitectónico.
"Antes se hablaba mucho de Marbella; hoy no, hoy es Málaga; estoy segura de que todavía nos queda mucho por celebrar con esta ciudad a nivel arquitectónico"
Usted tiene su epicentro en Marbella. Desde hace décadas está la reclamación del tren…
Es verdad que puede facilitar el transporte a mucha gente, pero creo que al cliente que viene a Marbella le da igual que haya tren o no. No obstante, es una infraestructura fundamental para todos los ciudadanos y trabajadores del municipio, no nos podemos quedar atrás en eso.
¿Hay alguna ciudad que conozca por su trabajo que compararía con Málaga?
Podría decir varias, pero realmente no las compararía de la misma forma. Podría decir Miami, con un clima parecido, pero con un tamaño diferente. Pero es que el clima que tenemos en Málaga no lo hay en ningún sitio del mundo; la seguridad que tenemos no la hay en ningún sitio. Yo vivo en Marbella y está a media hora del aeropuerto. ¿Dónde tardas media hora en ir al aeropuerto? Que sí, que nos quejamos de la carretera porque puede haber atascos, pero al final son 15 minutos como mucho. Eso no es nada. Vete a Moscú o a Londres o a Dubái o a París… Pasas horas en un atasco. Aquí no.
Y de todas esas bondades se ha dado cuenta la gente de fuera. Me hablaba antes de iniciar la entrevista que hay un cambio importante entre la Marbella de antes y de después de la pandemia.
Tengo clientes suecos, noruegos, del norte de Europa, que me comentaban hace poco que habían estado tres o cuatro semanas en sus países por las Navidades. Cuando llegaron a Málaga y vieron el sol, la temperatura, dijeron 'no he visto ni media hora el sol en las tres semanas que he estado en Estocolmo'. Muchas veces echan de menos sus raíces, como es lógico, pero cuando se van, todos quieren volver.
Hay algunos que creen que esa atracción puede generar un efecto negativo. ¿Puede Málaga morir de éxito?
No creo que haya que morir de éxito por eso, ni mucho menos. Eso añade riqueza y valor a una ciudad y a la gente. Como profesional, el estar viviendo en Marbella, rodeada de tanto público, de amigos internacionales, es algo que te abre la cabeza, te lanza al mundo, te da a conocer muchísimas cosas. Eso es positivo, no debe ser negativo.
"No haya que morir de éxito por eso, ni mucho menos. Eso añade riqueza y valor a una ciudad y a la gente; es algo que te abre la cabeza, te lanza al mundo"
Antes le preguntaba por el objetivo con el que afronta cada proyecto. Lo hacía porque su trabajo es esencial para hacer de una vivienda un hogar, ¿no?
Mi trabajo, como profesional, sigue siempre unas metas muy objetivas y ese resultado (sea cual sea la forma en la que cobra vida) persigue propósitos muy variados. Por supuesto que siempre me enfoco en el aspecto más personal de quien me contrata para trasladar esto a un proyecto, pero mis clientes también son promotores o inversores privados que no buscan habitar una vivienda sino que otras personas lo hagan. Sea cual sea el tipo de cliente, como digo, las metas objetivas de mi trabajo son siempre crear espacios técnica, funcional y estéticamente atractivos para vivir y reflejar un estilo de vida coherente con la personalidad del proyecto.
¿Cómo llegan los clientes hasta su estudio?
Ahora sí tenemos web y redes sociales, que funcionan como una especie de escaparate, en el que podemos actualizar todos los proyectos. Pero cuando empezamos lo hicimos sin publicidad alguna. Fueron clientes de boca a boca, que creo que es la mejor publicidad que existe. Llevo unos 14 años en Marbella. Antes trabajaba en un estudio de interiorismo. A mi socio actual, Alexis, lo conocía de cuando estudiamos en Sevilla. Estábamos en la misma residencia. De eso hace más de 20 años. Él se fue a Nueva York y estuvo trabajando en un estudio muy importante firmando grandes proyectos de arquitectura en la Gran Manzana. Nos volvimos a encontrar y decidimos juntarnos y montar el estudio. Lo hicimos en el momento más adecuado.
Desde luego, no les faltan los clientes.
Cuando empezamos tenía algunas referencias anteriores. Tuvimos la oportunidad de traernos mucha clientela. La verdad es que fue una sorpresa para nosotros, porque, aunque era un buen momento en Marbella, ese paso daba un poquito de miedo. Pero fue uno detrás de otro y cada vez más. Ahora somos 16 personas en el estudio y nuestra mirada siempre está en lo que nos espera en el futuro.