La seguridad es uno de los factores determinantes para la competitividad turística. Que una ciudad tenga una baja tasa de criminalidad no quiere decir que automáticamente se convierta en el punto predilecto de los turistas. Pero sí que influye a la hora de ocupar una posición predominante dentro de los indicadores de potencial de destino.
Aunque es fundamental resaltar que la seguridad absoluta, del 100%, es una quimera, sí que interesa conocer cuáles son los principales delitos y de qué forma se distribuyen por un territorio para analizar la forma de ofrecer una mejor experiencia al visitante y al residente. En este sentido, la investigación llevada a cabo por Alfonso Cerezo Medina, Antonio Peláez Verdet y Juan Francisco Sortino Barrionuevo, de la Universidad de Málaga, ofrece algunas respuestas clave.
Bajo el título Delitos sobre turistas: el caso de la ciudad de Málaga, el proyecto subraya que el hurto es el delito más común denunciado por los visitantes en la capital. Este fenómeno se repite en más de tres de cada cuatro ocasiones, identificándose 1.425 denuncias sobre las 1.735 que afectaron a este colectivo durante 2018 y los tres primeros meses de 2019.
El Centro, el núcleo
La localización de los mismos también refleja un patrón diferente en comparación con los residentes. La investigación muestra que los puntos “más frecuentes” para que un viajero sufra uno de estos incidentes son la playa y los espacios abiertos, los alojamientos y los restaurantes, seguidos de los museos y las instalaciones de transporte.
Por el contrario, la vía pública urbana y los establecimientos de alimentación y comerciales, así como ámbitos domésticos como los garajes y pisos, o los centros docentes o deportivos son los lugares que “concentran significativamente más” los hurtos a residentes.
De esta forma, el mapa de color realizado por los investigadores muestra cómo el Centro es el núcleo en el que se produce el mayor número de hurtos a turistas. Junto a este eje se sitúan otros puntos que, aunque con menor intensidad, también representan un foco de atención a considerar: el Muelle 1, La Malagueta, El Perchel Sur y la intersección entre El Bulto y la Misericordia son los principales puntos a tener en cuenta.
Esta distribución se encuentra justificada en base a la función social que desempeñan. Así, los investigadores resaltan que la proximidad de la Estación de tren de cercanías y AVE María Zambrano, y la Estación de Autobuses de Málaga, explican esta concentración.
Los pequeños grupos de incidencias ubicados en las zonas de Huelin-Atalaya–El Bulto responden a las áreas de playas urbanas, “muy concurridas y populares en la capital malagueña”. “Por último, hay que destacar la zona de La Malagueta, en donde la influencia del Puerto de Málaga y su zona comercial (Muelle Uno), junto a la playa urbana de La Malagueta, atraen de forma habitual flujos turísticos, que coexisten con una gran concurrencia de residentes”, expone.
En el caso de los residentes, el dibujo cambia significativamente. Aunque el casco histórico sigue siendo el epicentro y el Muelle 1 y La Malagueta los satélites principales, la intensidad de color es mucho mayor. Además, hay que sumar el incremento de la intensidad en El Perchel Sur en su intersección noreste y oeste así como entre el Bulto y la Misericordia. En el resto de distritos también se produce un mapeo más amplio, aunque de intensidad media. A tener en cuenta, las Chapas, San Rafael, Cruz de Humilladero, la Trinidad o Pedregalejo.
El verano, protagonista
La importancia de este análisis no reside únicamente en el dónde, sino que el cuándo también representa un papel fundamental a la hora de trazar este mapa conceptual. Así, los investigadores afirman que las denuncias por parte de residentes permanecen significativamente más estables a lo largo del año que las de los turistas, que adquieren un comportamiento más estacional.
Precisamente, es el verano la fecha en la que los visitantes registran un mayor número de denuncias por delitos en general (36% de todas las puestas por este colectivo a lo largo del año). Sin embargo, para los residentes “solo ascienden” a un 24,5%. En cuanto a las consecuencias, la investigación expone que “es llamativo” que el 32,6% de las denuncias puestas por residentes pudieron esclarecerse, frente al 15,7% de las de los turistas, que no pudieron clasificarse como tales.
Como conclusión, subrayan que “puede esperarse una concentración significativa de incidencias de turistas en los meses de verano, unida a una menor tasa de esclarecimiento de las mismas”.
Además, hay que destacar que los fines de semana son los días en los que los turistas más sufren los hechos delictivos, muy por encima de la pauta que presentan los residentes. Así, el pico de criminalidad para los residentes se produce los viernes, con un 15,3% de los mismos, seguido muy de cerca por el sábado (15,1%) y los lunes (14,9%). En cambio, para los turistas, el pico también se sitúa en el sábado, solo que con casi un 19% del total, seguido de viernes y domingo, que rozan el 15%.
Muestra
Este estudio, que lleva por título Delitos sobre turistas: el caso de la ciudad de Málaga, trata de evaluar si existen comportamientos delictivos que se enfoquen sobre perfiles concretos de turistas y deducir la concentración espacio temporal de las denuncias.
Para ello, han analizado el listado de denuncias que se han registrado en el municipio de Málaga durante 2018 y los tres primeros trimestres de 2019, cuyo número total se cifró en 46.580 incidentes, aunque una vez procesados se incluyeron en el análisis 29.741 denuncias de residentes en Málaga y 2.058 de turistas.