"Estamos dando una imagen lamentable", afirmaba en el mes de septiembre un concejal de Vox en una localidad andaluza. Lo hacía a raíz de los constantes enfrentamientos que se despertaban hace menos de un año con motivo de las primarias en el partido de Abascal. La situación, al menos en Málaga, parece no haber cambiado, según relatan militantes de la formación.
Aquellas primarias dejaron tras de sí un reguero de descomposición prácticamente irresoluble. El entonces factótum, José Enrique Lara, se veía en la tesitura de revalidar el liderazgo frente a un puñado de candidaturas. Llegaron a postularse cuatro rivales, aunque finalmente fue cosa de dos: Lara y el coronel de la Legión Enrique de Vivero.
Lara controlaba el partido por designación directa de Madrid desde hacía años. Su gestión personalista le valió que se levantaran muchas voces discordantes, hasta el punto de que en más de una ocasión los propios militantes solicitaron a Madrid que se impusiera una gestora. Málaga, una de las principales provincias de España, se mantiene ajena a Vox: no tiene ningún diputado provincial y en los 103 municipios de la provincia sólo tiene 9 concejales. En 2019 recibió el 1,14% de todos los votos.
Vox no existe prácticamente en lo local, algo que se contrapone con los resultados según se van viendo en otros niveles: en las elecciones andaluzas de 2018 le votó en Málaga el 11,51% de los participantes en los comicios; en las nacionales del 10N del mismo año el 21,68% de los malagueños apostaban por la formación de Abascal.
¿Por qué Vox se desinfla en las municipales? Según el criterio de diferentes militantes, porque la marca no les sostiene. "En las regionales o en las nacionales, la marca de Vox y de Santi Abascal es la que hace que la gente vote por el partido; eso no pasa en las municipales", afirman.
"Vox a nivel municipal está prácticamente muerto porque no hay estructura provincial". Eso se vio a la perfección cuando Lara salió del cargo. Las primarias de septiembre de 2020 se tuvieron que repetir y en octubre resultó vencedor Enrique de Vivero. El legionario apenas duró un mes: dimitió por posturas irreconciliables con miembros de su propio comité ejecutivo provincial y, por extensión, porque entendía que no contaba con el apoyo de la ejecutiva nacional.
En noviembre Vox Málaga quedaba totalmente descabezado. Desde Madrid impusieron el liderazgo temporal de Patricia Rueda, la diputada nacional. Un mes y medio después, se nombró una gestora que, aún hoy, dirige Antonio Sevilla, concejal del Ayuntamiento de Torremolinos.
Desde entonces, las voces críticas han sido constantes. A pesar de los esfuerzos de Sevilla por generar un ambiente de unidad y trabajo, existe una plataforma antigestora cada vez más activa organizada por uno de los militantes que más poder tuvo en épocas anteriores, Antonio Pulido, que llego a ser número dos en Vox Málaga y hoy, a pesar de su beligerancia y actividad, está suspendido de militancia.
Vox contra Vox
En mayo de 2021, la gestora realiza una batería de nombramientos para reforzar la estructura orgánica. Entre ellos, toma la decisión de nombrar coordinador local de Mijas a Alberto González, el polémico empresario conocido por lanzar la marca Pigdemont. Ese esfuerzo de normalización fue entendido de forma muy positiva por una parte de la afiliación; sin embargo, a otra le resultó un ataque directo a la gobernanza del partido.
A finales de ese mes, la guerra volvía a estar abierta: Antonio Pulido levantaba la voz para postularse como líder. Lo que lidera -y con bastante ruido- es la plataforma antigestora.
Como fin de curso, el 29 de julio se celebró en la sede de Vox Málaga una reunión de cargos orgánicos en la que se hizo balance de su gestión. Una importante representación de coordinadores y cargos provinciales acudieron para proponer, hablar y, también, saber de primera mano cuál era la situación de Málaga en la estrategia nacional. El día antes a la reunión, Sevilla se reunió con Abascal para ello.
El 30 de julio, viernes, se escenificó la batalla campal -política- interna que vive Vox. Estaba anunciada una comparecencia de la diputada nacional Patricia Rueda en la sede provincial. Y se produjo. Dentro de la sala, una relativa normalidad, aunque entraba ruido de cencerros y silbatos desde muy cerca.
Frente a la sede, más de una decena de militantes pertenecientes a la plataforma antigestora se manifestaba montando escándalo. Al frente, Antonio Pulido, que unos días antes había promovido la presentación de un manifiesto exigiendo la normalización del gobierno del partido.
Fue tal el enfrentamiento que la Policía Nacional levantó un acta de denuncia a los militantes de Vox que se manifestaban tras recibir una llamada de otro militante de Vox, en este caso, de los que estaban en el acto de Patricia Rueda. "Los policías fliparon: miembros de Vox estaban siendo denunciados por su propio partido". Esto sólo envalentonó a Pulido, que a inicios del mes de agosto se postulaba como líder nacional antigestoras.
Patricia Rueda, ¿candidata?
Desde varios sectores de la formación de Abascal se da por seguro que la diputada nacional malagueña Patricia Rueda será la candidata a la Junta de Andalucía en los próximos comicios. "Gavira dará batalla", aducen fuentes cercanas.
¿Qué ocurre si Patricia Rueda es candidata? Tendría que abandonar, en algún momento, su escaño nacional. La cuestión es que la primera en la lista para la sucesión es Patricia Cristobalina García de Herrera Fernández, a la sazón, mujer de Antonio Pulido.
Fuentes cercanas a los militantes antigestora denuncian que a García de Herrera le están devolviendo las cuotas para que conste como baja en la militancia por impagos, de modo que, en caso de existir una sucesión futura, el cargo recayera sobre Antonio Alfonso Alcázar Díaz, alguien menos incómodo que ella.
En cualquier caso, el nuevo curso se presenta intenso para Vox en Málaga y su provincia. Mientras la gestora trata de poner en marcha y rodar una estructura orgánica, desde fuera se sigue viendo como antidemocrática e ineficaz: "La proliferación de cargos refleja una búsqueda de control de la situación y de obtención ficticia de apoyos" para conseguir "una ganancia electoral" en las futuras primarias.