Los habitantes de Málaga lo saben porque lo han vivido en sus propias carnes, pero pocas veces se había visto de manera tan explícita como hasta ahora. La provincia, para bien o para mal, ya no es la misma que era hace tres décadas. Y este cambio se puede observar hasta desde el espacio.
Las cámaras de los satélites europeos y estadounidenses han captado la superficie del planeta con una precisión asombrosa desde el año 1984 a la actualidad. Más de 24 millones de fotos satelitales que, gracias a la reciente última actualización de la aplicación Google Earth, están ahora a disposición de cualquier internauta: a un golpe de ratón, se pueden observar cómo se derriten glaciares, desaparecen ecosistemas o nacen ciudades en mitad del desierto.
En este rincón del Mediterráneo, los cambios no se han quedado atrás. La herramiento de Google permite ver cómo los pueblos y ciudades malagueños han ido ganando cada vez más y más terrreno hasta encontrarse unos con otros, con un resultado propio de nuestro siglo: una gran conurbación en la que se concentra toda la Costa del Sol.
Esta megalópolis de la provincia de Málaga va desde Manilva hasta Nerja, prácticamente sin respiro para el terreno virgen. Una ciudad de ciudades que no parece tener planeado dejar de mutar y crecer en los próximos años, como si tuviera vida propia.
La ciudad tiene su propio tiempo vital y, como el nuestro, consta de pasado, presente y futuro. Gracias a la tecnología, ahora podemos disfrutar dándole al play en cada mapa de este carrusel de imágenes de lo que ha sido y lo que ahora es. En ellas están las calles en las que se enamoraron nuestros padres, los hospitales en los que nacimos o las playas en las que vimos el mar por primera vez.
Teatinos, a paso imperial
El barrio universitario por excelencia de la ciudad de Málaga es uno de los que más crecen. Las primeras facultades se empezaron a establecer a mediados de los '80 en zonas entonces sin urbanizar cercanas al Puerto de la Torre y, desde entonces, el crecimiento ha sido prácticamente ininterrumpido. Y la expansión continúa: el momento en el que el Parque Tecnológico de Andalucía y Campanillas queden perfectamente integrados con la ciudad parece inevitable con el paso del tiempo.
El Aeropuerto crece
Los límites entre el municipio de Torremolinos y el de Málaga se difuminan cada vez más con el flujo del tiempo. Mientras las urbanizaciones crecían a un lado y otro, el aeropuerto pasó de una sola pista a convertirse en el gran complejo que es hoy. Por su parte, el río Guadalhorce y su desembocadura pierden cierto verdor en su entorno, comparando las fotos fijas de 1984 y 2020.
El Puerto gana terreno
Otro de los aspectos más llamativos en una primera mirada espacial al paso de los años en Málaga es el avance de su puerto. El contraste con el mar permite apreciar de forme clara las distintas ampliaciones en los muelles de la estación portuaria. En las playas de la Malagueta y El Palo, también se puede ver cómo se divide la larga línea litoral mediante la creación de espigones para evitar olas de gran tamaño.
Torre del Mar se une a Vélez
Dos localidades que inicialmente se encontraban físicamente separadas una de otra han tendido a encontrarse en un punto intermedio. Lo que antes eran cultivos y campo, hoy son edificiones y calles entre ambas zonas del mismo término municipal. La unión no llega a ser total todavía, pero -manteniendo la tendencia observada- parece irremediable.
El 'boom' tropical
Dejando a la izquierda a Vélez Málaga y Torre del Mar, nos encontramos con la costa de clima subtropical malagueña. La explotación agraria de la zona se nota en el gran número de toldos blancos de invernaderos que han ido apareciendo, como setas, entre el anterior término municipal y el de Torrox, conformando nuestro propio mar de plástico.
El pelotazo marbellí
El origen del auge turístico de Marbella es anterior a la primera data colectada por estas imágenes (el hotel Don Pepe, por ejemplo, abrió dos décadas antes), por lo que el desarrollo de las edificaciones en su término municipal ya era alto de partida. No obstante, en las últimas décadas -y también coincidiendo con el milagro económico del ladrillo- el avance de las urbanizaciones ha sido innegable, y el carrusel de imágenes permite verlo con facilidad.
Estepona y Manilva
Un último ejemplo de cómo la tendencia general de las localidades de la costa ha sido hacia la unión en una gran megalópolis. En el extremo occidental del litoral provincial, las zonas residenciales y turísticas de Estepona y Manilva han ganado terreno a los terrenos vírgenes hasta conformar un solo núcleo urbano.