Madrid es una ciudad que guarda miles de rincones con historias interesantes. Desde el edificio más estrecho hasta el primer rascacielos de Europa, casi cada calle está empapada de historia y tiene algo que contar a quienes la transitan.
Seas turista o ciudadano, madrileño o no, seguro que han sido varias las veces que has pasado por delante de las puertas del Congreso de los Diputados, ya que está en un lugar bastante céntrico y de tránsito en la urbe. Además, debido a la importancia de lo que sucede en su interior, son muchas las ocasiones en las que sale en la televisión y otros medios de comunicación.
Uno de los símbolos más icónicos de este gran edificio son los dos leones que custodian la entrada, situados a ambos lados de la escalera delante de la puerta. Pero ¿por qué son estos dos animales los elegidos?, ¿desde cuándo llevan ahí?, ¿tienen nombre? Hoy damos respuesta a estas y otras cuestiones.
[Recorremos los leones de Madrid… símbolos de EL ESPAÑOL]
Para hablar de estas ilustres figuras se debe tener en cuenta el dato de que su realización se llevó a cabo hasta en tres ocasiones, siendo la primera en 1851. En un primer momento, la fachada del edificio del Congreso de los Diputados se construyó con dos farolas en el lugar en el que hoy hay dos leones.
Esta imagen no convencía a la mayoría de personalidades de las Cortes y se decidió colocar una figura que denotase mucho más poder y fortaleza representando la esencia del pueblo español, así se eligió la figura del león.
El primer encargo de las figuras se hizo a Ponciano Ponzano y Gascón, también, autor del frontispicio del Congreso. La falta de presupuesto para los materiales desembocó en dos obras de buen aspecto que contentaron a la mayoría, pero que, con el paso del tiempo, no aguantaron los efectos meteorológicos de encontrarse al aire libre y se deterioraron en pocos años.
Por ello, se decidió hacer un segundo encargo para construirlos con mejores materiales, encargándolo también a Ponciano, pero pidió un presupuesto muy elevado, así que finalmente fue el escultor José Bellver y Collazo quien llevó a cabo el segundo intento de crear los leones definitivos. Esta creación tampoco convenció a la opinión pública, alegando que eran demasiado pequeños y poco fieros. Estas piezas se pueden ver actualmente en Valencia, en los Jardines de Monforte.
Como se suele decir, a la tercera va la vencida, y en este caso se cumplió. Fue un tercer encargo, que volvió a llevar a cabo Ponciano, el que convenció finalmente a todos. Según la historia, el material de los felinos, en este caso metal, se consiguió en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, tras fundir unos cañones que ayudaron a España a conseguir la victoria en la batalla de Batalla de Wad-Ras, en la Guerra de África.
De esta forma, en 1865 por fin se terminaron las esculturas de los dos leones definitivos que protegen el Congreso de los Diputados, que se bautizaron con los nombres de Daoíz y Velarde, como reconocimiento a Luis Daoíz y Pedro Velarde, dos héroes de la historia que participaron en el levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra los franceses.
Cabe añadir que hubo un grupo de personas que no estaban conformes con el origen del material que se usó para hacer los leones, pues para ellos hacía referencia a la guerra, y se manifestaron contra ello pero sin éxito.
Curiosidades de los leones del Congreso de los Diputados
Por si fueran pocas las peculiaridades que acompañan a la historia del origen de esta pareja de felinos, aún hay más datos curiosos que hoy en día siguen dando qué hablar. El más llamativo tiene que ver con los nombres de los leones y con su género. A priori se reconoce que son machos, ya que los dos cuentan con una imponente melena, propia de este sexo.
Pero algunas fuentes dicen que el nombre real de los animales es uno masculino y otro femenino, Hipómenes y Atalanta, héroe y heroína de la mitología griega, que según la leyenda fueron convertidos en leones y condenados a no mirarse nunca más entre ellos. Esto también daría respuesta a por qué cada león mira para una dirección diferente.
Y es que la cuestión sobre el género de las bestias se acrecentó en el año 1985, para restaurar las esculturas, siendo este el único momento en el que se han movido de su pedestal. Fue entonces cuando se descubrió que uno de los leones contaba con genitales propios del sexo masculino pero el otro no. Un hecho que sigue creando misterio ante dos figuras tan famosas de Madrid.