La Policía Nacional ha detenido al dueño de Opium, una discoteca muy conocida en el barrio de Chamberí de Madrid, por explotar laboralmente a una veintena de mujeres jóvenes que trabajaban como "chicas de imagen", es decir, como reclamo para atraer clientes masculinos.
"Teníamos que ir siempre con tacones y con vestido. Maquilladas y arregladas. Te obligaban a ponerte en las mesas que decían y estar con los clientes toda la noche, beberte su alcohol y hacer que consuman más", contaba a Madrid Total el pasado mes de mayo, una de las chicas que trabaja en este mundo en la capital.
Además, los agentes han identificado a 22 mujeres de entre 20 y 30 años que trabajaban sin estar dadas de alta en la Seguridad Social y con la exigencia de vestir de una determinada manera a cambio de entre 50 y 80 euros la noche, según ha informado la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
Se llama chicas de imagen a las mujeres jóvenes que discotecas pagan por las noches para, como mínimo, animar los reservados y hacer que los clientes consuman más alcohol. Como si fueran objetos de una estantería, a estas chicas se las elige a través de Instagram o grupos de WhatsApp y se les exige llevar un tipo de ropa y tener un trato sugerente con los clientes. Y todo por 50 euros la noche.
"Obviamente, cobrábamos en negro. Nadie te garantiza que te vayan a pagar. Si no ibas vestida como a ellos les gustaba, te dejaban sin cobrar. Igual que si no estabas lo suficientemente animada o te pasabas bebiendo, que en teoría es lo que tienes que hacer, te pagaban menos o directamente no te pagaban", recordaba en el reportaje de Madrid Total donde denunciaba esta situación una de las chicas que trabaja en la noche.
La investigación, llevada a cabo por los agentes de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras, se inició en el marco de un control policial desarrollado sobre varias discotecas de la capital en el que los agentes trataban de identificar si existían casos de explotación sobre las "chicas de imagen".
Y es que Opium no es la única discoteca que usa a mujeres jóvenes como reclamo. También es la realidad en los reservados de numerosos clubs de la capital como Oh My Club, Tiffany's, Shoko, Mon o Nazca.
La Policía Nacional detectó una alta afluencia de jóvenes que coincidían con ese perfil en el negocio del detenido y, tras corroborar la información, llevaron a cabo un registro el pasado diciembre.
Ese día, con la colaboración de la Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social, fueron identificados 66 empleados, entre ellos 22 mujeres que trabajaban como "chicas de imagen" sin estar dadas de alta. Cuatro de ellas, además, se encontraban en situación irregular en territorio nacional.
En total, la Policía propuso sanciones administrativas por 21 infracciones de incumplimiento de la normativa laboral y en materia de extranjería.
200 mujeres en una bolsa de trabajo
La investigación policial evidenció que estas mujeres eran captadas por diferentes vías, entre ellas las redes sociales, y el personal de la discoteca les solicitaba que enviasen fotografías para obtener su visto bueno.
Una vez dentro, pasaban a engrosar una bolsa de trabajo compuesta por unas 200 mujeres, gestionada a través de un grupo de una aplicación de mensajería instantánea.
Cuando acudían a la discoteca debían llevar un atuendo específico y comprometerse a dispensar un trato cercano, agradable e incluso sugerente a los clientes.
Además de captar a potenciales clientes masculinos con su presencia, se les exigía que incentivaran la contratación de espacios reservados dentro del local y maximizar el consumo de los clientes.
Por todo ello recibían entre 50 y 80 euros la noche, que podían ser abonados de tres maneras distintas: al cierre de cada evento, al final de semana por los servicios acumulados o mediante medios de pago telemático al margen de la fiscalización económica.
Fruto de las averiguaciones posteriores al registro de diciembre, los investigadores detuvieron al dueño de la discoteca a finales de mayo, quien pasó a disposición de la autoridad judicial como supuesto autor de un delito contra los derechos de los trabajadores.
La Policía Nacional mantiene abierta la operativa contra la explotación laboral de la mano de la Seguridad Social y la Inspección de Trabajo ante la posibilidad de que existan más casos similares en otras discotecas madrileñas.