Con el paso de los años, el madrileño barrio de Tetuán se ha convertido en una amalgama de edificios de diversos estilos arquitectónicos. Y es que dicha zona, es una de las más multiculturales de Madrid y ha cambiado de forma radical con el paso del tiempo. Una de sus principales arterias, la calle Bravo Murillo, ha sido testigo de ello.
A la altura del número 336 de esta calle, entre dos solares vacíos, se alza una solitaria casa de tres alturas que, a la vista está, conoció tiempos mejores. La que en su día fue una vivienda residencial como cualquier otra, se encuentra ahora con la fachada sucia, llena de carteles publicitarios y con un local cerrado a cal y canto. A los dos lados de este edificio, dos solares vacíos: en uno de ellos, se podía ver hace unos meses el cartel de una inmobiliaria que anunciaba pisos de lujo.
Tal y como figura en el catastro, el solitario edificio de Bravo Murillo 336 se edificó en 1910 "pero podría ser de mucho antes", explica Tirso Ocaña, del Grupo de Protección de Patrimonio de Tetuán y también historiador. Este investigador narra en conversación telefónica a Madrid Total que "esta casa es la típica corrala, pero le falta una mitad; se puede ver desde la calle de Amalia esta estructura tan famosa".
Al parecer, el edificio albergó "viviendas muy pequeñas". "Por ejemplo, no tienen baño propio, sino que tienen uno común. Su estilo arquitectónico es realmente curioso, pues se trata de un edificio de fachada señorial para la época, pero a la vez es una corrala que tiene una inscripción en la parte superior que por desgracia ya no se puede leer", explica el experto.
Tirso detalla que, entre 1860 y 1920, Madrid triplicó su población y el centro de la ciudad se quedó sin espacio para construir. Por eso, la ciudad se expandió desde Cuatro Caminos hacia el norte. "Se inicia así el Plan Castro que afecta al barrio de Tetuán, cuyo objetivo es hacer viviendas para todos los que van llegando a la capital, incluso para los que no pueden vivir ya en el centro. Es entre estos años cuando se construyen las viviendas de Bravo Murillo, y también sus tiendas, puesto que era importante que la arteria principal tuviera una gran actividad comercial".
En cuanto al edificio ubicado en Bravo Murillo 336, Tirso argumenta que su estructura en forma de corrala es "lógica". Este tipo de viviendas estaban destinadas a gente de "bajo poder adquisitivo" que vivía donde podía: "Incluso tenían que compartir baño entre ellos; podían vivir hasta 10 personas en 50 metros cuadrados".
La noche del derrumbe
La historia de la soledad del edificio de Bravo Murillo 336 comenzó la noche del 18 de agosto de 2015, cuando los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid desalojaron a las familias que vivían en el edificio contiguo ubicado en el número 334, esquina con la calle Amalia, minutos antes de que comenzará a derrumbarse una de las fachadas.
Esa misma tarde, los vecinos habían observado grietas y vieron cómo la fachada exterior se había abombado, por lo que avisaron a los bomberos. A su llegada, los efectivos detectaron un problema estructural en el edificio y desalojaron las 12 viviendas y a los 43 vecinos, que acabaron reubicados en hoteles.
Finalmente, tras este derrumbe, se produjo la demolición total del edificio del número 334, el de la esquina con la calle Amalia. Años después, el pequeño edificio ubicado en la cara norte (número 338) también desapareció. Fue así como se quedó completamente marginado la construcción de Bravo Murillo 336.
El futuro del edificio: ¿pisos de lujo?
Tras la demolición del edificio del 334, apareció en este solar una valla publicitaria con un cartel en el que se anunciaban las viviendas que ocuparían este solar. Tal y como publicó Somos Tetuán en febrero de 2022, este nuevo bloque de viviendas no sólo ocupará la parcela del 334, sino que se desarrollará también sobre la del número 336 de Bravo Murillo.
Por otro lado, el diario Expansión publicó en mayo de ese mismo año que estos pisos, de entre una y tres habitaciones, saldrían al mercado con precios desde los 350.000 euros. Las viviendas contarán con zonas comunes, jardín, piscina exterior, gimnasio, coworking y gastroteca en la terraza. Los inmuebles de esta promoción, según el citado digital, se entregarán en 2025. Detrás de este proyecto está la firma inmobiliaria Nidom, que no ha querido responder a las preguntas de este periódico sobre el estado actual del proyecto.
Tal y como figura el Registro de la Propiedad, la superficie que ocupan las parcelas del 334, 336 y 338 de Bravo Murillo pertenecen a Guindalera Inversiones S.L., cuyo administrador único es Daniel Loureda López, el mismo empresario que administra Nidom Homes S.L. De hecho, a través de Internet, se puede consultar la memoria de calidades del proyecto elaborado por esta compañía.
Daniel Loureda es exconsejero delegado de Testa e hijo del expresidente y fundador de Sacyr José Manuel Loureda. En 2015, Daniel dejó la famosa constructora para fichar por un portal inmobiliario especializado en activos terciarios. En estos momentos, según los datos mercantiles recogidos por eInforma y consultados por este diario, Loureda aparece como administrador único de once sociedades.