El marisco es uno de los productos típicos del norte de España que a los madrileños les encanta. En pleno centro de Madrid existe una marisquería con más de 75 años de vida que se ha convertido en este tiempo en un referente del barrio.
Se trata de El Cantábrico. Un restaurante que abrió en 1948 y hasta ahora no ha perdido su esencia en su concurrido local ubicado en el 39 de la calle Padilla, en el lujoso barrio de Salamanca.
Con una decoración que evoca al Mar Cantábrico, con las paredes de azulejos en tonos azules, una barra de acero, alguna mesa, fotografías antiguas y motivos taurinos, sus productos de calidad se encuentran a precios asequibles.
Relación calidad-precio
Bígaros, gambas, nécoras, navajas, boquerones en vinagre, ostras... Una gran selección de productos del mar muy baratos ya que el coste medio de cada ración suele rondar los 20 euros por un cuarto de kilo. Y es que es una marisquería que apuesta por la calidad del producto y una materia prima fresca que se sirve cocida, ya que no hay plancha.
También cuentan con otro tipo de raciones más carnívoras como el jamón, lomo y chorizo ibéricos, acompañado de queso curado, aceitunas o patatas fritas. Es conocido por sus cañas bien tiradas y frías entre los vecinos más locales que conocen esté clásico lugar de toda la vida. Para los amantes del vino, también ofrecen una selección de blancos, rosados y tintos.
Su tradición es terminar la visita con un plato de salazones como mojama de atún y hueva de maruca acompañadas de almendras fritas. Esto es así para seguir con el juego de sabores e intensidades en la boca, que acaba por todo lo alto. Aunque, a pesar de su extensa carta, no se sirven ni postres ni cafés.
El local cuenta con dos zonas: la de la barra y un pequeño comedor interior, separado por un muro. Por lo tanto, aunque se puede disfrutar sentado, es un lugar de estilo 'retro' al que se suele acudir para disfrutar de pie. Con un precio medio de unos 50 euros por persona.
Marisquería El Cantábrico
El nombre tiene su origen en Santander. Dionisio Amorós, fundador del restaurante, lo bautizó El Cantábrico en honor a la santanderina que fue el gran amor de su vida. Actualmente, están al mando de las cocinas sus sucesores que forman parte de la tercera generación de Amorós.
Una historia culinaria que ya se apunta más de siete décadas y sigue en auge como parte de la cultura hostelera de la capital. Y es que las valoraciones online de este lugar son muy positivas: "Acudí hace unos 40 años por primera vez. Me trae recuerdos muy felices con mi familia. Sitio de los nuestros, que resisten con mano firme el paso del tiempo y que casi no ha cambiado. Buen trato y marisco de lujo", "Marisquería de las de toda la vida, muy buena calidad de los productos con muy buen precio, así como la atención del servicio que es excepcional, los berberechos con las patatas fritas son únicos".
No es de extrañar que en su barra se coincida con rostros conocidos, pues es lugar de encuentro de celebrities, políticos y otras personalidades del mundo gastronómico y cultural.