Al pasar por la calle de Preciados, una vez que cruzas la plaza de Callao, no hay ni un solo cartel que indique que en ese lugar esté el restaurante asiático clandestino más grande de Madrid. Tras pasear un rato, sólo puede leerse "Preciados 33" junto a dos cristaleras enormes en las que se asoma una taberna castiza, de las de toda la vida, de vermú y tapa, que no hace presagiar lo que se esconde en su corazón.
Sin embargo, junto a la barra, unas enormes cortinas granates abren paso a una de las apuestas de la temporada para convertirse en el restaurante de moda de la capital: Maison Macao.
En total son 900 metros cuadrados en una trastienda enorme que tiene capacidad para 250 comensales y salas casi privadas donde hacer eventos especiales, en un lugar que guarda una historia increíble de amor, familia y mestizaje.
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Además, Maison Macao ha arrancado con la colaboración del chef de una estrella Michelin Andrés Madrigal que ha dejado su impronta en cada rincón del establecimiento y sobre todo en la cocina.
Madrigal no solo dirige la propuesta culinaria, sino que también aporta su creatividad y experiencia, prometiendo llevar a los comensales a través de un viaje inolvidable con sabores exquisitos y una apuesta única.
En concreto, el conocido chef estrellado ha querido trasladar a las mesas de Maison Cacao fusiones de influencias indothai, nikkei, japo-ibéricas, ibero-chinas y sushi de autor. Es decir, una base asiática con toques castizos muy sorprendentes.
Precisamente, esa es la mezcla perfecta que es Lu, la mujer cuya vida ha inspirado la creación de este restaurante secreto en pleno centro. Y es que el hilo conductor tanto de la decoración como de los platos es la travesía de Miguel, María y Lu.
Según cuentan los responsables de Maison Cacao, Miguel y María eran una pareja de Madrid que viajaron a Macao y, tras visitar la Catedral de San Pedro, se encontraron con un orfanato con unas imponentes puertas de estilo colonial que llamaron su atención.
Ese lugar cambió la vida de ambos y también la de Lu, la niña huérfana que los perseguía por todo el orfanato y que acabaron trayéndola a Madrid con ellos. Esa niña, ahora Madame Lu, ha reconvertido el piso donde vivió con sus padres en un restaurante donde todos pueden vivir parte de sus experiencias y disfrutar de un mestizaje riquísimo, chino y madrileño.
Nadie que visite este restaurante gigante puede marcharse sin probar el torrezno cantonés marinado en especias, las croquetas de gambas al ajillo con salsa de chiles coreanos y un tinto de verano que se mezcla con espuma de maracuyá. Todo de aquí, todo de allá.
Uno de los aspectos que más remarcan los responsables de este nuevo local es precisamente su clandestinidad, algo que no sólo se aprecia en la entrada del local o en su carta, sino también en una decoración que recuerda a esas habitaciones secretas donde los espías entraban y salían de ese Macao misterioso después de la II Guerra Mundial.
Los encargados de la decoración han sido el estudio de interiorismo Madrid In Love quien ha llenado el espacio de cortinas de terciopelos, grandes lámparas con una iluminación cálida para crear un ambiente íntimo y sillones de colores neutros que no rompen ese ambiente secreto.
Maison Macao es propiedad del Grupo Macao, muy conocido en la ciudad por, entre otros restaurantes, ser los propietarios de los famosos Sumo y por el resto de restaurantes con el nombre de esta ciudad: Macao Príncipe, Lady Macao Las Tablas, Macao Parquesur y Le Macao, en plena Castellana.