Sólo había un restaurante de comida polaca en Madrid. Ante cientos de japoneses, mexicanos o italianos, La Polonesa es el único de gastronomía del país de Europa Oriental... pero ya no volverá a estar solo.
Ahora hay dos, aunque uno no sea un restaurante como tal. Y es que se encuentra en un puesto de mercado.
Los Pierogi by Anicka es el puesto del Mercado de Vallehermoso que regenta la amable Anna Wisniewska. Esta polaca se dedica a hacer 'pierogi', uno de los platos más tradicionales de la gastronomía de su país. El pierogi o dumplings polacos es una pasta rellena. Se podría comparar con un ravioli o un tortellini italiano.
"Los originales, los pierogi ruskie, están rellenos de queso, patata y cebolla. También hay de carne, ternera y pollo, y otros de repollo y setas, que en navidades es el plato principal", detalla detrás de su mostrador Anna Wisniewska a Madrid Total, mientras corta esos ingredientes para los pierogi. Tan imprescindible es el pierogi en la mesa navideña que Anna ya tiene encargos de polacos afincados en Madrid de cara a diciembre.
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El 70% de la clientela de Anna son polacos. "Dicen que si les gusta a los nativos, se come bien", deja caer.
De hecho, empezó en enero de 2022 haciendo sólo pierogi, pero los polacos empezaron a pedirle más platos tradicionales, que acabó incluyendo en la carta, como la salatka jarzynowa, ensaladilla de verduras; bigos, guiso montañés de chucrut, setas y fiambre polaco; o chleb ze smalcem, manteca de cerdo polaca y pepinillo con pan.
Aun así, pierogi es su plato estrella y suele hacer más de 300 piezas diarias a mano. Se venden en un mínimo de nueve unidades, a elegir entre cualquier sabor, a un precio de 12,50 euros.
También tienen el pierogi del mes cuyo sabor es cambiante. Este mes de octubre es el pierogi canario. En colaboración con su puesto vecino de productos canarios, ha creado uno relleno de puré de patata, cebolla, queso blanco polaco y otro canario, y mojo picón.
Su pueblo de Cracovia
Esta polaca lleva 28 años viviendo en Madrid. Hasta hace 10, tenía una escuela infantil en Tres Cantos, pero decidió traspasarla para dedicarse enteramente a sus cuatro hijos.
La idea de crear un puesto de pierogi fue durante la pandemia. En ese tiempo volvió durante unos meses a su pueblo natal, Mielec, junto a Cracovia. Allí comía pierogi a diario, lo que le hizo recordar lo deliciosos que estaban y que en Madrid sólo había un sitio donde comerlos.
Desde entonces, Anna está feliz de poner su granito de arena en la gastronomía madrileña, que apenas tiene platos típicos de Polonia.