Una de las bebidas más saludables es, sin lugar a duda, la horchata. Hecha con agua, azúcar y chufas valencianas, este refrescante trago es uno de los mejores paliativos para el calor junto a la tradicional caña de Madrid. Aunque sea un producto cuyos orígenes se remontan al siglo XIV en lo que ahora es la Comunidad Valenciana, la horchata siempre ha tenido mucho éxito en la capital. Prueba de ello es un pequeño local en Tetuán que lleva sirviendo su horchata casera desde hace 77 años de manera ininterrumpida.
Oroxata es un humilde establecimiento ubicado en la calle de Pedro Tezano desde su fundación en 1946. Aquí trabaja desde hace cuatro años Sergio Ferrer, horchatero de cuarta generación, que habla con Madrid Total acerca de su profesión y su negocio. Al ser su producto estrella una bebida especialmente apetecible en verano, Ferrer cuenta que Oroxata permanece cerrado desde mediados de octubre hasta abril o mayo, según esté el tiempo. No obstante, el horchatero asegura que cada vez permanecen más tiempo en activo, ya que "cada vez el calor dura más tiempo". "Normalmente, para Semana Santa ya volvemos", detalla.
Más de tres cuartos de siglo vendiendo horchata artesana dan para perfeccionar su técnica al milímetro. No obstante, Ferrer asegura que "no hay ningún secreto, la hacemos como siempre se ha hecho". "Nos traen la chufa con denominación de origen de Valencia, luego la limpiamos y la molemos con nuestras máquinas para después filtrarla y endulzarla. De ahí, al tanque de frío y luego al vaso", explica con sencillez el artesano.
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En cuanto a los precios de su horchata, el litro de esta bebida cuesta 6,4 euros, mientras que un típico vaso de 33 centilitros tiene un precio de 2,2. "A la gente a veces le parece excesivo porque está acostumbrada a los precios y las calidades de un supermercado", explica el horchatero. "Si lo piensas, tres vasos de 2,2 euros es barato, pero cuando lo pones en litros a algunos les parece caro", añade.
Más allá de la horchata
La horchata no es el único producto tradicional que este local sirve en su barra. Con el paso del tiempo, Oroxata ha ido ampliando su oferta, con helados artesanos, granizados y otras bebidas como el 'agua de cebada'. No obstante, su otro gran producto estrella es la bollería, en concreto sus fartones.
Y no es de extrañar, ya que con la horchata hacen el maridaje perfecto para una merienda deliciosa. Este dulce, también de origen valenciano, tiene un precio de 1,7 euros el paquete de tres unidades y al igual que la horchata, se puede pedir para llevar. Lo que hace que junto a un vaso de horchata, podamos tener una combinación exquisita por 3,9 euros.
Por último, otro producto que también goza de éxito en Oroxata son los fartones hojaldrados artesanos, que según explica Ferrer, "me los traen de Alboraya, que es la cuna de la chufa valenciana". Estos se venden por unidades a 0,85 euros cada una.
En cuanto a la clientela, el artesano asegura que "suele tener bastante, aunque se suele concentrar a ciertas horas del día, sobre todo a las seis de la tarde". Algo que no es de extrañar, ya que al ser una de las horas en las que el sol ya aprieta, es el mejor momento para disfrutar su clásica bebida. No obstante, el local también recibe clientes por la mañana, aunque estos suelen encargar los productos para llevárselos a casa como una cosa más en la lista de la compra.
Además, Ferrer explica que "últimamente vienen muchos turistas de fuera de España, probablemente porque salimos en varias guías turísticas, y la horchata es un producto que a quien le gusta, la busca". Aun así, el artesano también tiene clientes de la capital que cogen el coche exclusivamente para venir a su pequeño establecimiento en el norte de Madrid. "Tengo clientes habituales que vienen desde Vallecas, Colmenar Viejo o El Escorial, supongo que se debe a que no es un bar normal", añade.
A Oroxata todavía le quedan 23 años para llegar al centenario y recibir la conocida placa del Ayuntamiento, que ya tienen otros locales como la Antigua farmacia de la Reina Madre. Pese a ser un local con una larga historia que se refleja en las fotos y carteles que adornan sus paredes, Ferrer explica que "siguen viviendo año a año y adaptándose a los cambios de la demanda".
Cuando Madrid Total le pregunta a Ferrer si espera con ansia la llegada de la placa, él se ríe y contesta "con que me dejen mantener mi terraza me vale, que para algo la he construido yo mismo".