María Li Bao y su hermano Felipe saben lo que es ser chinos en Madrid o madrileños en China, como le gusta decir a la reina de la comida asiática en la capital, que abre ahora su local número 12, un restaurante chino de lujo en pleno centro de Madrid.
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Con sólo 9 años, los padres de María abrieron el primer chino en Aranjuez, de esos con dragones, pájaros y puentes con agua que servían comida típica. La responsabilidad para esa niña pequeña ya metida en el negocio, porque sus padres no hablaban bien español, se ha transformado en un amor profundo por las cocinas, por las buenas recetas y por la alegría de dar bien de comer a su gente. Con calidad.
Por eso María, bautizada así por la portera de casa que era incapaz de llamarla como Bao Li, que es como sería en chino su nombre, siempre tuvo en su mente abrir un restaurante que fuera como abrir su corazón, su casa, su infancia, sus recuerdos, sus sabores... Que fuera ella misma. Bao Li, en estado puro, de la mano de Felipe, su mayor compinche en cualquier aventura culinaria.
"Mi hermano y yo hemos estado más de un año recabando historias y recetas de la cocina tradicional, de familia, y sobre todo recuerdos de sabores con los que crecimos y nos formamos", explica a Madrid Total.
El resultado final, que acaba de abrir sus puertas en Madrid, es un chino de lujo, especializado en comida cantonesa, desde donde poder viajar hasta el extremo oriente en un simple bocado.
Lo primero que llama la atención al entrar en Jovellanos, 5, justo frente del Teatro de la Zarzuela, es que se trata de un local dividido en varias salas con una decoración donde lo modernísimo se mezcla con lo tradicional en un equilibrio casi hipnótico.
"El arquitecto Jean Porsche ha querido homenajear tanto a la China Imperial como a la fascinación occidental por aquel mundo mágico, tan lejano como ignoto, pero huyendo de los estereotipos de los restaurantes tradicionales", asegura María.
Muchos de los muebles y jarrones, las lámparas con historia o las piezas de escayola para la barra fueron encargados mientras María y Felipe creaban el universo gastronómico. Incluso acudieron a subastas y tiendas de París, Bélgica y Reino Unido para recordar el lujo de la China afrancesada que se reflejó en los palacios de finales del siglo XIX y principios del XX.
Ese matrimonio perfecto entre la vajilla y la comida, muy propio de la cultura asiática, también se siente desde que uno se acerca a la mesa y unos hermosos platos con motivos vegetales combinan perfectamente con unos palillos con toques dorados.
"Felipe Bao ofrece en Bao Li una propuesta donde se evocan las recetas más tradicionales e importantes de la cocina cantonesa, que se aleja de todo lo que se había replicado hasta ahora en la cocina occidental. Gracias a la investigación, a los viajes y los estudios hechos, hemos podido concebir una cocina de oriente, combinada a la perfección con el mejor producto de occidente", asegura la señora de Bao Li.
Se han creado varios menús degustación, como el Baoli, el Imperial, el Fortuna o el Spring para agasajar a los clientes con una elección equilibrada y perfecta.
Así, por la mesa de este restaurante de lujo desfilan platos como el xiao long bao de txangurro o el xiao long bao ibérico con foie y trufa negra o el hilo de seda de wagyu que se mezclan con un guiso de corvina salvaje estilo Hunan o el famoso pato de Felipe Bao aunque en este caso al estilo cantonés.
Hasta han incluido en la carta los fideos artesanales de boniato con ibérico adobado que es una receta original del pueblo de Bao Li y que llevan haciéndo en la familia desde hace mucho tiempo. Todo un plato tradicional que da la bienvenida a la mesa de los Li.
Bao Li. Calle de Jovellanos, 5. Madrid