La M-45 es una carretera de Madrid con una longitud de 37 kilómetros que pasa por el sur de Madrid, Getafe, Leganés y San Fernando de Henares. Se trata de una autopista que conecta con un total de cinco carreteras: la R-3, la A-3, la A-4, la A-42 y la R-5.
En el plan de carreteras del año 1994 la M-45 nunca estuvo proyectada, sino que la idea de crear esta vía nació en el año 1998, con el objetivo de quitarle tráfico a la M-40 en la zona sur y este de Madrid. Sin embargo, a pesar de tratarse de una carretera no muy larga, relativamente nueva y proyectada con un buen objetivo, ha generado algunas controversias.
La principal polémica de la M-45 fue su sistema de financiación, pues se inauguró en el año 2002 usando el denominado 'peaje en sombra', un modelo con una fórmula de colaboración público-privada a través de un contrato de concesión de obra a largo plazo.
La empresa privada construye, financia y explota la infraestructura y el sector público abona una retribución ligada al número de vehículos que circulan por ella. Cuando se proyectó la carretera iba a tener un coste 232 millones de euros pero el precio pagado por ella ha sido mucho más alto.
Alberto Oliver, diputado de Más Madrid y una de las personas que más ha preguntado a la Comunidad sobre este tema, explica en conversación telefónica a Madrid Total que "cuando se construye la M-45, el Ayuntamiento estaba tremendamente endeudado y España estaba en plena transición al euro. El Ayuntamiento no podía seguir acumulando deuda, por lo que se inventa un sistema por el cual, en vez de tomar deuda, y construir la M-45 desde la administración, lo pasa a gasto para que no compute como deuda".
Oliver continúa explicando que "se establece así un contrato a través del cual a las constructoras y promotoras se les paga en base a una serie de fórmulas. De este modo, se dilatan los pagos a las concesionarias de la carretera durante unos periodos de tiempo". Además, "el peaje en sombra tiene una salvedad y es que hay una cantidad mínima de vehículos que circulan por la carretera y el concesionario se asegura el cobro de unas cantidades mínimas, pero no tiene un tope máximo", apunta Oliver.
El diputado continúa explicando que "la concesión tiene que tener un riesgo operativo, algo que no se da en la M-45. Además, el cálculo del número de vehículos hace unas estimaciones inferiores a las que realmente se han dado".
La M-45 está dividida en tres partes y cada una de las concesiones se adjudicó a una empresa que la podría explotar por una serie de años. Tal y como publica Infobae el primer tramo de la M-45 se adjudicó por 119.108.578 euros a Concesiones de Madrid S.A. por 37 años y 6 meses, el segundo fue para Autopista Trados-45 S.A. por 37.553.640 euros por 30 años y 8 meses, y el tercero para Euroglosa 45 por 75.298.153 euros por 29 años y 2 meses. Por tanto, haciendo la suma de cada tramo, la carretera iba a costar un total de 232 millones de euros.
Tal y como publica el citado medio, los pagos realizados desde el año 2002 hasta el 30 de septiembre de 2023 a las tres concesionarias de la autovía suman 1.881 millones de euros, todo ello por el sistema de concesión elegido para explotar la carretera.
"El diseño del contrato, de los pagos y por supuesto, el peaje en sombra, han sido los causantes de que la M-45 se haya convertido en un agujero de dinero", añade Alberto Oliver. "Y en abril de 2024 la cifra es muchísima más alta", puesto que aún no han terminado las concesiones a las empresas que las construyeron, podríamos estar hablando de 2000 millones de euros. Madrid tiene otras dos carreteras que se han construido a través del citado modelo de peaje en sombra: son la M-407 y la M-501.
La M-45 y El Cañaveral
La M-45 también protagonizó en septiembre de 2023 una polémica relacionada con El Cañaveral, el barrio del distrito de Vicálvaro. Y es que los casi 20.000 habitantes de esta zona estaban incomunicados en la parte norte, pues no había una conexión habilitada entre El Cañaveral y la M-45 que diera acceso a Madrid y Coslada.
Fue en septiembre de 2022 cuando empezaron estas obras para unir El Cañaveral con diferentes puntos de Madrid a través de la M-45. Supuestamente, tendrían que haber finalizado a lo largo del primer trimestre del 2023, pero su puesta en marcha se pospuso hasta el mes de octubre. Así, la M-45 se ha convertido en la principal arteria que comunica El Cañaveral en su parte norte con diversos puntos de Madrid.
Por eso, en relación a los citados sobrecostes de la M-45, desde la asociación de vecinos de El Cañaveral se preguntan si "una vía urbana general, como la Gran Vía del Sureste, no puede sustituirse por una autovía como la M-45. Al usar esta última carretera, se obliga a los miles de vecinos a desplazarse por el sureste y se incrementa de forma extraordinaria el canon que paga la Comunidad de Madrid a las empresas privadas concesionarias de esa carretera". En caso de estar conectados con la Gran Vía del Sureste, los vecinos de El Cañaveral no tendrían que usar la M-45, elevando así lo que se paga a las empresas concesionarias, cuyos contratos finalizarán en varios años.