Si algo caracteriza al Hospital de La Paz y a su unidad pediátrica es de ser punteros en el tratamiento de enfermedades en niños. Muchas son las noticias de éxitos médicos que saltan a los medios de comunicación, pero ahora, la Unidad de Cuidado Intensivos pediátrica es un caos: siete de los 15 médicos que la conforman han tenido que coger la baja laboral por la reincorporación de un antiguo jefe que fue cesado por "comportamientos inadecuados".
Los profesionales no han podido aguantar de nuevo esta situación de acoso y están de baja laboral por motivos de salud, según denuncia el presidente del sindicato de médicos Amyts, Daniel Bernabéu.
"Es un conflicto por un tema de comportamientos inadecuados en cuanto al trato del personal a cargo de este jefe, que fue llevado a una comisión interna para resolver el problema", explica Bernabéu en declaraciones a Efe.
De hecho, este jefe de servicio fue relevado del puesto por la dirección del centro hace casi tres años debido a un conflicto laboral que le enfrentó con parte de su equipo y ahora ha tenido que ser restituido en el cargo tras recurrir judicialmente y darle la razón un juzgado de primera instancia.
El instructor del expediente concluyó en su día que las formas de ejercer la jefatura de esa persona eran "inapropiadas" y la propuesta que elevó ante la dirección-gerencia del hospital fue que se la relevara de sus funciones como jefe.
"No cumplía los mínimos de generación de un clima adecuado de trabajo en una unidad de alta responsabilidad como es la UCI pediátrica en un hospital puntero en su actividad pediátrica como es La Paz, lo que hacía la situación insostenible", sostiene Bernabéu.
El informe que acabó con el cese de este jefe aseguraba que quedaba "acreditado que las formas del jefe de servicio para con los interesados son injustificadas. Amén de sus formas físicas que causan intimidación, destaca ante todo el uso a veces de una forma de expresión que puede definirse como humillante para su interlocutor".
También que "en diciembre 2020 y como consecuencia de la actitud del jefe de servicio el ambiente de la UCIP se ha tornado irrespirable" y "su gestión ha derivado en un servicio roto, instalado en el miedo y la tristeza". En ese momento, la investigación advirtió de que "el jefe de servicio mantiene actitudes negativas frente a la maternidad o paternidad, habiendo muestras reiteradas de acoso por razón de sexo" y que existía "un ataque a los derechos de los profesionales encuanto a la inequidad en la distribución de la actividad en el servicio".
"Pero ahora, casi tres años después, según nos ha transmitido gerencia, no ha quedado más remedio que reincorporarlo en su puesto tras recurrir su relevo en los juzgados", añade en las mismas declaraciones a la agencia.
Con su vuelta, según el presidente de Amyts, parte de los trabajadores de la plantilla ha tenido ataques de ansiedad. "No estaban dispuestos a aguantar las mismas formas", indica Bernabéu, quien admite que la situación que se ha quedado es "muy complicada".
El sindicato Amyts considera que la dirección del hospital debe solucionar cuanto antes este problema que "no se puede mantener en el tiempo" en una unidad de cuidados infantiles.
Los médicos que trabajan con él aseguran que "resulta indignante que la misma persona que fue cesada por las razones descritas se encuentre de nuevo dirigiendo un Servicio que ha vuelto a romper, mientras que nosotros, al no poderse garantizar un entorno seguro, nos encontramos de baja para proteger nuestra salud".
"La seguridad de los pacientes y la salud de los profesionales sanitarios está claramente amenazada y esto no parece ser motivo suficiente para poner fin a esta situación", insisten.
Tras afirmar que este asunto no ha afectado a la calidad de la asistencia en la UCI pediátrica de La Paz, fuentes de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid han indicado a Efe que por sentencia judicial se ha readmitido al jefe de la unidad, que hay un recurso planteado por la parte contraria y que lo prudente por la propia protección de datos y la casuística del problema es mantenerse al margen hasta que haya una sentencia firme.