Iván Espinosa de los Monteros deja la política y no recogerá a su acta de diputado. Así lo anunciaba en una rueda de prensa en la que trató de irse sin dañar al partido aludiendo su decisión exclusivamente a motivos personales. "Seguiré militante de base de Vox, y siempre a disposición de sus dirigentes".
Sin embargo, el portazo todavía retumba en algunas instancias de Vox y sobre todo en la Asamblea de Madrid, donde su mujer, Rocío Monasterio, es diputada. Su gente no quiso hacer ni una sola declaración oficial. "Lo sentimos, pero no vamos a hacer ninguna declaración de momento, feliz verano", respondían casi de forma automática las fuentes oficiales de Vox Madrid.
En privado, la cosa era diferente. Nadie levanta la voz ni señala a nadie, pero todos miran, casi de reojo, a la remodelación de cargos que se está produciendo en Vox con el auge de perfiles más conservadores como el antiguo falangista y vinculado al Opus Dei, Jorge Buxadé, frente a los llamados "liberales", entre los que Monasterio y Espinosa de los Monteros se sentían muy cómodos.
Puede que lo de Espinosa de los Monteros sea desgaste o una decisión calculada para no quemarse en una lucha de poder que afecta de lleno a Madrid. De hecho, muchos vuelven la vista atrás en el partido verde y apuntan al "caso Ortega Smith" como uno de los 'antes y después' en la relación de la pareja con sus compañeros.
Después del descalabro de Macarena Olona en las elecciones andaluzas en 2022; responsables y militantes de Vox pedían responsabilidades internas y toda la culpa parecía recaer en Javier Ortega Smith, entonces secretario general del partido y portavoz en el Ayuntamiento de Madrid.
Cuentan los mentideros verdes que, tras muchas presiones de casi todos los sectores, Abascal le pidió a Ortega Smith que dejara el puesto y que él cedió a cambio de que se le ratificara como candidato de Vox al Ayuntamiento de Madrid. Esto sucedió incluso antes de que se nombrara al resto de compañeros ni en la Asamblea ni en otros municipios de la región.
Santiago Abascal así lo hizo y a principios de octubre de 2022, Ortega Smith, ya era el candidato taponando cualquier discusión de recambio en el Consistorio madrileño, un puesto que, según aseguraron entonces algunos, le hubiera sentado hasta bien a Rocío Monasterio para evitar enfrentarse a la apisonadora de Ayuso.
No hubo posibilidad y hay quien dice que la bronca por esta decisión se escuchó en toda la calle Bambú. La presidenta de Vox en Madrid no pierde las formas, pero eso no le resta ni ápice a la dureza de su rostro y de sus palabras cuando no está de acuerdo con algo.
La campaña de Madrid a partir de ahí fue un cada uno por su lado. Ortega Smith se lanzó a ser el nuevo sheriff ha llegado a la ciudad y Monasterio quiso estrenar una campaña de propuestas, con actos cercanos y donde no siempre contó con mucha presencia de los rostros más conocidos de Abascal.
De hecho, llamó la atención que tras el único debate que enfrentó a Monasterio con Isabel Díaz Ayuso y el resto de candidatos a las elecciones del 28 de mayo, la aspirante de Vox llegara a la sede de su partido y no hubiera nadie de la cúpula apoyándola, sólo algunos jóvenes y poco más.
Ni siquiera su compañero de cartel, Ortega Smith estuvo presente en un día en el que los políticos suelen estar durante estos actos arropados por sus asesores y los rostros más visibles del partido. Un detalle que, de alguna manera, ponía de manifiesto la 'soledad' en la que se encontraba Monasterio en una campaña más personalista que nunca.
El resultado tampoco ha venido a ayudar. Vox ha dejado de ser clave en el Gobierno de Madrid, como sí lo fue la pasada legislatura, ya que Ayuso cuenta con mayoría absoluta, y tampoco es relevante en el Ayuntamiento de Madrid. Así que la baronía de Monasterio parece haberse diluido un poco y la ha alejado aún más de los grupos de decisión de un partido en el que, hasta ahora, siempre encontraba a los liberales y a Espinosa de los Monteros para apoyar sus tesis. Pero hay más. Monasterio compareció sola para anunciar los malos resultados de la formación, sin que ningún miembro de la cúpula la apoyara, lo que evidenció aún más las grietas.
Frente a ella, ha emergido el poder de la Comunidad Valenciana, de Extremadura o de Aragón, donde el partido de Santiago Abascal forma parte de los gobiernos de coalición con el PP y cuenta con poder para gestionar presupuestos y colocar en puestos de confianza a mucha gente que lleva trabajando años por el partido.
De hecho, esto último, la colocación de determinados perfiles, podría haber sido la última bomba que ha hecho estallar a Espinosa de los Monteros. Cuenta que los tentáculos de ese núcleo más duro impulsados por Buxadé han llegado a Madrid y que han colocado en el grupo de Monasterio a dos asesores que no son de su cuerda.
Fuentes cercanas al partido aseguran que la "sugerencia" a Monasterio para que fichara como asesores a Marcos Cruz, vicesecretario nacional de afiliación de Vox y Julio Utrilla Cano, aspirante a diputado por Valencia, no ha caído muy bien ni a Espinosa de los Monteros ni a la gente de Rocío que lo ven como un intento por parte de Buxadé de controlar también al grupo regional.
Ahora sólo queda ver cuál va a ser la reacción de Monasterio a la salida de Espinosa de los Monteros y a la evolución del partido en las próximas semanas, clave para conseguir uno de los objetivos que se marcaron como partido en campaña: que Pedro Sánchez no repitiera en la Moncloa.
Son muchos que hablan de la resiliencia casi genética de Rocío Monasterio para nadar entre tiburones y seguir con vida y otros que aseguran que su baronía en Madrid tiene los días contados. Por ahora ella y los suyos, cada vez más reducidos, guardan oficialmente silencio.