Opinión

El impacto en la economía española del aumento en los aranceles de los EEUU

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¿Cuál será el impacto de los posibles cambios en la política arancelaria de los Estados Unidos (EEUU) sobre la economía mundial? Esta será una de las preguntas clave a responder durante los próximos meses. A corto plazo, el efecto sobre la española puede ser negativo, aunque limitado por la menor exposición directa a la del promedio de los países europeos.

A medio, el resultado estará determinado por los objetivos que se vaya a marcar la nueva presidencia norteamericana y las respuestas de política económica, tanto en la eurozona como en nuestro país.

El presidente electo de los EEUU ha hecho explícita su intención de incrementar, de manera generalizada, los aranceles a las importaciones provenientes de distintos países. El común denominador entre estos últimos es que presentan un excedente comercial positivo con la economía americana.

China y la Unión Europea (UE) serían los más afectados, aunque si ese fuese el criterio, otros países también se encuentran en el punto de mira. En el caso de Europa, con datos de 2023, las exportaciones de bienes sobrepasan en alrededor de 1 punto porcentual (pp) del PIB a las importaciones provenientes de los EEUU.

De acuerdo a simulaciones de BBVA Research, un aumento de los aranceles del 10% a las importaciones estadounidenses provenientes de la UE podría restar entre un 1,5% y 2,0% al PIB de la eurozona durante los próximos años respecto al escenario en ausencia del shock y sin cambios en la política económica. 

En el caso de España, el impacto podría ser menor. Esto, dado que las exportaciones de bienes a EEUU apenas representan algo más de un 1 % del PIB, mientras que para la eurozona, alcanzan casi el 3 %.

Por lo tanto, es de esperar que el efecto directo no tenga consecuencias tan negativas en nuestra economía. De acuerdo a las estimaciones de BBVA Research, el mismo incremento en los aranceles del 10 % arriba descrito, tendría un impacto negativo un 50% inferior que el que se observe en el resto de la eurozona.

Un aumento de los aranceles del 10% a las importaciones estadounidenses provenientes de la UE podría restar entre un 1,5% y 2,0% al PIB

Esto no quiere decir que no vaya a haber empresas, sectores o regiones que vayan a sufrir particularmente con los cambios. Sobre todo, si los incrementos arancelarios dejan de ser focalizados y se pasa a una segunda etapa, en la que el objetivo sería reducir la importación de ciertos bienes que se perciban como que contribuyen particularmente a la pérdida de empleos en Norteamérica.

Por ejemplo, dentro de los alimentos, las exportaciones a EEUU de aceites y grasas representan casi un 30% del total, siendo uno de los principales mercados para Andalucía.

Entre las semimanufacturas, las exportaciones de productos químicos a la economía norteamericana alcanzan casi un 50% del total y un 40% del total de las ventas de este tipo de bienes las realizan empresas catalanas.

Otros sectores particularmente expuestos incluyen el de material de transporte o los bienes de equipo, en los que la demanda americana muestra cuotas relativamente elevadas, y, en los que, por lo tanto, el cambio en la política comercial podría traer ajustes importantes en economías como la de la Comunidad Valenciana, la Comunidad de Madrid, Cataluña y País Vasco. 

Alimentos, productos químicos, material de transporte o bienes de equipo serían algunos de los sectores más afectados por los aranceles en EEUU

En todo caso, el impacto más importante sobre la economía española podría no ser directo. En la medida en que los cambios en la política comercial americana generen mayor incertidumbre a nivel global, esto podría trasladarse en escenarios que restrinjan el avance de la inversión.

Adicionalmente, el incremento de los aranceles puede traer efectos más intensos de los observados históricamente, dada la situación de debilidad que enfrentan algunos sectores en la eurozona.

Algunos de ellos, como el del automóvil, están integrados entre países, lo que podría incrementar el impacto multiplicador del nuevo escenario. Finalmente, el estancamiento de otros como Alemania podría limitar el impulso del sector turismo, motor fundamental del crecimiento español en los últimos años.  

Hasta aquí el análisis sin asumir cambios en las políticas públicas. Sin embargo, es dudoso que los Gobiernos de los países afectados se mantengan impasibles ante esta ofensiva.

Los mecanismos de ajuste más automáticos ya vienen actuando incluso antes de que se produzcan las medidas. Por ejemplo, la expectativa de menor crecimiento en la eurozona ha hecho que el mercado pase a descontar reducciones en el tipo de política monetaria en 2025, 50 pb mayores de lo que se asumía en octubre de este año. 

Por otro lado, la percepción de que las políticas de la nueva Administración en EEUU limitarán el descenso de la inflación ha hecho que difieran las expectativas de tipos de interés a ambos lados del Atlántico.

La consecuencia ha sido una apreciación del dólar frente al euro. Esto limitaría el impacto negativo de los aranceles en el comercio de bienes y afectaría positivamente a la demanda de servicios producidos en la eurozona, ya que, cuando menos de momento, no parece descontarse que los cambios en la política comercial norteamericana vayan también a afectar al turismo, por ejemplo, o al resto de exportaciones de servicios.

El incremento que se dará en los costes de producción y exportación encontrará a las economías de la región en un entorno de vulnerabilidad, provocado por el aumento en el coste de la energía, el cambio estructural en el mercado del automóvil, el proceso de consolidación fiscal y el aumento de la incertidumbre política.

La consecuencia de todo esto es una apreciación del dólar frente al euro 

Tanto la Comisión Europea como los Gobiernos deberán de tratar de diseñar una estrategia que ayude a incentivar el avance de la demanda interna privada, principalmente el gasto en inversión, que ayude a mejorar las perspectivas para la productividad y competitividad de la economía de la eurozona.

En ausencia de una acción coordinada, suficiente y adecuada, el aumento de los aranceles se convertirá en uno más de los obstáculos que podrían limitar estructuralmente la mejora de las condiciones de vida de los europeos.

*** Miguel Cardoso, BBVA Research