No se gana dinero invirtiendo en todo tipo de activos a la vez. Cuando se compra de todo el resultado final es una suma cero, porque lo que baja compensa negativamente la ganancia de lo que sube. La diversificación inteligente sería más bien una concentración diversificada.

Hoy es un mal día para escribir sobre mercados, porque todo el mundo estará pendiente de quién gane las elecciones estadounidenses. Pero, a largo plazo, entender el concepto de concentración diversificada aportará mucho más que acertar en quién ganará las elecciones. Es más, la rotación sectorial y geográfica que se puede producir en los mercados tras las elecciones confirmará, de nuevo, la necesidad de esa concentración diversificada.

El ejemplo más claro de una diversificación puramente académica, pero cero inteligente, serían esas carteras en las que no falta de nada. Son un contrasentido con una consecuencia irónica: a mayor el patrimonio del cliente, menos gana.

La diversificación inteligente sería más bien una concentración diversificada

El asesor / gestor mediocre interpreta que, a mayor la cartera, más fondos tiene que haber, así que se lanza a incluir de todo porque “así disminuye la volatilidad”. Y tanto que disminuye: al final, la cartera ni gana ni pierde. Mató la volatilidad, pero también mató la rentabilidad. En cambio, en una cartera más pequeña, se ve obligado a una mayor concentración. 

Por ejemplo, en épocas en las que lo que funciona es el estilo de gestión de crecimiento, es decir, compañías que puede que no repartan buenos dividendos, pero que tienen alta expectativa de crecer, no tiene mucho sentido diversificar con productos defensivos y de estilo de gestión “de valor” sólo porque “hay que diversificar”.

En un entorno en el que el Nasdaq le saca dos dígitos al resto de índices, es casi imposible que un fondo defensivo o “de valor” siquiera se acerque a esa rentabilidad. Por bueno que sea el gestor. Es mejor diversificar entre distintos fondos de crecimiento, combinando fondos de gestión activa con productos indexados (a los índices adecuados al entorno de mercado).

Otro ejemplo palmario de diversificación académica frente a sentido común es tener siempre renta fija de largo plazo. Ante un año en el que sube la inflación –y en consecuencia los tipos de interés–, como ocurrió en 2022, no tiene ningún sentido diversificar entre renta fija de corto, medio y largo plazo.  Tanto la de medio, como, sobre todo, la de largo, sobran, porque en ese periodo sólo aportarán pérdidas. Ya habrá tiempo de volverlas a incluir en cartera (el precio de los bonos se mueve de forma inversamente proporcional al tipo de interés de los mismos).

Las políticas económicas de Trump y Harris son diametralmente opuestas

En 2022, la diversificación inteligente fue concentrarse en fondos monetarios y diversificar en fondos que apostaran contra el valor de los bonos de largo plazo. Sí, los hay, otra cosa es que no los tenga su banco.

Y me dirán ustedes que nada de lo anterior tiene mucho que ver con el tema del momento, que son las elecciones estadounidenses. En realidad, si lo tiene: quien sepa leer bien el resultado concentrará su inversión en unos sectores u otros en función de quien gane, puesto que las políticas económicas de Trump y Harris son diametralmente opuestas (entendemos que la de Harris será muy parecida a la de Biden).

Por ejemplo, si gana Trump, no tiene mucho objeto tener en cartera fondos que invierten en China o en mercados emergentes. Trump ha repetido que quien quiera vender en Norteamérica sin pagar tarifas tendrá que fabricar en Norteamérica. Y habrá unos países más damnificados que otros.

Tampoco será muy inteligente que, como “hay que diversificar mucho”, haya que darle a sectores como las energías verdes o farmacéuticas el mismo peso que se le haya podido dar cuando gobernaba Biden.

Se puede reducir la volatilidad diversificando, pero sin dejar de ganar dinero

Trump ha dejado claro que está a favor de aumentar la producción de energías fósiles. En cuanto a las farmacéuticas, la invitación a que Robert Kennedy Junior se una a la administración Trump augura un mayor control para estas compañías (si Trump cumple su palabra).

Son solo dos ejemplos y para un momento muy concreto. La cuestión es mucho más amplia. Se puede reducir la volatilidad diversificando, pero sin dejar de ganar dinero.

El resultado de unas elecciones es importante a corto plazo, pero el consejo de diversificar de forma inteligente lo es para toda la vida

Por ejemplo, hemos vivido épocas en las que la bolsa subía cuando bajaban los bonos, pero también hemos vivido otras en las que la correlación ha sido positiva, es decir, que no había impedimento para que a la vez que subía la bolsa subieran los bonos. Claramente, se estaba diversificando entre bonos y acciones, pero sin que ninguno de los dos activos compensar a negativamente la rentabilidad del otro.

El resultado de unas elecciones es importante a corto plazo, pero el consejo de diversificar de forma inteligente lo es para toda la vida. Nadie se hizo rico con la diversificación suma cero.

Se hicieron ricos los que supieron concentrar de forma inteligente sus inversiones, lo cual evidentemente implica cierto grado de diversificación. Pero pensada, razonada y adaptada al escenario de mercado, no simplemente porque sí.

***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.