No había que ser muy avispado para darse cuenta que España crecería por encima del 2,5% este año. La hemeroteca de EL ESPAÑOL, puede acreditar que esas eran mis previsiones desde principio de año.
Los cálculos del PIB no son tan precisos como para distinguir las décimas. Entre el 2,8 de crecimiento del PIB para 2024 que calcula el Banco de España y el 2,7 que ahora calcula el Gobierno, la diferencia se puede deber a la prudencia del ejecutivo o la pericia econométrica del BdE.
Las razones de ese crecimiento están en: a) un sector turístico disparado, con una inflación que eleva el gasto por visitante; b) un gasto privado que se ha mantenido durante el primer semestre del año, aunque ahora parece que se ralentiza; b) un gasto publico expansivo, basado en un esfuerzo fiscal alto que aumenta los ingresos tributarios al no deflactar el IRPF, pese a la inflación; c) el efecto tardío, pero que alguna vez se debería hacer notar, de los fondos next generation que dotan de liquidez el mercado; y d) un sector exterior con crecimiento de las exportaciones (por ejemplo de servicios no turísticos) y reducción de las importaciones (en parte debido al mayor porcentaje de las energías renovables).
Por el contrario, ni la inversión privada, ni la pública están empujando lo que debieran.
¿Seguirán los mismos motores económicos en años sucesivos?
La entrada y el gasto de turistas se mantendrá, salvo la existencia de “cisnes negros” inesperados. El riesgo es que se colapse el mercado por saturación. Algunos indicios de ello hay y habrá que tomar medidas para evitarlo.
La entrada y el gasto de turistas se mantendrá, salvo la existencia de “cisnes negros” inesperados
El consumo privado interno da señales de agotamiento. Ya se está ralentizando. Pero lo hará aún más, si el Gobierno se empeña en medidas fiscales que reduzcan el dinero en manos del público. Presión fiscal que necesita el ejecutivo de Sánchez para el nuevo techo de gasto público que quiere aumentar. Presión fiscal sobre la clase media y trabajadora, los profesionales empleados por cuenta ajena y los autónomos. El Gobierno “progresista” vía impuestos puede acabar con la vaca lechera del consumo privado.
Los fondos Next Generation ¿seguirán llegando en 2025 y 2026? Se deben aprobar una serie de leyes para seguir recibiéndolos, lo que no es fácil con la actual matemática parlamentaria. Además, su rentabilidad dependerá de la eficiencia de su administración.
De momento ha surtido algún pequeño efecto en la renovación y mantenimiento de inversiones públicas; aunque en la red ferroviaria parece que con poca pericia. El uso de esos fondos no está siendo todo lo eficiente que debería. Aportarán crecimiento al PIB. Pero no en la medida que debieran. Con otro gobierno quizás. Con esta Administración “progresista” ya se ha demostrado que no.
Las exportaciones se mantendrán, gracias al esfuerzo del sector privado. Los servicios no turísticos (consultoría, concesiones, …) seguirán al alza por los excelentes profesionales que tenemos y sus salarios inferiores a nivel internacional. Mientras, si el clima se mantiene y la sequía y la regulación de la Unión Europea no destrozan la agricultura de exportación, seguiremos vendiendo en Centroeuropa y comprando pienso internacional caro de Ucrania y su guerra.
Las energías renovables y la nuclear (si hay sensatez y se mantienen) seguirán ayudando a equilibrar la balanza comercial exterior al importar menos energía fósil.
Los fondos Next Generation ¿seguirán llegando en 2025 y 2026?
En resumen, no hay porque pensar que 2025 va a ser distinto de 2024, salvo que la “avaricia”, “rapiña” e incompetencia del Gobierno estropeen lo que los ciudadanos hacen por su cuenta.
Para que se mantuviese el ritmo de crecimiento serían necesarios unos presupuestos que animasen la inversión privada y pública y redujesen el esfuerzo fiscal de los ciudadanos. No los que pretende este Gobierno que quiere aumentar el techo de gasto. Dice que es lo mejor. Pero no aclara que ese aumento de gasto supone sacárselo a los ciudadanos antes.
El dinero público no sale de la nada ¡sale de nuestros bolsillos! Los 12.000 millones que dicen que perderían Comunidades y Ayuntamientos los ganaríamos los ciudadanos.
Lo que tienen que hacer las Administraciones públicas es ser más eficientes. Hacer más con lo que tienen, que ya es bastante.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.