La inteligencia artificial y la burbuja 'punto com'
Ante las importantes subidas de la bolsa americana, frecuentemente estoy escuchando, ya desde hace tiempo, paralelismos entre la situación bursátil actual y la de 1999-2000, lo que se conoce como la burbuja de las puntocom. Yo he vivido profesionalmente ambas situaciones, siempre desde una gestora de fondos de inversión.
Es cierto que el S&P 500 ha tenido importantes revaloraciones. Hasta 29 de marzo de 2024 la revalorización acumulada en 5 años es del 85,38% (lo que supone un 15,01% anualizado) mientras que, a diez, es un 180,53% (lo que supone un 12,94% anualizado). En los últimos tiempos el S&P 500 ha tocado máximos históricos de forma recurrente.
Estas subidas bursátiles, unido al reciente interés de la temática de la inteligencia artificial, son las que llevan a algunos a buscar las semejanzas (y diferencias) frente a lo que ocurrió hace prácticamente veinticinco años.
Es cierto que el S&P 500 ha tenido importantes revaloraciones. Hasta 29 de marzo de 2024 la revalorización acumulada en 5 años es del 85,38%.
Empezando por las semejanzas podemos destacar dos: la primera, las subidas están muy concentradas en pocas empresas relacionadas con la tecnología, concretamente con lo que se conoce como las siete magníficas (Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Nvidia y Tesla). La segunda es la sensación de una nueva revolución que hará cambiar el mundo (en aquel momento Internet, hoy la inteligencia artificial).
Sin embargo, en mi opinión, las divergencias son mucho más importantes que las similitudes.
En primer lugar, la bolsa subió mucho más en aquella época que hoy. De marzo de 1995 a marzo 2000 (5 años) el S&P 500 subió un 199,29% (lo que supone un 26,71% anualizado). De marzo de 1990 a marzo 2000 (10 años) el S&P 500 se revalorizó un +340,84% (lo que supone un 18,80% anualizado).
En segundo lugar, las valoraciones no son tan elevadas como entonces. El PER (ratio precio/beneficios) en diciembre de 1999 era para el S&P 500 superior a 30 veces, mientras que el actual en torno a 23 veces. Sin duda, el mercado mostraba mayor exuberancia en el pasado.
En tercer lugar, muchas de las empresas que en aquellos momentos tenían altas revalorizaciones disponían de planes de negocios y presente menos afianzado de lo que hoy tienen las grandes tecnológica.
Hoy Microsoft, con una caja neta anual de más de 80 mil millones de dólares, o Apple, con una caja neta anual de casi de 100 mil millones de dólares, son negocios tremendamente rentables, bien gestionados, con modelos de negocios absolutamente probados y con solidez indiscutible (otra cosa es que estén caros o baratos). Hace 25 años, Terra, empresa de Internet, con beneficios inexistentes, llegó a ser la tercera empresa con mayor peso en el Ibex 35.
En cuarto lugar, ahora la gestión pasiva es muy relevante, cuando en 1999-2000 era casi residual. El flujo comprador hacia ETFs y otros productos de gestión pasiva soporta los precios de las acciones con mayor capitalización bursátil, que son las que tienen un peso alto en los índices.
Hoy Microsoft, con una caja neta anual de más de 80 mil millones de dólares, o Apple, con una caja neta anual de casi de 100 mil millones de dólares, son negocios tremendamente rentables.
En quinto lugar, el mercado es más eficiente y las sobrevaloraciones alcanzadas en 1999-2000 son complicadas de volver a ver.
Podemos discutir si los mercados tendrán o no una corrección, pero la situación es muy diferente a la que se vivió en la burbuja punto com. El hecho de que el S&P 500 esté en máximos históricos no es, en mi opinión, un argumento válido para justificar sobrevaloración. La economía, medida por el PIB nominal mundial también está en máximos históricos, tanto en el mundo como en Estados Unidos.
Sí que es verdad que una lección importante de 1999-2000 es que del optimismo se puede pasar de forma rápida al pesimismo si las empresas que son objeto de fuerte recomendación de compra, por cualquier circunstancia, no cumplen con las expectativas del mercado. En este punto, sí he de reconocer que yo viví cómo los múltiplos de valoración pueden caer fuertemente y ajustarse a lo que el mercado interpreta como "nueva realidad".
Lo que me atrevo a concluir a modo de consejo es que los inversores deben tener carteras equilibradas, invirtiendo de manera diversificada y con un riesgo que se adecue al perfil del cliente. El exceso de avaricia lleva, en muchas ocasiones, a cometer errores. La moderación siempre suele ser un excelente atributo, en la gestión de patrimonio propio y ajeno.