El legado de Charlie Munger, difícil de replicar
Indiscutiblemente estamos ante uno de los grandes inversores de todos los tiempos. Una longevidad que le hacía parecer inmortal hasta que tristemente nos abandonó el pasado 28 de noviembre a la edad de 99 años.
Charlie Munger deja un vasto legado que va más allá del mercado de acciones. Para muchos, entre los que me incluyo, era un erudito. Una persona que mostraba interés por todo y que además transmitía pasión por aprender.
Carente del postureo de muchos de los inversores contemporáneos poseía una sencillez que era patente en su profesión. El hecho de que formase un matrimonio -profesional- único agranda su leyenda.
"Creo que la vida es una serie de juegos de costes de oportunidad. Tienes que casarte con la mejor persona que sea conveniente encontrar y que te acepte. La inversión es más o menos el mismo tipo de proceso", dijo una vez. Su media naranja en las finanzas fue nada menos que Warren Buffett.
Además de Munger y Buffett, hay clásicos como Templeton, Lynch, Graham, Greenblatt o Fisher, y otros estilos diferentes pero no menos brillantes como Marks, Soros o Boggle. Por una cuestión u otra, todos son excepcionales.
Lo que más me ha impactado de Munger es el deseo de aprendizaje continuo del que hizo gala toda su vida
Por ese motivo, y por ser una referencia para muchos aspirantes a inversores, es muy recurrente apelar a una figura icónica. Como lo es la tentación de usar sus citas para exponer en unos casos lo que se aspira a ser y en otros lo que se cree ser. La realidad es completamente distinta.
Bajo experiencia, esos inversores son irrepetibles e intentar replicar sus rendimientos, además de su filosofía, contiene una gran dosis de ilusión. Ni la paciencia, ni el proceso que aplicaron en cada momento, ni el olfato o inteligencia que demostraron son replicables, sencillamente porque esos inversores son únicos.
No son pocas las veces que insisto que en vez de usar citas convendría hacer un verdadero ejercicio retrospectivo de las propias capacidades para entender qué tipo de inversor se es. Saber con honestidad si lo que se predica se practica. Eso ayudaría a reducir el número de nuevos gurús, y por qué no, de fracasos.
Lo que sin duda más me ha impactado de Munger es el deseo de aprendizaje continuo del que hizo gala toda su vida. En una ocasión afirmó que admiraba a aquellos que se acuestan todas las noches un poco más sabias de lo que se levantaron.
Estoy absolutamente convencido de que si los inversores tuvieran afán por saber más, el mundo, no solo el de las finanzas, sería un mejor sitio donde vivir.