¿Nos espera otra pandemia?
La situación epidemiológica en China parece empeorar de nuevo: aumentan los casos de enfermedades respiratorias y los brotes de neumonía entre los niños del país. Justo lo que necesitábamos: ¿una nueva pandemia a finales de año?
Titulares de pánico aparte, analicemos lo que está ocurriendo con la cabeza fría, quizá no sea nada grave y todo este pánico no sirva para nada. Empecemos por el hecho de que China ha colaborado con la OMS desde el principio del brote y ha proporcionado estadísticas a tiempo, lo cual es tranquilizador.
En segundo lugar, no se han identificado nuevos tipos de enfermedad. Las autoridades de Pekín insisten en que la culpa la tienen los patógenos conocidos y la estacionalidad. Los mercados tampoco perciben la amenaza de una nueva pandemia, por lo que no están reaccionando a las noticias procedentes de Asia.
¿Covid 2.0?
Aunque los países no repitan el mismo error de cerrar las fronteras y meter a todos en casa, sería un duro golpe para la economía mundial, dado la reimposición de restricciones.
Además, llegaría en mal momento tanto para Europa, que está al borde de la recesión, como para China, sometida a presión por los problemas del sector inmobiliario.
Aunque los países no repitan el mismo error de cerrar las fronteras y meter a todos en casa, sería un duro golpe para la economía mundial
En cuanto a Estados Unidos, podría convertirse en el cisne negro que condujera, por un lado, a una crisis bancaria y, por otro, a una oleada de quiebras y bancarrotas.
La intervención de los bancos centrales bajando los tipos y volviendo a las políticas de estímulos (Quantitative Easing) provocaría un aumento de las presiones crediticias en los países que sería difícil de abordar a largo plazo.
Así, la inyección de 4,4 billones de dólares en el sistema por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) podría haber evitado una crisis a gran escala, pero al mismo tiempo tuvo consecuencias negativas.
Entre las más importantes, un aumento de la deuda, pero también la depreciación del dólar (una caída del índice DXY, que mide su evolución) y, en última instancia, una subida generalizada de los precios.
¿Qué pasaría con los mercados?
Por un lado, dispararía la demanda de activos defensivos, incluido el oro. Por otro lado, haría resurgir el interés por las acciones de empresas como Zoom o Peloton.
Por el momento, sin embargo, es demasiado pronto para reequilibrar bruscamente la cartera. Quizá esta vez sea realmente diferente y evitemos otra crisis epidemiológica.
***Igor Kuchma es analista de Trading View.