El FMI apuesta por un crecimiento del PIB español en 2023 sobre el 2,5%. Para ello en el cuarto trimestre no puede haber la desaceleración económica que algunos predijeron. Probablemente será un descenso suave en otoño, que remontará en navidades con las rebajas (“sales”) y el consumo propio de ese tiempo.
Los cálculos del FMI se basan en proyecciones econométricas. Sin embargo, muchas veces estos organismos internacionales fallan. Es más, cada cierto tiempo reforman sus expectativas porque sus variables sufren los impactos de acontecimientos diversos o se mueven de manera distinta a lo que ellos mismos han previsto.
Por eso fiarse de las opiniones de los expertos tiene su riesgo. Su lógica es: con los datos que tengo ahora mis proyecciones son estas, pero si cambian los datos, cambiaré mis proyecciones. Esto es lo que opino ahora, pero no me la juego.
De ahí qué, para mejorar la predicción, también se utilice el llamado “consenso económico”. Consiste en preguntar a “expertos” como ven el presente y el futuro y resumir esas opiniones como un indicador. Se llama “panel”; yo pertenezco a uno de ellos. Se basan en la “profecía autocumplida”. Si muchos expertos creen que irá mal, los inversores y los ciudadanos actuarán como si fuera a ir mal, invertirán y consumirán menos y eso agrava el futuro. Al revés pasa cuando se preconiza que vienen tiempos buenos. Basta la profecía para que se creen las condiciones para que se cumpla
Este segundo sistema tampoco sale fuera del círculo de los llamados “expertos”. Sus opiniones están contaminadas por otros expertos y por los datos que todos ellos utilizan.
Si muchos expertos creen que irá mal, los inversores y los ciudadanos actuarán como si fuera a ir mal, invertirán y consumirán menos y eso agrava el futuro
A la vista de ello, yo completo sus opiniones con la calle. Preguntar a la gente “como le va” y “cómo se comporta”. Es un sistema complementario y confirmador. Hay unos profesionales que están todo el día en la calle. Profesionales que notan el pulso económico en su “caja” y en las conversaciones que oyen y, en muchos casos, mantienen con sus clientes; los taxistas.
Estos días he hablado con taxistas de Madrid, Zaragoza, Barcelona, Sevilla y las Palmas de Gran Canaria. No es una muestra representativa, pero si significativa.
La primera pregunta, después del clásico comentario futbolístico, es: ¿cómo le ha ido este septiembre y cómo lo ve en los primeros días de octubre?
La respuesta, hasta ahora ha sido la misma en cada caso. “Creía que, en septiembre, después de la fiebre del consumo turístico del verano, la cosa decaería. Pero no ha sido así, creo que he hecho una caja aceptable en estas fechas y no veo que decaiga la demanda”. Alguno ha afirmado que eso le ocurre después de que él se haya tomado quince días o un mes de vacaciones que ¡ya era hora!
De manera que la sensación de los taxistas coincide con la del FMI ¡Y no siempre ha sido así! Así que es de esperar que la economía española crezca un 2,5% este año.
La sensación de los taxistas coincide con la del FMI
El Fondo Monetario Internacional asegura que el año que viene creceremos menos (1,7%). Aun así España será de las economías que más crecerán, según sus previsiones.
Aquí los taxistas también coinciden. Esperan que el año que viene la economía irá peor. Pero en este caso sus opiniones están contaminadas por la opinión publicada o, más bien, radiada. Porque el taxista oye la radio, es su principal medio de información general para los de su profesión y la radio está contaminada por la opinión de los expertos.
De manera que, así como el 2,5% es posible porque coinciden taxistas y FMI con informaciones procedentes de dos fuentes distintas de datos, la información de los taxistas para 2024 no es significativa. Lo que hace es confirmar lo que dice el FMI porque lo ha oído por la radio.
Se puede confiar en que el cuarto trimestre del 2023, la economía irá, más o menos como el año pasado. No habrá desaceleración, sino mantenimiento.
¿Y en el 2024? Esperemos a que el FMI reelabore sus datos. Luego los comprobaré con los taxistas ¿Y en caso de discrepancia? Ya se sabe: la calle es la calle.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.