Esta semana el BCE ha subido el tipo de interés básico hasta el 4,5%. Muchos analistas avisan de que la cifra ha venido para quedarse. No son buenas noticias para los propietarios con hipotecas de interés variable.
Tampoco para los bancos que las prestaron. La morosidad, o incluso, el impago, puede agravarse. Además, las entidades financieras tendrán que extremar el cálculo de los riesgos y, en consecuencia, se reduce el número de clientes que pueden acceder a hipotecas con mayor coste de intereses.
Muchos compradores de inmuebles desisten o reducen la parte hipotecada de la compra. Disminuye el negocio de las hipotecas de una banca acostumbrada a una clase media y trabajadora que siempre aspiró a la propiedad inmobiliaria.
Pero, ¡cuidado! No sólo es que el 4,5% ha venido para quedarse, es que puede que suba. ¿Por qué?
a) La Reserva Federal americana ha llegado al 5,5% y puede que lo mantenga y no lo baje. Su tasa de desempleo está por debajo del 3,5%. Su economía está fuerte. La demanda de consumo tira de los precios hacia arriba. En esa situación es difícil bajar la tasa de interés.
No sólo es que el 4,5% ha venido para quedarse, es que puede que suba
b) La política monetaria europea no puede separarse mucho de la de Estados Unidos. Si se queda rezagada se trasvasan fondos monetarios al mercado americano. Entonces el Euro se abarata. Se encarecen las importaciones de energía, por ejemplo. Eso importa inflación.
c) Es una de las razones de que la inflación no baje del 2% con unas energías fósiles que no acaban de abaratarse. Su mercado está regulado por la OPEP y puede reducir la oferta para mantener los precios. Lo está haciendo, aunque se espera recesión en Alemania y desaceleración en China, dos de sus grandes consumidores. Los combustibles, lo sabemos los españoles, han subido este verano.
d) Eso presiona los costes del transporte. Componente no despreciable del precio de muchos productos. Entre ellos, la alimentación fresca. Los productos perecederos incorporan esa inflación, además, por los fertilizantes… La demanda se desplaza también a otros alimentos, que suben. En España, por ejemplo, la inflación alimentaria en conjunto subió más del 10% anual en su conjunto.
e) Si excluimos la energía, los alcoholes y los productos frescos de temporada, la inflación subyacente no está baja en la zona euro (5,5%) y en España, por encima del 3%.
Si España, una de las economías con la inflación más reducida, no acaba de bajar de la meta del 2%, ¿por qué el BCE va a bajar el tipo de interés, cuando su responsabilidad es toda la zona euro?
La política monetaria europea no puede separarse mucho de la de Estados Unidos
En consecuencia, la esperanza de que la última subida del 0,25% sea la última se desvanece ante este panorama.
¿Qué puede pasar si el tipo de interés sigue subiendo?
Que para que la inflación se domine, la economía se contraiga. El desempleo subirá y se agravan los problemas de la población con menos renta, que suelen ser los primeros en sufrirlo.
Sin embargo, el año pasado, en septiembre, estábamos previendo una recesión para el primer semestre de este año y no ocurrió.
No ocurrió porque los tipos de interés estaban más bajos, el ahorro de las familias les permitió el consumo y la resaca del confinamiento de la Covid estaba cerca… Ninguno de estos factores están en 2023 igual que en 2024: los tipos de interés están altos, los ahorros de las familias se están acabando y el confinamiento se olvida con el tiempo.
Por eso habría que prepararse para un invierno duro, no solo en lo climático. Podría ser frío, con intereses altos y economía a la baja.
Aunque es posible que en marzo del año que viene tengamos que explicar con gran precisión por qué no ocurrió nada de eso. La economía es así.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.