Continuismo y falta de ambición en el programa del PSOE
Los programas electorales de los partidos políticos merecen una revisión de sus propuestas en materia económica para comprobar qué análisis y promesas ofrecen para afrontar los grandes retos de España para la próxima legislatura y que se resumen en la elevada deuda pública, el incremento del déficit estructural, la baja productividad de nuestra economía, además de la urgencia por aprovechar de manera eficaz y eficiente unos fondos europeos que siguen sin impulsar la transformación que necesita nuestro tejido productivo.
El programa del PSOE presenta una introducción a su bloque económico de ocho folios en forma de oda triunfal del gobierno y un refrito de ideas programáticas ya deslizadas en otros documentos del ejecutivo.
Aseverar que “todos los análisis” certifican y avalan la acción del gobierno es, cuando menos, un atrevimiento pretencioso cuando hemos sido el penúltimo país en recuperar los niveles prepandemia a pesar de contar con el mayor impulso fiscal de los países del euro, tras elevar nuestro endeudamiento en 369.000 millones de euros y generar un importante desequilibrio que impactará en las próximas generaciones si no se acomete un proceso de consolidación fiscal.
El programa del PSOE presume de tres grandes ejes: la responsabilidad fiscal, la justicia social y las reformas estructurales modernizadoras de la economía. La realidad es que el gobierno ha incrementado el gasto público en más de 108.000 millones de euros desde el último gobierno del Partido Popular, sustituyendo el gasto coyuntural derivado del impacto de la Covid-19 por gasto estructural y a pesar de contar con unos niveles de recaudación récord no ha existido voluntad de corregir el déficit público. Olvida que la inflación es acumulativa y ha erosionado los salarios reales de los españoles, en especial de las clases medias y trabajadoras, con una subida del 15,8% desde febrero de 2021, que se incrementó un 0,6% en junio con respecto a mayo y que acumula una subida del 30% en los alimentos desde que gobierna Pedro Sánchez.
Los fondos del Next Generation EU no llegan a la economía real, no existe información detallada sobre el impacto en términos de inversión, empleo o crecimiento de los fondos y el diagnóstico de las grandes reformas ligadas al plan no puede ser más desalentador. La reforma del sistema de pensiones, no garantiza su sostenibilidad y penaliza el empleo, la productividad y la atracción de talento.
La reforma del sistema de pensiones, no garantiza su sostenibilidad y penaliza el empleo, la productividad y la atracción de talento
Por su parte, la Ley de Vivienda es intervencionista y se ha demostrado fatal allí donde se han implantado sus medidas, introduciendo una inseguridad jurídica que reducirá drásticamente la oferta e incrementará los precios, en contra de lo solicitado por la Comisión Europea.
El mercado laboral cuenta con 1,2 millones más de afiliados, pero no hemos sido capaces de recuperar las horas semanales trabajadas, desconocemos el número de fijos discontinuos que están inactivos porque el Gobierno sigue sin detallarlo y contamos con 66.000 empresas menos desde que gobierna Pedro Sánchez.
A pesar de estar enmarcadas en los hitos y objetivos del Plan de Recuperación español, han demostrado ser incompatibles con la mejora de la competitividad de nuestra economía e ineficaces para reforzar la resiliencia de nuestro país ante posibles crisis futuras.
Entre las propuestas económicas, se encuentra reforzar la confianza en la economía española, cuando la experiencia de estos cinco años de alianzas políticas con independentistas y populistas nos muestra que Pedro Sánchez es impredecible y sus políticas se basan en la improvisación, la inseguridad jurídica o el señalamiento a los empresarios cuando le interesa.
Promete consolidación fiscal y la reducción del déficit estructural para lo que espera “incrementar los ingresos sin aumentar, con carácter general, los impuestos”. Algo tan medido como la redacción del programa electoral, deja abierta la puerta a subidas concretas de impuestos y a la creación de nuevas figuras tributarias. En ningún caso, las propuestas del PSOE van dirigidas hacia un proceso de consolidación fiscal en el medio plazo creíble.
Las propuestas del PSOE van dirigidas hacia un proceso de consolidación fiscal en el medio plazo creíble
La formación y el ajuste de oferta y demanda de empleo, son la base de su política en materia laboral, pero sin ir a la raíz del problema, ni a facilitar medidas que mejoren la productividad de las empresas. Al contrario, tanto en esta legislatura como en las propuestas presentadas para la próxima, se penaliza la productividad empresarial, lo que aleja más si cabe el objetivo de aproximar la productividad de las empresas españolas a sus homólogas europeas.
Sin empleos que generen valor añadido e incrementos de productividad, es imposible que nuestro país pueda alcanzar salarios más elevados, tal y como todos deseamos. La única novedad positiva es la creación del Consejo Nacional por la Productividad, cuestión mucho más relevante para el futuro de nuestro país que un Observatorio sobre los márgenes empresariales.
El programa desgrana medidas en digitalización ya planteadas en otras ocasiones por el gobierno y para impulsar el crecimiento empresarial expresa una lista de buenas intenciones nada concreta, al contrario de lo detallado en el programa del Partido Popular.
En materia fiscal, despacha su propuesta basándola en el Libro Blanco sobre la Reforma Tributaria de 2022, con medidas sin definir y escondiendo los planteamientos reales que pueda tener. Cabe recordar que dos catedráticos abandonaron el grupo de expertos del Libro Blanco.
El PSOE enfatiza en su programa que se evaluará la prórroga y los ajustes de los gravámenes temporales a banca y energéticas, el Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas y un incremento de la fiscalidad verde. Nada de deflactar la tarifa de IRPF, lo que implica por si alguien no lo ha entendido todavía, que nos suban los impuestos a todos los españoles un año más.
Pero si algo choca de este programa electoral es que, tras cinco años sin política industrial, convierta todos sus fracasos en propuestas para reindustrializar el país. Propone apoyar a las industrias, cuando la escasez de las ayudas gubernamentales para aliviar los costes energéticos ha perjudicado su competitividad, frente al apoyo que Alemania, Francia o Italia han prestado a su tejido industrial.
Los PERTES que no terminan de arrancar, ahora son parte esencial del programa del PSOE. Ese fracaso se reconoce implícitamente en la propia redacción del programa, utilizando la expresión “dar el impulso definitivo a la ejecución y resolución de las inversiones de los PERTES”.
Los otros ejes clave del programa de industria son una Ley de Industria que ha sido incapaz de aprobar y consensuar en cinco años y que forma parte de los hitos comprometidos con Bruselas en el Plan de Recuperación y el compromiso de firmar un Pacto por la Industria que estaba listo en mayo de 2018 y que el Gobierno no ha logrado consensuar y firmar en esta legislatura.
En definitiva, el programa del PSOE es un programa continuista, al que su exposición de motivos resta credibilidad y que apenas cuenta con medidas innovadoras y que vayan en la línea de corregir los grandes desequilibrios económicos del país o de afrontar las grandes reformas estructurales que España necesita.
*** Santiago Sánchez López es Economista.