El inversor quiere menos riesgo pese al buen año de la bolsa
Los datos del primer semestre dan una foto muy interesante del posicionamiento medio del inversor en España. Según la patronal Inverco, los fondos de renta fija y monetarios se han destacado en el año con un incremento de 19.700 millones de euros solo en captaciones, que contrastan con una salida neta de 4.780 millones de euros en el resto de estrategias.
Es más, excluyendo de la comparativa el crecimiento neto en fondos garantizados, la renta fija captó en estos seis primeros meses casi tres veces el dinero que las estrategias de mayor riesgo. En una frase, el inversor ha cambiado su preferencia temporal de riesgo.
¿Qué justifica este cambio? La respuesta más inmediata está en los tipos de interés. Un nuevo ciclo de caída de inflación con niveles de tipos más altos ha llevado a que los tipos de interés reales sean positivos por primera vez en mucho tiempo volviendo con ello a la consideración de activo apto de inversión en casi todas las carteras.
Los fondos de renta fija y monetarios se han destacado en el año con un incremento de 19.700 millones solo en captaciones
La realidad es que tras este colosal ciclo alcista de la renta fija ha hecho olvidar el papel de la deuda en las carteras. El inversor siempre ha buscado diversificar su riesgo con un pagador “seguro” como es el Estado, de forma que el riesgo iba asociado a la necesidad de incorporar más rendimiento bien con dividendos bien con la apreciación del precio de las acciones.
Los sucesivos mercados alcistas acontecidos desde los 80 han ido labrando una visión constructiva hacia una mayor presencia de este activo en las carteras. Incluso con los históricos pinchazos de las burbujas de la bolsa, la renta variable se ha incorporado de forma exponencial en la mentalidad de los inversores hasta los recientes niveles récord.
A principios de año hablé en esta misma columna acerca de la fiebre por las Letras del Tesoro. Pues bien, para entender ese proceso basta ver la evolución de los depósitos y efectivo. Los reembolsos de cuentas corrientes ascendieron, solo en el primer trimestre, a 22.218 millones de euros siendo esta la primera salida neta desde 2018 y la más alta registrada nunca.
El inversor siempre ha buscado diversificar su riesgo con un pagador “seguro” como es el Estado
Si asumimos que al menos un tercio los reembolsos se han empleado en cubrir la subida de tipos (hipotecas), el mayor coste del consumo básico (inflación de bienes) y al ocio (inflación de servicios), se confirma el viraje del ahorrador hacia un producto de rentabilidad sin riesgo: la renta fija.
Lo llamativo es que este cambio tenga lugar un año en el que las bolsas rebotan con fuerza. El mercado americano ha vuelto de lleno a un bull market y el Nasdaq ha subido casi un 40%. Goldman Sachs comentó la pasada semana sobre la pregunta de sus clientes de si es posible ver nuevos máximos históricos este año y la respuesta es afirmativa.
Si pensamos que los tipos de interés van a mantenerse altos y la política monetaria restrictiva, aunque tengo mis serias dudas, la opción de seguir invertidos en renta fija va a perdurar ya que el activo ha recuperado ese rol perdido como idea de diversificación del riesgo de los inversores y mayor seguridad. Quien quiere riesgo pudiendo vender su cartera de acciones con una revalorización jugosa y tener un 5% garantizado en letras a doce meses del gobierno americano que, además, bate a la inflación. Todo indica que la deuda, por fin, ha vuelto.