La OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) decidió esta semana reducir su producción en 1,6 millones de barriles diarios. La primera consecuencia fue la subida del precio. Subida que genera inflación de costes de toda la cadena de valor global y perturba los índices bursátiles.
En consecuencia, los bancos centrales, responsables de la política monetaria tendrán que incluir esa bajada de producción en sus factores de decisión.
La Reserva Federal americana, el BCE europeo y el BoE inglés, entre otros, tienen como objetivo actual reducir la inflación. La decisión de la OPEP va contra ese objetivo.
Por tanto, los bancos centrales deberían intensificar los mecanismos para combatir la inflación. El principal la subida de los tipos de interés.
Si permanecen igual el volumen de producción y la velocidad de transacciones, cuando aumenta la masa monetaria suben los precios
Toda la teoría monetaria se basa en la llamada “ecuación cuantitativa del dinero” (que conocían ya los escolásticos tardíos de la Escuela de Salamanca, siglo XVI).
Esa ecuación dice: si permanecen igual el volumen de producción y la velocidad de transacciones, cuando aumenta la masa monetaria suben los precios. Un ejemplo sencillo: si en una economía hay dos sillas y no se produce nada más (volumen de producción); si hay una sola compra (velocidad de transacción uno); si hay 1000 euros en el mercado el precio de cada silla es 500; si hubiera 1.200 euros, el precio de cada silla sería 600; inflación.
Cuando un banco central disminuye el tipo de interés se piden más créditos. Eso aumenta la circulación monetaria, con lo que aumenta la demanda de bienes y sus precios suben.
Si sube el tipo de interés se dejan de pedir créditos y disminuye esa circulación monetaria, baja la demanda y, en teoría, los precios deben bajar o, por lo menos, no subir. Todo ello porque a corto plazo ni el volumen de producción, ni la velocidad de circulación del dinero cambian fácilmente.
En base a esa teoría, la reducción de barriles de petróleo decidido por la OPEP y su presión para que suba su precio, obligaría a los bancos centrales a subir más los tipos de interés.
Por tanto, para combatir la inflación, entre otras medidas, los bancos centrales manejan el tipo de interés. Si los precios suben más de lo conveniente se sube ese tipo.
En base a esa teoría, la reducción de barriles de petróleo decidido por la OPEP y su presión para que suba su precio, obligaría a los bancos centrales a subir más los tipos de interés.
Tipos de interés que ya están alrededor del 4%. El Euribor, que se basa entre otras cosas en el tipo que marca el BCE, lo superó hace unos días.
Por tanto, después de la decisión de la OPEP, al menos en la zona euro e Inglaterra, sería de esperar una subida más agresiva de ese tipo básico de interés.
Pero esa subida puede llevar también a un colapso de la economía. Si el tipo de interés sube demasiado, las cuotas de las amortizaciones de créditos crecen, por ejemplo en las hipotecas de interés variable, y el riesgo de impago aumenta. Los bancos dejan de prestar. La demanda de bienes baja y la economía puede entrar en recesión.
Si la OPEP reduce su producción y aumenta el precio del barril puede ingresar lo mismo o más
A la OPEP tampoco le interesa esa situación. Una economía en recesión deja de consumir energía. Si la OPEP reduce su producción y aumenta el precio del barril puede ingresar lo mismo o más. Pero si la economía se colapsa, al bajar la demanda de petróleo los precios dejan de subir y la OPEP ingresa menos.
Así que la OPEP y los bancos centrales se vigilan mutuamente. En castizo se diría que se miran con “el rabillo del ojo” cada vez que uno de los dos toma una decisión. La OPEP subiendo o bajando la producción y los bancos centrales manejando el tipo básico de interés.
Por eso es de esperar prudencia en sus decisiones. Si actuasen en un juego de ganar-perder (win-lose), en el que uno gana y el otro pierde, podrían perder los dos. Están obligados a un juego de ganar-ganar (win-win). La OPEP manteniendo sus ingresos y los bancos centrales conteniendo la inflación.
En consecuencia, sobre todo el BCE y el BoE, deben responder con una subida moderada del tipo de interés a la reducción de producción de la OPEP. Mientras que ésta debe calcular su decisión sin reducirla demasiado para no estrangular a sus clientes, básicamente los países europeos.