Los indicadores adelantados no dejaron de funcionar, sólo se adelantaron
En el número de marzo de mi newsletter 'Los cuadernos del mercado', planteaba una cuestión que creo fundamental para cualquier inversor, asesor o gestor. La pregunta era muy clara: ¿han dejado de funcionar los indicadores adelantados? Porque es que últimamente no daban una. A peor salía el indicador, mejores eran los datos de la economía norteamericana (que es la que marca el rumbo del resto).
Lógicamente los indicadores adelantados se adelantan, para eso están, pero tampoco es normal que se retrasen tanto a la hora de materializarse su información.
Si para ganar dinero en los mercados hay que adelantarse -y de eso no les quepa la menor duda-, nada como saber interpretar los indicadores adelantados. Y hasta ahora, en mayor o menor medida habían demostrado su eficacia.
Eficaces no significa infalibles. El arte de invertir es el arte de calcular correctamente las probabilidades de que se produzcan determinados eventos o tendencias en la economía y en las finanzas. En otras palabras, acertar en las inversiones es cuestión de hacer un buen cálculo de probabilidades. Y para hacer un buen cálculo de probabilidades tienes que tener buena información.
Y todos señalaban en una dirección: recesión o como mínimo debilitamiento de la actividad económica
Pero hete aquí los indicadores adelantados habían dejado aparentemente de funcionar. Desde la famosa inversión de la curva de tipos -cuando los tipos de interés son más altos a corto que a largo plazo -a los índices de actividad o las encuestas entre directivos, pasando por la compraventa de viviendas y toda una serie de datos que se adelantan a la evolución futura del PIB.
Y todos señalaban en una dirección: recesión o como mínimo debilitamiento de la actividad económica. Pero la realidad era tozuda: el empleo seguía muy fuerte y el PIB de los EEUU sin ser para tirar cohetes, no era para nada de recesión. Ni siquiera leve.
Los otros indicadores adelantados más importantes eran y son los que afectan a la inflación, porque la inflación es quien decide lo que hace la Reserva Federal de los EEUU y la Reserva Federal es quien decide lo que hacen los mercados.
Pero el caso de la inflación era todavía más llamativo: caían los índices de precios de la producción, caía el petróleo, se desplomaba el precio del gas y de las materias primas -como consecuencia de que Rusia había encontrado como saltarse a la torera las sanciones-, caía el precio de los inmuebles, los cuellos de botella se habían convertido en autopistas y la Fed había subido los tipos de interés un 4,75 % en un año. Y la inflación bajaba, sí, pero muy lentamente.
La fortaleza de la economía norteamericana y la inmensa cantidad de liquidez que se había inyectado en el sistema estaba retrasando el resultado
¿Qué estaba fallando? ¿Habían dejado de funcionar los indicadores adelantados o somos demasiado impacientes? Porque no siempre funcionan con un adelanto exacto de un par de meses, pero tampoco con tanto retraso.
Ahora tenemos la respuesta: la fortaleza de la economía norteamericana y la inmensa cantidad de liquidez que se había inyectado en el sistema estaba retrasando el resultado. Faltaba que, con su fuerte subida de tipos, la Fed rompiera algo. Los indicadores no “sabían” qué se rompería, pero sí que la presión de subidas de tipos tan rápidas y tan potentes acabarían rompiendo algún eslabón de la cadena, normalmente, el más débil.
Y en esta ocasión han sido un banco “woke”, otro centrado en las criptomonedas y otro que pasaba por ahí (First Republic) que, como ya tenía problemas, se contagió rápidamente, como las personas inmunodeprimidas. En Europa el inmunodeprimido se llamaba Credit Suisse y también ha sucumbido. Ya veremos que tal aguantan los eslabones sanos si siguen subiendo los tipos de interés.
Los indicadores adelantados no es que hubieran dejado de funcionar, es que se adelantaron más de lo debido.
A partir de ahora todo va a ir casando. No sabemos cuál será el alcance de la crisis bancaria, aunque nosotros por si acaso hemos tomado precauciones (y no nos referimos a sacar el dinero del banco sino a invertirlo de forma adecuada al entorno). Pero sabemos que se va a restringir seriamente el crédito en EEUU, que Powell tendrá “su” ansiado incremento del paro (porque los directivos de las empresas se tentarán la ropa antes de contratar gente).
El mercado inmobiliario, que ya estaba muy tocado, quedará definitivamente tocado por la restricción del crédito y la duda no será si llega una recesión, sino si es profunda o leve. Y cuánto puede durar.
Ya tenemos la respuesta a nuestra pregunta, y es la que dábamos en la newsletter: los indicadores adelantados no es que hubieran dejado de funcionar, es que se adelantaron más de lo debido. Una buena noticia para los que trabajamos en este sector, porque es como si volviera a funcionar el limpiaparabrisas en medio de una tormenta.
La “mala” es que los indicadores señalaban hacia una recesión de cierta magnitud (“hard landing”), no a una recesión leve (“soft landing”). Y digo “mala” entre comillas porque solo lo será para la economía real. En los mercados financieros no hay situaciones malas, sólo hay situaciones imprevistas. Con los instrumentos financieros que tenemos hoy en día se puede ganar dinero en cualquier escenario de mercado.
No olviden que si hay una regla que se cumple siempre es que siempre hay activos ganadores y activos perdedores, fondos de inversión ganadores y fondos perdedores. Todo depende de situarse en el sitio justo en el momento adecuado.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.