UE-Iberoamérica, una alianza estratégica
La Presidencia española de la Unión Europea es una oportunidad para relanzar una relación que tiene que va a ser fundamental en el siglo XXI.
Hay ventanas que abren oportunidades en épocas como la actual, repleta de incertidumbres, cambios y transformaciones. Una de ellas pasa por reforzar y cimentar los vínculos históricos entre la Unión Europea y América Latina, en un momento en que Europa parece más dispuesta que nunca a volcarse en la región y convertir en estratégicos los lazos.
Y cuando la siempre especial relación entre España y Latam nunca había sido tan fuerte, lo que facilita el proyecto de que la UE, a través de nuestro país y su peso en la región, lleve estos vínculos bilaterales a una nueva dimensión en beneficio de todas las partes.
Considero que es el momento. La pandemia y la crisis económica y geopolítica desencadenada por la invasión rusa a Ucrania representan una ocasión para rediseñar ese vínculo entre Europa y América Latina, con España como gran eje articulador. Y es una visión, un proyecto al alcance de la mano que compartimos desde el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI), la asociación que presido y que agrupa a muchos de los 200 mayores empresarios de España e Iberoamérica. Podemos crecer a ambos lados del Atlántico, ganar dimensión y ser globales.
Hay una primera oportunidad que se abrirá con la presidencia española de la UE en el segundo semestre de 2023. España tiene como una de sus prioridades otorgar un nuevo impulso a esta relación transatlántica. Y durante su Presidencia europea, además, impulsará una cumbre entre la Unión y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
"España tiene como una de sus prioridades otorgar un nuevo impulso a esta relación transatlántica"
Esta apuesta española coincide con una mirada similar desde Bruselas, que prepara para 2023 una contraofensiva diplomática y comercial para retomar posiciones y frenar el avance de China y Rusia en la región.
Un documento interno alerta sobre que la UE pierde terreno de forma progresiva en unos países cruciales para acceder al suministro de materias primas. Además, Latinoamérica puede, a medio plazo, convertirse en una alternativa para que Europa deje de depender de Rusia en materia energética por su riqueza en litio, hidrógeno verde y capacidad para incrementar su producción de alimentos.
Madrid y Bruselas están en la misma sintonía, y existe el convencimiento de que revivir la asociación requiere de cambios y transformaciones.
La UE debe ofrecer a la región beneficios diferentes, que posean mayor atractivo que aquellos que Latam consigue en su relación con China. Este nuevo vínculo implica que Bruselas se convierta en un aliado geopolítico de América Latina para que la región se inserte en las grandes cadenas de valor internacional, diversifique sus vínculos comerciales, retome el sendero de la industrialización, ahora basada en la innovación y las nuevas tecnologías, y modernice sus estructuras económicas.
Nada de eso es viable si no se desbloquea la negociación con Mercosur, que se prolonga ya por más de dos décadas, o se actualizan los obsoletos acuerdos con México y Chile.
Un triángulo virtuoso
También es necesario abrir el foco. España y Europa no pueden perder espacio económico, financiero y diplomático con Latinoamérica. Hay un tercer actor, EEUU, que es el otro gran vértice del que podría convertirse en un triángulo virtuoso por el que ya circulan importantes flujos económicos y comerciales, pero que necesitan más margen para aprovechar todo su potencial.
"Este triángulo conecta a un mercado potencial de 1.400 millones de personas -el 17% de la población mundial-"
Este triángulo conecta a un mercado potencial de 1.400 millones de personas -el 17% de la población mundial-, de las cuales 600 comparten idioma. En CEAPI ya estamos trabajando para fortalecer esta nueva geometría estratégica. Tenemos una fuerte implantación en Europa y Latinoamérica, y estamos reforzando el tercer vértice del triángulo con más socios de origen iberoamericano en EEUU.
Este vínculo transatlántico, incluido EEUU, está llamado a dar un salto de calidad para reforzar dos áreas claves en esta tercera década del siglo XXI. Una es la preservación de la institucionalidad democrática, acosada por el ascenso de los populismos y los autoritarismos. La otra es la construcción del mundo de la IV Revolución tecnológica y de una economía sostenible social y medioambientalmente.
La economía mundial del siglo XXI no se podrá construir sin Iberoamérica. Forjar esta nueva alianza UE-Latam supone hacerlo desde sólidas bases sociales: implicar en el proyecto a la sociedad en su conjunto y, sobre todo, al sector empresarial.
Su papel es vital en el diseño de un nuevo pacto social, y la implementación de la nueva economía basada en la sostenibilidad, en alianzas público-privadas y en la fuerza de las empresas multiberoamericanas.
Hay que destacar que, si hay un actor tremendamente activo en la construcción de esa alianza Europa-Latam es el sector privado, notablemente el español: son las empresas las que están haciendo la Comunidad Iberoamérica y fomentando la asociación UE-Latam. Y por ello, creo que las instituciones deben volcarse en apoyo de las compañías en el robustecimiento de este vínculo.
Es hora de abrir esas ventanas de oportunidades. La más inmediata es el Foro Madrid Capital de la Internacionalización Iberoamericana, que organiza CEAPI y que celebraremos el próximo 17 de octubre en Madrid, bajo el título ¿Cómo invertir de Madrid?, en el que la capital de España mostrará su potencial y se reivindicará como punto clave de ese triángulo virtuoso.
También el VI Congreso CEAPI será otro momento para el reencuentro. Tendrá lugar el 31 de mayo y 1 de junio de 2023, y abordará esta nueva fase de las relaciones empresariales a ambos lados del océano en las que España puede y debe desempeñar un papel estratégico.
*** Núria Vilanova es presidenta del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI).