Energía eólica.

Energía eólica. Pixabay

BLUE MONDAYS

Intervención del mercado energético, otro paso hacia una economía planificada

12 septiembre, 2022 01:35

Los últimos titulares sobre los precios de la electricidad han llevado a lo que parecía inevitable que es la intervención del mercado energético. Otro pasito más hacia la conversión de Europa desde un régimen mayormente de libre mercado hacia una economía planificada.

La última década ha sido un lento conteo de situaciones en las cuales los gobiernos han aumentado su intervencionismo acrecentando el giro radical hacia un socialismo de planificación y regulación económica.

Hasta 2007, la economía comunitaria vivió propulsada por decisiones amparadas por las reglas de mercado en el que el enriquecimiento comunitario llevaba aparejada la responsabilidad de participación. Pero el estallido de la crisis financiera llevó a Europa a la triste realidad de un continente que no puede vivir en un régimen de plena libertad económica.

Se rescataron empresas y sectores, y por supuesto, gobiernos. Cuatro nada menos, entre ellos España. Desde ese momento se empezaron a dictar una serie de normas de actuación que claramente rompieron las reglas del juego y alteraron las condiciones de participación en el mercado.

Desde entonces los bancos se encuentran sometidos a una estricta regulación sobre lo que pueden y no deben hacer con su capital. Nos damos cuenta de la manipulación monetaria existente por un monopolio que les dicta lo que vale el dinero y que condiciona nuestras decisiones financieras (ahorro, inversión y financiación).

El estallido de la crisis financiera llevó a Europa a la triste realidad de un continente que no puede vivir en un régimen de plena libertad económica.

Posteriormente, una indeseable pandemia provocó que los gobiernos determinasen aun más nuestra forma de vivir determinando libertades elementales como la movilidad. Se empezaron a condicionar normas sociales como las relaciones estableciendo cuándo y cuántos se podían reunir. Se obligó a los ciudadanos a vacunarse como forma preventiva porque era lo correcto, y para que no hubiera dudas, se aplicaron calendarios de tiempo ajustados para no dejar espacio a calibrar las consecuencias de unos actos forzados.

Nos han dicho en qué se puede y en qué no se puede invertir. La prohibición de las criptomonedas es un claro ejemplo de intromisión regulatoria cuando se ha visto la amenaza que pueden llegar a suponer las criptos para el monopolio de la moneda.

La última entrega de este serial viene por la intervención masiva que ha tenido lugar en los mercados de la energía y el secuestro al que ya se están empezando a ver sometidos los ciudadanos. No es algo nuevo. Las reglas del mercado energético ya estaban enfocadas en base a una pretendida descarbonización que demuestra que la planificación energética, además de ser un completo desastre, ha sido una gran mentira.

Para ser más verdes y limitar las emisiones, que no eliminar (en eso consiste el net-zero emissions), se establecen unas condiciones enfocadas a que dependiendo del consumo tengamos calendarios de abandono energético. El más evidente el del automóvil. Pero para ello se decide unilateralmente anular todas las fuentes posibles de energía que, aun siendo contaminantes, son necesarias para el desarrollo normal de la vida, no solo de la economía.

La prohibición de las criptomonedas es un claro ejemplo de intromisión regulatoria.

Se elimina la energía generada por carbón, luego la nuclear y finalmente el gas que hasta hace unos años era la fuente verde y representaba el cambio en la movilidad de las ciudades. Nunca se pensó en un escenario de escasez ni en el lento -y costoso- desarrollo que la energía renovable tiene.

A los ciudadanos no se les ha explicado que la energía renovable tiene un problema que más que técnico es natural y que tiene que ver con la eficiencia energética y la imprevisibilidad que emerge cuando se hace dependiente en su generación.

Cuando los gobiernos capan los precios de la energía efectivamente actúan bajo condiciones de emergencia generadas por su propia incapacidad. Pero las medidas siempre son paliativas además de insuficientes. Se les dice a los ciudadanos que “por su bien” es mejor consumir menos y a determinadas horas. La última es que para demostrar su enorme fuerza política se introduce una surrealista intervención con un cap en los precios anulando todo rastro de funcionamiento de mercado.

Los ciudadanos ya saben que a estos precios la factura es inviable por lo que la demanda cae de forma natural. Con un cap se altera ese proceso. Además, dictan medidas arbitrarias como las temperaturas las que debemos trabajar o la vestimenta que debemos llevar. Surrealista a todas luces.

Los ciudadanos ya saben que a estos precios la factura es inviable por lo que la demanda cae de forma natural.

Y es que el intervencionismo nunca viene solo. Los cortes de luz empezarán más pronto que tarde a ser una constante como lo serán las limitaciones de movilidad que con toda probabilidad empezaremos a ver este otoño. Accesos limitados a los núcleos urbanos, y posiblemente, restricción de desplazamientos, serán medidas de las que sin nada lo evita seremos testigos próximamente.

Europa se dirige de forma coordinada a un régimen de gobierno extremo, intervencionista y planificado, que sigue suprimiendo las libertades individuales de la ciudadanía. Lamentablemente hablar de libertad en el siglo XX parece un pecado al lado del libertinaje moral que vivimos.

Juan Ignacio Crespo

La inflación y otras consecuencias económicas de las pandemias

Anterior
De izqda. a dcha., Raquel Sánchez, Isabel Rodríguez e Ione Belarra después del Consejo de Ministros que aprobó tramitar por el procedimiento de urgencia la Ley de Vivienda.

La Ley de Vivienda se atasca en el Congreso mientras los precios del alquiler alcanzan su máximo en 22 capitales

Siguiente