Pedro Sánchez parece desconocer que la banca realiza actividades esenciales o de interés público y eso es lo que le hace tan diferente. ¿Sabe el impacto que tendrán subir los impuestos a la banca? En el corto plazo podría aliviar las arcas públicas – siempre menos de lo que se estima – y podrá ser empleado – ojalá- en políticas sociales. En un medio plazo, está medida será repercutida en el consumidor final. Y no, no es una cosa de los bancos.
Si suben los costes fiscales u otros costes, suben el precio de los bienes ofrecidos. Pero la banca tiene una diferencia con respecto al resto de empresas, para bien y para mal. Si sube la gasolina, se repercute en toda la cadena de suministro y consecuentemente en el precio – por ejemplo – de los productos en un supermercado. Opción de muchas familias, apretarse el cinturón. Si el banco sube el precio de las hipotecas y préstamos, como tendrá que hacer por la subida fiscal, se contrae el crédito a empresas y particulares y eso tiene un efecto en todos los sectores de actividad. Menos crédito, menos inversión, menos consumo.
Y no, no es verdad que la banca se aproveche de la crisis y en todo caso el contexto económico es un factor que siempre beneficiará a determinados sectores y a otros no. ¿Se les puso un impuesto extraordinario a las empresas de alimentación por la compra masiva e incremento de beneficios de las empresas de alimentación en pleno Covid? No. ¿Cómo se va a calcular el beneficio extraordinario? (tampoco olvidemos que bancos como Santander y BBVA obtienen su mayor parte del beneficio fuera de España).
En el anuncio de subir los impuestos a la banca se mezclan muchas estrategias. La primera de ellas y más evidente, la elección del sector financiero como objetivo de la subida impositiva y en la que hay mensajes erróneos de forma intencionada.
El mensaje es claro, la crisis financiera inmobiliaria de 2008 – con impacto en España en 2012 – obligó a un rescate (sí, un rescate y no otra cosa) como consecuencia de una mala praxis en la gestión de riesgos de las entidades financieras.
Como consecuencia de eso, el dinero público inyectado no se ha recuperado. Hasta aquí todos de acuerdo, pero faltan otras variables de la ecuación: ¿se ha rescatado algún banco o todos ellos eran cajas de ahorro cuya gestión era política? ¿Se ha mencionado que países como EEUU o Holanda diseñaron rescates que hicieron recuperar e incluso ganar dinero a las arcas públicas? ¿Por qué no se habla del hecho que el dinero inyectado en la banca fue en gran parte a la compra de bonos del Estado Español?
El segundo punto discutible del anuncio es considerar extraordinarios los beneficios. La banca vive un proceso de transformación buscando modelos de negocio alternativos al tradicional. La forma de ganar dinero de la banca es sencilla, coge el dinero prestado de los depositantes a los que remunera y da préstamos con un tipo de interés mayor. Con la política monetaria de los últimos años, los bancos han recibido dinero gratis pero no han podido obtener una rentabilidad que cubra sus costes cuando otorgaban un préstamo.
Si los tipos son bajos, un banco no puede cubrir el coste de capital ni el coste de crédito (las provisiones). A esto se suma la prohibición de repartir dividendos durante la pandemia por parte de los supervisores. En definitiva, un sector muy poco atractivo para inversores y en un proceso de consolidación y cierre de oficinas iniciado hace ya unos años.
¿Cuál era la esperanza de los bancos? La subida de tipos. De hecho, muchos clientes han optado por préstamos con intereses fijos anticipando esa subida.
Y cabe una pregunta: ¿Pedro Sánchez hubiera gravado los beneficios extraordinarios de la banca en caso de que el Banco Central Europeo hubiera subido los tipos sin la crisis de Ucrania? Lógicamente no. ¿Lo hubiera hecho igualmente el Banco Central? Sí.
Quizá haya que recordar que, cuanto peor le va a la banca, peor nos va a todos.
*** Arturo Zamarriego Muñoz, experto en regulación financiera