En mi nuevo libro Los ricos ante la opinión pública (editado por Unión Editorial) reflexiono sobre los prejuicios y sentimientos que alejan a las personas del capitalismo y de las personas ricas. Desde un análisis multidisciplinar, abordo los factores históricos, sociológicos, culturales o psicológicos utilizados contra las personas con mayores ingresos o patrimonio.

En sus páginas, presento una encuesta elaborada por Ipsos MORI y el Instituto Allensbach, que mide las opiniones que los ciudadanos tienen de las personas ricas en España, Alemania, Estados Unidos, Francia, Italia, Reino Unido o Suecia.

En el caso de España, un 59% de los ciudadanos considera que las personas más pudientes "no son decentes" y hasta un 51% está de acuerdo con que "cuanto más tienen los ricos, menos hay para los pobres". Un mantra muy extendido gira sobre la distribución de la riqueza. Entre los calificativos más habituales al definir a estas personas, los encuestados hacen referencia a palabras como atrevido, materialista, arrogante, egocéntrico o implacable. 

En España, un 59% de los ciudadanos considera que las personas más pudientes 'no son decentes'

Otro dato importante es el apoyo mayoritario de los ciudadanos a la imposición progresiva a las personas ricas. En concreto, el 43% de los españoles considera que los impuestos a los ricos deben ser muy altos. En el plano internacional, el porcentaje es aún mayor en Francia y Alemania, mientras que Suecia, donde en su día sí hubo una fiscalidad muy progresiva, se defiende lo contrario y hay una mayoría social en contra de tales medidas (el 68%).

Pero el dato más curioso es que dos tercios de todos los encuestados no conocen a ningún millonario, el 13% dijo que conocía a más de uno en persona y el 10% afirmó conocer solo a uno.

Por lo tanto, estas percepciones no son fruto de la casualidad. Vienen reforzadas por la representación de los ricos que la televisión y el cine viene realizando desde hace mucho tiempo, pero siempre con una clara tendencia negativa. Películas como Pretty Woman, Titanic, La lista de Schindler o el Gran Gatsby muestran protagonistas millonarios competentes e inteligentes, pero con un carácter arrogante, desagradable, insensible y egocéntrico.

El dato más curioso es que dos tercios de todos los encuestados no conocen a ningún millonario

Sin embargo, esta tendencia parece revertirse entre los más jóvenes. En España, los menores de 30 años muestran una percepción más positiva hacia los ricos que los mayores de 60. Probablemente, se debe a la falta de prejuicios y el consumo habitual de información a través de canales diferentes a los habituales.

En definitiva, si la sociedad insiste en convertir a los ricos en un chivo expiatorio al que endosarle cualquier problema, se hace mucho más difícil encontrar soluciones reales a los problemas reales que tenemos. Cuando la política económica está impulsada por la envidia social, la prosperidad disminuirá significativamente.

*** Rainer Zitelmann es escritor y doctor en sociología e historia.