Si lo que queremos es dar una imagen de país de pandereta ante las autoridades europeas, lo estamos haciendo fetén. Se ha visto con los dimes y diretes del Gobierno con sus compromisos en materia de pensiones incluidos en el Plan de Recuperación que se firmó con la Comisión Europea. Un bochorno muy mediático que tiene mejor solución que otros. En concreto, que el de la tramitación de un proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) con un cuadro macroeconómico que Bruselas desbarató este jueves y que ningún organismo nacional se cree.
Se entiende el malestar de la AIReF con este tema. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal Española (que, por cierto, nació en 2013 a petición de la Unión Europea para garantizar el principio de estabilidad presupuestaria que incorpora nuestra Constitución y está suspendido) envió ayer un comunicado de cuya lectura se desprende su lógica inquietud por no poder hacer bien su trabajo.
Este organismo -que José Luis Escrivá conoce bien porque fue su presidente antes de ser ministro- tiene la función de controlar las cuentas del Gobierno. Y las condiciones en las que ejerció esta tarea con el proyecto de Presupuestos que tramita el Congreso no fueron las más adecuadas.
Recuerden la cronología de los hechos. El martes 21 de septiembre el Banco de España iba a actualizar sus proyecciones económicas, cuando la vicepresidenta, Nadia Calviño, decidió presentar el cuadro macroeconómico que da sustento a los Presupuestos. El Gobierno mantuvo un crecimiento del PIB para este año del 6,5% y prometió un avance del 7% para el siguiente.
Dos días después, el jueves, el INE reconocía un desliz sin precedentes con una drástica rebaja de sus previsiones de crecimiento en el primer semestre del año (en especial, del segundo trimestre). Para entonces, el proyecto de Presupuestos estaba casi listo para entregar al Congreso y el Gobierno mantuvo su calendario (y sus cifras) para llevarlos al Congreso en la segunda semana de octubre.
El cuadro macro fue avalado por la AIReF con una estadística irreal del crecimiento económico hasta junio
El cuadro macro fue avalado por la AIReF con una estadística irreal del crecimiento económico hasta junio. Pero, con las cuentas públicas ya en el Hemiciclo, la presidenta de AIReF, Cristina Herrero, alertó el 25 de octubre de la necesidad de rebajar las previsiones hasta el 5,6% este año y hasta el 6,3% el próximo. Una forma bastante clara de enmendar ese aval, que es trascendental para Bruselas.
Así que se entiende su malestar con el INE, al que había pedido -antes de este suceso- que adelantara la publicación de sus estadísticas relevantes para evitar este tipo de 'deslices' que han servido al Gobierno para inflar los ingresos y poder aumentar el gasto aprovechando la suspensión de las reglas fiscales europeas (y españolas).
La respuesta del servicio estadístico a Herrero es poco convincente. Afirma el INE que es "imposible hoy en día una mayor reducción de plazos" en la entrega de los datos de Contabilidad Nacional Trimestral y de las Cuentas no Financieras de los Sectores Institucionales.
El descrédito de las instituciones no toca techo en España. Y que el Gobierno siga sosteniendo en solitario que el PIB crecerá este año un 6,5% y otro 7% el que viene pone en duda su política económica.
Bruselas dijo ayer que tampoco se cree nuestro cuadro macroeconómico. Sus nuevas previsiones son que la economía española crecerá un 4,6% en 2021 (1,6 puntos menos de lo calculado en verano) y un 5,5% en 2022 (frente al 6,3% previsto antes). Nos sitúa a la cola de la recuperación y, lo que es también muy preocupante, de la credibilidad en la UE.