Estaba a punto de tirar la toalla y dar la razón a la vicepresidenta Calviño y su jefe Sánchez. Ambos afirman que este año el PIB español crecerá hasta niveles prepandémicos. Hace poco argumentaban que, con un crecimiento del 2,8% del PIB en el segundo trimestre, la economía española se recupera al mayor ritmo de todos los países desarrollados. Sus estimaciones, reflejadas en su cuadro macroeconómico, son de un aumento del 6,5% para 2021.
A mí, sin los instrumentos econométricos del Gobierno esos números no me salían. De hecho he escrito que esperaba un crecimiento del PIB sobre el 3,5 y no más del 5%. Pero la propaganda ha estado a punto de convencerme. Si a las previsiones del Gobierno se añaden las del Banco de España, el FMI, la UE, el Servicio de Estudios del BBVA… que oscilan entre el 6 y el 7% de crecimiento, la conclusión estaba clara: José Ramón te equivocas.
Sin embargo, este jueves el INE ha publicado un dato que desmonta el espejismo oficial. En lugar del dato adelantado de un crecimiento del 2,8% del PIB para el 2º trimestre ha calculado que fue el 1,1% (menos de la mitad). La diferencia según el INE se debe a un cambio en el cálculo con la incorporación de datos que en junio no tenían, como el consumo privado y la inversión industrial. Datos que han resultado menores de los esperados.
Además, el INE ha aumentado el descenso del PIB del primer trimestre: pasándolo del -0,5 al -0,6%. Es decir, con la cuenta de la vieja, en la primera mitad de año casi no se ha crecido.
De manera que para llegar al 6,5% anual previsto en el cuadro macroeconómico de los Presupuestos, debemos crecer más del 6% en el segundo semestre ¿Posible?
Para llegar al 6,5% anual previsto en el cuadro macroeconómico de los Presupuestos, debemos crecer más del 6% en el segundo semestre
Una mirada al tercer trimestre indica que el crecimiento debe haber sido fuerte. En particular el sector turístico. Los ratios de ocupación hotelera han rondado en muchos casos el 90%. Los españoles han salido de vacaciones en tromba. Hasta los restauradores se han quejado de la falta de camareros cualificados. Por contra, no hemos tenido el aluvión de extranjeros de otros años.
Además, agosto no es un buen mes para la industria (nunca lo ha sido). Por eso esperar que el turismo (12% del PIB español) arrastre a toda la economía española es un acto de optimismo voluntarista. Así que cuando el INE vuelva a cerrar sus datos definitivos nos podemos encontrar con que el crecimiento no ha sido el que estima el Gobierno. Veremos.
Nos queda el cuarto trimestre. Salvo en Canarias, temporada alta con la desgracia de la Palma, el turismo flaquea en la península y Baleares. La industria automovilistica, otro de nuestros sectores fuertes, tiene problemas de suministro.
En agricultura hay meses de cosecha (aceite, por ejemplo), pero luego viene el frio y con él también se reduce la construcción. Es cierto que las exportaciones funcionan (en cerámica, hay un boom). Pero para cumplir las previsiones del Gobierno la inversión y otros servicios, o el comercio con sus rebajas, debían tirar de toda la economía tanto como el turismo parece haberlo hecho en el tercer trimestre ¿Posible?
Por todo esto, sin los instrumentos econométricos de los que disponen los organismos antes mencionados a mí no me salen las cuentas. No me sale que crezcamos el 6,5% en el 2021 y ¡ojalá me equivoque!
Eso no tiene nada que ver con el Presupuesto, que se aprobará aunque sea irreal, porque, ya lo dijo Rufián: la alternativa (PP+Vox) es peor para los nacionalistas e independentistas y para IU; los apoyos de este gobierno.
Lo malo es que el 2022, si las previsiones del Gobierno no se cumplen, con la inflación rondando, el déficit público se puede disparar y puede ser el principio de un nuevo reajuste para los españoles (bajada de salarios públicos, pensiones, …) ¿Les suena?
No hay que alarmarse, siempre se puede dar el poder a las hormiguitas económicas del centro-derecha para que lo arreglen. Luego pueden volver otra vez las cigarras de la izquierda a dilapidar lo ahorrado.
Y así sucesivamente… España y yo, querido lector somos así.
*** J. R. Pin es profesor del IESE.