Sí, ya sé que hace unas semanas hablé de Jackson Hole, pero es que esta reunión es probablemente lo más importante que va a ocurrir en los mercados en el corto, medio y probablemente largo plazo. Eso y lo que haga la inflación, pero ambas cosas están muy relacionadas.
En el artículo anterior hablamos de forma general sobre este congreso anual de banqueros centrales. Hoy entramos a analizar qué escenarios pueden quedar después de esta reunión y cómo afectarían a los distintos sectores bursátiles y estilos de gestión de renta variable.
La economía ha cambiado mucho en estos meses. No ya respecto a la pandemia, sino a como era antes de la pandemia. La economía norteamericana tiene ahora una inflación del 5,4%, y una inflación subyacente del 4,3%, que es la más importante. Vamos, que la inflación actual, una vez descontados los elementos más volátiles, es el doble de lo que era antes de la pandemia.
En cuanto al nivel de empleo, es más o menos el mismo que había por aquel entonces, pero con un matiz importante: las ofertas de empleo pendientes de cubrir están en 10 millones, un nivel récord. En otras palabras, el paro es ya casi el mismo que antes de la pandemia, pero hay muchas más ofertas de empleo sin cubrir, así que es muy probable que el paro siga bajando.
Así que, alcanzado los objetivos del QE - aunque con una “ayudita” de varios billones en forma de programas de estímulos económicos del gobierno- , lo normal es que el presidente de la Fed comunique a sus colegas que la economía de su país ya no necesita respiración asistida.
Una posibilidad es que Powell transmita una actitud digamos que agresiva y diga sin tapujos que se acabó la fiesta
Ahora la cuestión es cómo lo dice, como se lo toma el mercado y cómo puede afectar a los distintos activos. Y, no menos importante, que dirán los otros banqueros centrales, especialmente el BCE, que va camino de ser como el Banco de Japón, que hace tiempo entró en modo QE eterno.
Una posibilidad es que Powell transmita una actitud digamos que agresiva y diga sin tapujos que se acabó la fiesta. En ese caso tendríamos una corrección considerable en las bolsas.
En el medio plazo se recuperarían, porque un escenario de más inflación y más crecimiento - el que se supone espera la Fed si actúa sin tapujos – puede ser bueno a la larga para la renta variable. Pero sería una actitud inesperada, no está descontada en los precios y habría corrección.
Pero no toda la renta variable reaccionaría igual ante un mensaje de este tipo. En el próximo número de mi News Letter “Los Cuadernos del Mercado”, donde tengo espacio para hacer un análisis más detallado, analizo la correlación entre los estilos de gestión de los fondos de inversión value y los growth ante el llamado reflation trade.
Y queda claro que determinados estilos de gestión y sectores de la renta variable no se tendrían por qué ver perjudicados. Incluso algunos se verían beneficiados.
En el otro extremo tenemos el escenario en el que la Fed está más preocupada por los efectos sobre el crecimiento - y por lo tanto sobre el empleo - de la variante Delta.
En el otro extremo tenemos el escenario en el que la Fed está más preocupada por los efectos sobre el crecimiento - y por lo tanto sobre el empleo - de la variante Delta, así que decide transmitir una gran prudencia respecto al cambio de tercio. El efecto por sectores y estilos de gestión sería radicalmente distinto al del caso anterior.
Finalmente está el punto intermedio. Es el que han estado transmitiendo mediante todo tipo de mensajes y globos sonda los miembros de la Fed, que consiste en que procederán al tapering antes de que acabe el año, pero con calma.
Este sería un buen escenario tanto para la renta fija como para la renta variable, aunque habría que revisar las carteras a nivel sectorial y por estilos de gestión. Al fin y al cabo y aunque sea con azúcar, lo que están diciendo la Fed es que las cosas van a cambiar. Y un cambio de política de la Fed es algo muy serio.
Como se diría en términos matemáticos, lo de Lagarde es una constante conocida mientras que lo que diga la Fed es una incógnita con tres posibles soluciones
También podría haber matices. A primeros de año hicieron algo muy inteligente, que es decir que no les importaba mucho que subieran los tipos de largo plazo – y cayera en consecuencia el precio de los bonos con vencimiento a largo plazo - pero no querían que subieran los de corto. Sería un escenario muy bueno para la renta variable, algo peor para la renta fija de largo plazo.
Otra cosa que puede dar mucho juego son las divisas. Si la Fed transmite su intención de ir preparándose para el cambio de ciclo, mientras que la presidenta del BCE lo que quiere es dinero barato para facilitar la vida de los políticos de la Unión Europea, en ese caso se abriría un “dólar trade” clarísimo, es decir, apostar por la revalorización del dólar frente al euro.
Pero eso dependerá de lo que transmita la Fed, puesto que ya sabemos que Lagarde está dispuesta a ir al infinito y más allá por su carrera política (aunque ya veremos que opina la inflación al respecto). Como se diría en términos matemáticos, lo de Lagarde es una constante conocida mientras que lo que diga la Fed es una incógnita con tres posibles soluciones.
*** Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance.