Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS) son aceptados por una gran mayoría y a parecidos resultados llegamos leyendo la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco. Ambos, propugnan un desarrollo sostenible que respete el medio ambiente, que no agote los recursos naturales, que no mutile las posibilidades de desarrollo de las futuras generaciones…, pero, sobre todo, que trabaje por la equidad, por la justicia y por la reducción de las desigualdades.

Y el papel que juegan los mercados financieros en la consecución de los anteriores objetivos es fundamental. Deben canalizar los fondos hacia las iniciativas sostenibles en buenas condiciones. Y en esto se está desplegando un enorme esfuerzo; han aparecido así bonos que canalizan el dinero hacia iniciativas sostenibles, fondos de inversión y de pensiones que invierten en empresas sostenibles, inversiones de impacto social o ambiental…

Y para que todo esto funcione, es fundamental disponer de una información amplia y contrastada: los diferentes agentes deberán poder asegurarse de que están aportando su dinero a actividades que realmente cumplen con los criterios de sostenibilidad social y ambiental.

Para que esta información sea fácilmente comprensible por los distintos agentes hay importantes iniciativas para estandarizar la información sobre sostenibilidad, a la vez que se avanza en la verificación de esa información para que sea fiable (y evitar prácticas como el greenwashing o 'ecopostureo').

El protagonismo del sector financiero en la sostenibilidad está fomentando la aparición de una importante industria alrededor de las finanzas sostenibles: proveedores de información sobre sostenibilidad, auditores y verificadores de la información, constructores de ránkings de sostenibilidad o de índices sostenibles, gestores especializados en inversión sostenible, bancos y compañías de seguros, elaboradores de normas sobre sostenibilidad, distintos asesores, investigadores, educadores, divulgadores… En España muchos de ellos participan en Spainsif, el foro español de inversión sostenible, que a su vez forma parte de Eurosif.

El protagonismo del sector financiero en la sostenibilidad está fomentando la aparición de una importante industria alrededor de las finanzas sostenibles

Las empresas sostenibles invierten en actividades sostenibles, y para financiarse emiten acciones o bonos, piden créditos; del otro lado, inversores institucionales, gobiernos y particulares colocan su dinero en estos activos, alimentando el mercado de las finanzas sostenibles.

El desarrollo de estas finanzas corporativas sostenibles juega a su vez un importante papel a la hora de llevar a las empresas por el camino de la sostenibilidad. Para ello deberán tener políticas sociales que garanticen el respeto por los derechos y justas aspiraciones de todos los afectados por su actividad, desde sus empleados hasta las futuras generaciones, también deberán ser respetuosas con el medioambiente, y habrán de mantener los adecuados equilibrios financieros que permitan su continuidad en el largo plazo.

Estas compañías también se denominan ASG (o ESG por sus siglas en inglés: Environmental, Social and Governance) al cumplir con los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno.

En una economía donde reine la transparencia, estas empresas lo normal es que tengan mejores resultados en el largo plazo al concitar más apoyo de sus trabajadores, sus clientes o de la sociedad en general, y evitar riesgos reputacionales y de otro tipo.

Y la evidencia empírica deja bastante claro que ya hoy las empresas calificadas como sostenibles tienen igual o mejor performance financiera a largo plazo que el resto de empresas, convirtiéndose en una inversión financieramente atractiva. Es todo este un campo en pleno desarrollo, en el que la Unión Europea está llevando el liderazgo mundial.

*** Fernando Gómez-Bezares es catedrático de Finanzas en Deusto Business School y vicepresidente de Spainsif.