En el año 2012, en plena tormenta financiera, la banca llegó a figurar entre los seis grandes problemas de los españoles en el barómetro del CIS. Pasó la crisis y el sector consiguió salir de ese listado en el que ahora figuran el paro, el coronavirus, los problemas económicos, la sanidad, la situación política y la gestión de la Covid-19.
Si ha habido un nombre asociado a la mala reputación de los bancos, ha sido el de Bankia, a pesar de que quienes llevaron al abismo la entidad fueron los políticos. En estos ocho años, los dividendos (modestos en relación a la inversión pública, pero en efectivo) que ha ido recibiendo en Estado, unidos a la gestión y carisma de José Ignacio Goirigolzarri -el banquero que llegó a hacer buenas migas con Manuela Carmena- permitieron asear la marca.
Pero esa mejora de imagen no ha sido suficiente para pasar página. El recuerdo del rescate ha pesado en la decisión de su futuro comprador, CaixaBank, de suprimir su nombre del banco que gestionará Gonzalo Gortázar a partir de 2021 con Goirigolzarri como presidente si la absorción se consuma según lo previsto.
Tras el éxito que se ha anotado la entidad de origen catalán al anticiparse a la consolidación bancaria que está pendiente en España, esta semana la cúpula del banco y su principal accionista afrontarán días difíciles.
Sobrevuela sobre ellos una querella que hará ruido pese a que podría tener poco recorrido judicial después de que la Fiscalía rectificara su parecer inicial y se adhiriera a la petición de sobreseimiento que formularon las defensas del banco.
Isidro Fainé, Gortázar, CaixaBank y Criteria (el holding financiero de la Fundación La Caixa) están siendo investigados en la Audiencia Nacional por la compra de banco portugués BPI junto con otros directivos de la entidad.
Es la tercera vez que el juez José de la Mata admite a trámite una querella de dos accionistas minoritarios anónimos que quieren sentar en el banquillo a la cúpula de CaixaBank. Hasta ahora han tenido poco éxito, ya que el magistrado optó por archivar las dos querellas anteriores. Veremos qué ocurre en esta tercera.
De momento, el fiscal concluyó en 2019 que la compra de BPI fue avalada por auditores externos y aportó un beneficio para las dos entidades. CaixaBank mejoró su patrimonio y BPI su solvencia y capital social.
La fijación de los dos querellantes con CaixaBank es, cuanto menos, llamativa. Hace años, llevaron a los tribunales un proceso de compraventa en El Cortijo de los Mimbrales por un asunto heredado de Cajasol, entidad que fue absorbida por Banca Cívica, que a su vez pasó a CaixaBank. La operación fue investigada y la querella se archivó.
Después, los querellantes actuaron contra la indemnización de 16 millones de euros que percibió el exvicepresidente y ex consejero delegado de CaixaBank, Juan María Nin. Denunciaban que la entidad había pagado ese dinero tras recibir dinero público por la absorción de Banco de Valencia. Una vez más, De la Mata investigó y archivó.
Ahora llega el turno de la compra de BPI y este lunes declararán como investigados Fainé y los representantes legales designados por CaixaBank y Criteria. Mañana, martes, será el turno de Gortázar. Otros altos directivos también han sido citados. Se ahorrarán el paseíllo con las cámaras de la prensa gracias a que se ha optado por el formato telemático ante la situación de la Covid-19.
Tan solo un día después, otra declaración judicial por otro caso financiero quitará protagonismo a la querella. Y es que el miércoles otro juez, José Luis Calama, ha citado a declarar como testigo por la ampliación de capital y resolución del Banco Popular a Luis de Guindos. También será por la vía telemática, aunque en su caso porque el exministro de Economía pidió no desplazarse desde Fráncfort ya antes de la pandemia.
La citación del vicepresidente del BCE es el preludio de otras. La semana que viene acudirán a declarar como testigos en este mismo caso Ana Botín y Rodrigo Echenique. Ambos darán cuenta de los detalles de la compra del Popular que cerró el Santander por un euro en la noche de su resolución en 2017.
A la banca le pasa como al principal partido de la oposición, los largos procesos judiciales que viene arrastrando desde hace años no le ayudan a levantar cabeza en términos de reputación.
A la banca le pasa como al principal partido de la oposición, los largos procesos judiciales no le ayudan a levantar cabeza en términos de reputación
Ahí sigue presente el caso 'BBVA-Villarejo' que incluso podría afectar a la entidad de cara a una operación en la consolidación europea por el riesgo reputacional que el BCE sigue con lupa. No fue suficiente con el traspaso de poder de Francisco González a Carlos Torres Vila.
Las dudas sobre el forensic y la admisión a trámite ahora de una nueva querella contra el actual jefe de auditoría, Joaquín Gortari, también dentro del caso Cenyt, muestran que el calvario judicial del banco tiene aún recorrido.
A las investigaciones que pesan sobre las entidades como personas jurídicas o sobre sus máximos responsables se unen las sentencias sectoriales que están haciendo de oro a las plataformas de afectados y bufetes especializados en demandar a entidades.
El miércoles se volverá a ver con la esperada sentencia del Supremo sobre el IRPH (índice de referencia de los préstamos hipotecarios). Y a todo esto, debería sumarse ya pronto la esperada sentencia del juicio por la salida a Bolsa de Bankia, casi a las puertas de que sus acciones dejen de cotizar para integrarse en la nueva CaixaBank.
ATENTOS A...
Los precios del gas natural han iniciado una subida que en los últimos tres meses acumula ya el 88% en el mercado, según advertía el analista financiero Juan Ignacio Crespo en su Newsletter casi diaria de mercados financieros.
De las 25 principales commodities, esta materia prima es la que más se ha revalorizado en lo que llevamos de este año marcado por la pandemia que economías, como la China, empiezan a dejar atrás.
Sin duda, esta subida de los precios del gas tendrá una repercusión directa sobre Naturgy. En los últimos meses, la empresa que preside Francisco Reynés se ha visto forzada renegociar los contratos de suministro de gas como consecuencia del desplome que había sufrido su principal materia prima. El cambio de tendencia puede dar aire a sus planes estratégicos, aunque Crespo advierte que veremos algún retroceso dentro de ese camino al alza.