Jardín, piscina, restaurantes, biblioteca, capilla, gimnasio y hasta peluquería. Son las zonas comunes que pueden disfrutar quienes se lancen al senior living, una oferta de vivienda para mayores de 60 años que tiene precisamente su fuerza en aportar esa convivencia para esquivar la soledad con calidades premium. Se trata de un formato que atrae cada vez más inversión, especialmente extranjera, y que crece un 30% anual.
Ese es el ritmo de ascenso del sector que, según Gesvalt, se ha registrado en los últimos tres años, que han sido casi de despegue. "Es verdad que las cifras venían de abajo. Ahora es atractivo porque los inversores buscan mercados con capacidad de crecimiento y éste no tiene un techo evidente", señala a EL ESPAÑOL-Invertia su directora general, Sandra Daza.
Explicado en síntesis, el senior living es una opción de vivienda dirigida a mayores de 60 años que no requieran asistencia. No se trata en ningún caso de una residencia. Los clientes del senior living son aquellos adultos que se encuentran en un momento de su vida "en el que se quedan solos y quieren una vivienda más cómoda", apunta Francisco López, Head de Living de BNP Paribas Real Estate.
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Esa comodidad extra la encuentran en los servicios adicionales a la vivienda, que acaba por ser de modestas dimensiones, en favor de una amplitud de espacios compartidos que puede incluir, además de lo señalado en el inicio de este artículo, actividades programadas.
Existen varios tipos de senior living. Las dos grandes categorías son urbano -sobre todo en Madrid o Barcelona- o resort, enfocado en la costa que baja desde Alicante, con especial atención a la Costa del Sol.
En todo caso están dirigidos a un perfil de alto poder adquisitivo: en su versión en alquiler, y sobre todo en modelo urbano, "las tarifas no van a bajar de los 4.000 o 5.000 euros".
El senior living se incluye en el mercado de las llamadas inversiones alternativas del inmobiliario, un cajón que incluye otras opciones que han ganado popularidad en los últimos tiempos, como el build to rent.
En el caso del senior, su auge ha venido empujado por la mayor inversión en el sector sociosanitario, el aumento de la población que se adentra en la tercera edad -más de 9 millones de personas están en esta franja de edad en nuestro país, el 20% de la población- y una mayor esperanza de vida. España ocupa la cuarta plaza mundial, con 83,1 años en promedio.
Y son tendencias que se mantendrán. "Nuestra propia pirámide es invertida, parece que va a haber suficiente clientela", apunta Daza. Todo ello ha generado lo que describe como "un caldo de cultivo interesante para la inversión", que encuentra unas rentabilidades de entre el 4% y el 4,5%.
Aunque más atractiva que la rentabilidad es la posibilidad de diversificación que ofrece al inversor inmobiliario, advierte López. "Tenemos decrecimiento de la población, un cambio a nivel sociedad, donde el rol de las familias de acoger a los mayores se está perdiendo, y los mayores van buscando esas soluciones", explica.
"El paso previo a la residencia es convivir con gente de mi misma situación", comenta. ¿En que se traduce para el inversor? "Teóricamente voy a tener alto nivel de ocupación, así que riesgo bajo". En BNP Paribas Real Estate están convencidos de que "va a ser una realidad" importante en el futuro, aunque ahora sea "residual".
Oportunidad de inversión
"Si el año pasado se hicieron 15.000 millones de inversión, no llegamos a lo mejor a 200 millones" en el senior, explica, pero hay "muchísimo" interés de inversores.
"Todos los fondos tienen el senior living como una de las líneas de actuación. Eso es clarísimo. Lo que pasa es que no está claro cuál es el modelo ganador. Y los fondos cuando no saben lo que está funcionando suelen ser prudentes", apunta.
Actualmente trabajan con entre 30 y 40 grupos que pueden estar buscando senior living en España. La mayor parte son extranjeros, en su mayoría anglosajones, aunque también hay fondos franceses o alemanes. Son países en los que esté modelo está asentado.
Sus búsquedas son muy variadas. "Puedes tener inversores que hacen residencial de gran tamaño, entre 200 o 400 viviendas, pero otros buscan inmuebles a partir de 6.000 u 8.000 metros, para 80 pisos. Son tamaños más parecidos al build to rent residencial", señala.
"Hay mucho capital que quiere invertir", asegura. Pero hay un cuello de botella: los operadores. "Tienes un activo inmobiliario, que es el edificio, que tendría que estar gestionado por un operador de senior living. En España no tenemos expertise. Los fondos nos dicen que les interesa mucho desarrollar proyectos de senior living, pero necesitan un gestor solvente. Es la pieza que nos falta", resume López.
Tampoco duda Daza del desarrollo del senior. Recuerda que hay previsión de que en los próximos tres años haya 2.500 camas más de senior living sin que eso alivie el "déficit" que existe para atender la demanda, y apunta que su expansión conllevará que florezca una oferta más asequible de precios.
"A día de hoy no hay rango medio, pero lo habrá", zanja.