La pandemia del coronavirus ha evidenciado la falta de inversión en investigación biomédica en España. Según las cifras aportadas por Mariano Barbacid, profesor de Oncología Molecular y exdirector del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), la financiación pública es “muy inferior al 1% del Producto Interior Bruto (PIB)”.
En concreto, la inversión se sitúa aproximadamente en el 0,5% del PIB, según los datos de Barbacid. En palabras de Javier Urzay, subdirector general de la patronal de la industria farmacéutica innovadora, España "tiene que aumentar un punto en ciencia" para superar el 1% del PIB y ser un país competitivo.
Precisamente es esta falta de inversión lo que provoca que nuestro país “no sea competitivo” en investigación biomédica, ha dicho Barbacid. Por ello, los expertos que han participado en el encuentro ‘El papel de la industria farmacéutica en la recuperación económica’, organizado por Farmaindustria, han pedido “más recursos, porque sin ellos solo gestionaremos miseria”, ha añadido.
División política
Y no solo la falta de inversión es un problema para España, también lo es la división política. Estos expertos han llamado la atención a los representantes de nuestro país. “¿Es posible que con la división política de España podamos conseguir ser un país atractivo para la recepción de nuevas inversiones?”, se ha planteado Antón Costas, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona.
Barbacid espera que “este gobierno y la clase política estén a la altura para que la ayuda de Europa en sanidad y ciencia se utilice de la mejor forma posible”. Sobre este asunto, Urzay ha propuesto “ser creativos en la búsqueda de fórmulas de colaboración público-privada para que estos fondos traigan el mayor retorno posible”.
Para ello es necesario unir las piezas del puzle, en opinión de Costas, quien ha criticado el fuerte déficit de coordinación que existe en la industria biomédica española a pesar de ser un país con un gran sistema sanitario público y excelentes investigadores.
“Tenemos posibilidades de captar inversión y tenemos un buen Sistema Nacional de Salud (SNS), grandes investigadores y una industria que invierte”, ha añadido Urzay.
La inversión en sanidad y ciencia no es gasto, sino que supone un ahorro en el futuro. Tal y como ha explicado Urzay, “cuando una empresa invierte en un nuevo medicamento trae ahorros al SNS porque reduce hospitalizaciones y estancias medias”. En su opinión, “así es cómo debe evaluarse la incorporación de innovación”.