Tren de Renfe S-107 en pruebas en Galicia pintado.

Tren de Renfe S-107 en pruebas en Galicia pintado. Imagen cedida

Observatorio de la movilidad

El vandalismo se ceba con los nuevos trenes de Renfe para Rodalies y los AVE a Galicia

Una parte del problema está en la falta de seguridad para proteger los convoyes.

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La imagen de trenes grafiteados ya casi forma parte del paisaje ferroviario en España. Este tipo de actos vandálicos no han dejado de producirse, incluso en los últimos meses en trenes que todavía no están ni tan siquiera estrenados por los viajeros, lo que pone en entredicho la propia seguridad. En Cataluña y Galicia es donde más casos se están produciendo.

Así, hace unos días un tren de la serie 107 de Renfe en pruebas apareció lleno de grafitis en la estación de tren de Santiago de Compostela. El convoy está siendo homologado para su futura puesta en marcha más adelante.

Estas nuevas unidades de alta velocidad incorporan cabezas motrices de Avril y coches reformados procedentes de los trenes hotel. Talgo es el fabricante de las cabezas motrices. También se encarga de la transformación de los vagones trenes hotel en la nueva serie 107.

Tren de Renfe S-107 en pruebas en Galicia con grafitis.

Tren de Renfe S-107 en pruebas en Galicia con grafitis. Imagen cedida

Y a mediados de febrero, otro caso llamó la atención. Un nuevo tren de Alstom para Rodalies apareció pintado tan sólo 48 horas después de salir de los talleres del fabricante francés en Santa Perpètua (Barcelona).

Se trata del primer tren de gran capacidad de la serie 452 fabricado por Alstom España, que se ha añadido a la flota de Renfe en Cataluña para dar servicio a través de Rodalies.

Dicho tren también estaba en pruebas de homologación para certificar que el material rodante cumple con los requisitos necesarios.

En estos casos, el problema es que estos trenes en pruebas no suelen tener la vigilancia de la que sí gozan los que están en servicio comercial, según fuentes del sector ferroviario. De hecho, serían los fabricantes los responsables de su seguridad ya que el tren todavía no ha sido entregado a Renfe.

La pintada que apareció hace unos días en el Vagón Verderón, sede de la Asociación Compostelana de Amigos do Ferrocarril.

La pintada que apareció hace unos días en el Vagón Verderón, sede de la Asociación Compostelana de Amigos do Ferrocarril. Imagen cedida

Este tipo de actos se produce también en trenes históricos, como la pintada que apareció hace unos días en el Vagón Verderón, sede de la Asociación Compostelana de Amigos do Ferrocarril.

Pero donde más se producen es en trenes que están en servicio. Por ejemplo, en 2024 Renfe tuvo que eliminar 22.000 metros cuadrados de pintura en más de 1.000 unidades de trenes de Cercanías Madrid.

Coste del vandalismo

Este tipo de actos no son gratis. El vandalismo grafitero en los trenes de Renfe genera un coste de 25 millones de euros anuales (70.000 euros al día) para la compañía. Esto incluye la limpieza de grafitis, tanto de personal como de productos de limpieza, EPI y gestión de residuos, así como gastos indirectos como personal de seguridad, sistemas de videovigilancia para su prevención, etc.

El principal perjudicado es el ciudadano. Los usuarios lo sufren cuando van a bordo de convoyes que son detenidos por los vándalos para pintarlos o por los retrasos o supresiones por trenes inutilizados durante días para ser limpiados.

Y  aquí un dato que es revelador: en 2023 se emplearon 15.000 horas de trabajo de limpieza de grafitis, según datos de la empresa pública aportados a este periódico.

Además, desde Renfe señalan que “los grafitis generan carencia de visibilidad, lo que afecta a la seguridad e impide la circulación”. Una situación de riesgo son los frenazos de emergencia para pintar en medio de un trayecto o el olor de este producto químico, que resulta muy molesto a los viajeros, entre otros.

El personal de seguridad de Renfe, además de evitar que las pintadas sean de mayor dimensión, ha abortado 1.194 incursiones grafiteras, según los últimos datos aportados por la empresa pública. Más de 100 autores de grafitis fueron identificados y puestos a disposición judicial.

Por otro lado, la retirada de grafitis obliga a movilizar los trenes hacia los centros de limpieza. El consumo eléctrico de estos desplazamientos equivale al consumo de 400.000 Kwh o lo que es lo mismo, 36 millones de bombillas encendidas durante una hora o abastecer el consumo de más de 44.000 hogares durante un día.