El futuro de los patines eléctricos: ¿negocio rentable o fracaso de la movilidad sostenible en las ciudades?
- Lime, Dott & Tier o Bolt apuestan por estos vehículos de movilidad personal al que renunciaron Cabify y Uber hace años.
- Más información: Los patinetes eléctricos tendrán que registrarse y tener un seguro de responsabilidad civil
Desde principios de octubre, Madrid ya no cuenta con servicio público de patinetes eléctricos compartidos en sus calles. Tampoco se pueden subir en tren o metro. ¿La razón? La inseguridad que han generado, entre otras cuestiones. Una situación que da de lleno contra un negocio en el que muchas empresas como Lime, Dott&Tier o Bolt han invertido grandes sumas de dinero y que rompe con el idílico sueño de la micromovilidad en las grandes urbes. La cuestión es si estamos ante el fin de esta forma de movilidad o sólo es un inicio algo trastabillado.
Y la respuesta es que no asistimos a su fin. Pero es un ‘no’ con matices. Tras lo ocurrido en Madrid, apostar por esta forma de movilidad como negocio “no es un fracaso”, sino “un catalizador que permite la movilidad particular, pero no de cualquier forma, ya que debe tener la garantía de que el aparato es de calidad y, por tanto, que aporte seguridad”, señala a este periódico May López, directora de Desarrollo de la plataforma Empresas por la Movilidad Sostenible y profesora de EAE Business School.
Y eso es precisamente lo que está en entredicho, la seguridad. “El uso incorrecto de los mismos y el riesgo de accidentabilidad está provocando que surja rechazo por parte de municipios y organizaciones al uso del mismo”, según detalla el informe ‘Movilidad Eléctrica en España. Situación actual, objetivos y retos a abordar’, realizado por May López como profesora de OBS Business School.
Un uso incorrecto que también ha llevado a Cataluña a vetarlos en el transporte público desde el año pasado y a eliminarlos de las calles de Valencia mucho antes. En concreto, desde hace seis años ya no circulan por la ciudad.
Como hemos comentado, el gran problema es la siniestralidad. En 2023 se produjeron un total de 297 accidentes, en los que 187 personas resultaron lesionadas y hubo 12 víctimas mortales, un 37% más que en el año anterior. Accidentes de los cuales 23 fueron incendios, lo que ha motivado que en algunas ciudades como Madrid o Barcelona se haya prohibido su acceso a todos los transportes públicos como el metro o el tren.
Si bien es cierto, aquí hay que diferenciar entre los patinetes de uso compartido y los que son privados. Para el presidente de Dott & Tier, Maxim Romain, los primeros tienen mayores indicadores de seguridad ya que las empresas propietarias pueden comprobar la velocidad, el estado de los vehículos y realizar un mantenimiento.
“Entre las compañías que operábamos en Madrid no hubo ningún caso de accidente grave, pero con los patinetes privados sí los ha habido”, asegura.
Debido a los problemas que estaban generando, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha cambiado la normativa para circular con ellos. Entre otras cosas, está prohibido que vayan por aceras, zonas peatonales, pasos de travesía, autopistas, autovías, vías interurbanas o túneles en ámbito urbano y la velocidad de estos vehículos deberá estar entre 6 y 25 km/h. Además, deberán contar con un seguro.
Esta decisión también se toma teniendo en cuenta el elevado número de vehículos de este tipo que hay. Según datos de la Federación Española de Vehículos de Movilidad Personal ya hay unos 5 millones de patinetes eléctricos en España.
Grandes inversiones
La cuestión aquí es que el caso de Madrid ha abierto una brecha de seguridad que impacta directamente en las empresas afectadas, pero de forma indirecta en todo el sector por el temor a que otras ciudades sigan sus pasos.
Hablamos de millones de euros en inversión que no están dispuestas a perder. Por ejemplo, Lime invirtió aproximadamente 20,6 millones de euros en el servicio madrileño, mientras que Dott necesitó 3 millones sólo para arrancar operaciones.
Estas inversiones suelen incluir el coste de los vehículos, la inversión en personal (mecánicos y conductores), los gastos operativos (alquiler de vehículos, servicios y suministros), creación de un centro de operaciones...
De ahí que el presidente y cofundador de Dott & Tier, Maxim Romain, crea que la decisión de Madrid sienta "un mal precedente" para el resto de inversores. Así lo dijo en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL-Invertia en la que contaba que ya había recurrido la resolución del consistorio liderado por José Luis Martínez-Almeida.
No son las únicas que han puesto sobre la mesa grandes sumas de dinero. Bolt ya anunció su intención de invertir hasta 7 millones de euros para expandir sus servicios de micromovilidad en España. Con ello, la empresa de origen estonio espera ampliar su oferta de patinetes y bicicletas eléctricas a más ciudades de nuestro país en los próximos tres años.
“Nuestro objetivo es aumentar la flota a 10.000 vehículos, como parte de nuestro esfuerzo continuo por mejorar las soluciones de micromovilidad y contribuir a un transporte urbano más sostenible y eficiente”, señala a este periódico Paul Álvarez director regional de Micromovilidad para los mercados de Benelux, Francia y Sur de Europa en Bolt.
Mismo caso que el de Dott & Tier, que ya está negociando con otras ciudades españolas expandir sus patinetes. Y en Lime, su responsable de Relaciones Institucionales en España, Arnau Pérez, dice estar “plenamente comprometidos con la expansión de alternativas de movilidad sostenible en las principales ciudades de España”.
Los planes de estas tres compañías contrastan con los de otras grandes empresas de movilidad que se bajaron del barco. Tal es el caso de Cabify, que tras no ser uno de los operadores designados por el Ayuntamiento de Madrid -a través de concurso público- decidió eliminar esta categoría de su plataforma.
La compañía contaba con 125 vehículos. En su momento, señaló que evaluaría la conveniencia de incorporar de nuevo los patinetes en el futuro, valorando su impacto en las ciudades y en los ciudadanos. No obstante, la empresa no tiene planes de retomar este servicio.
Caso parecido es el de Uber, que compró la compañía de bicicletas y patinetes de sharing Jump en 2018. Un año después llegó a España. Y en 2020 traspasó este negocio a Lime.
Soluciones
Ante los problemas de seguridad, las compañías cuentan con planes de choque. En el caso concreto de Madrid, Dott & Tier presentó una propuesta al Ayuntamiento de Madrid para reducir la flota de 6.000 a 4.000 patinetes eléctricos durante seis meses para medir la seguridad.
Es decir, comprobar el impacto de la medida sobre la ciudad o ver si hay accidentes. Y una vez obtenidos los resultados, se trata de valorar si las empresas y el municipio quieren o no continuar con este servicio.
La compañía tiende su mano a colaborar con el Ayuntamiento de Madrid de la misma forma que lo ha hecho la otra afectada, Lime.
“Seguimos dispuestos a dialogar con el Ayuntamiento para encontrar una solución que beneficie a todos los madrileños”, señala su portavoz.
En su caso, Lime ya han introducido mejoras en sus dispositivos, como impulsar sanciones a los usuarios que estacionaran de forma incorrecta el vehículo o aumentar en un 100% el uso del casco entre nuestros usuarios al incorporar el casco-selfie.
Para Bolt la solución no está en prohibir. “Creemos que es importante enfocarse en la educación de los usuarios, mejorar las medidas de seguridad e invertir en infraestructura que hagan de Madrid una ciudad en la que sea fácil circular en bicicleta o patinete eléctrico”, señala el portavoz de la compañía, quien cree que fue un error “otorgar licencias a un número limitado de operadores”.
Aún así opina que “Madrid tiene la oportunidad de reconsiderar esta decisión y avanzar hacia soluciones de transporte más sostenibles”. En su caso aportan herramientas como geofencing y sistemas de estacionamiento inteligente.
No obstante, se va a producir un cambio sustancial que tiene que ver con la seguridad de estos vehículos. La profesora de EAE Business School recuerda que los patinetes eléctricos comercializados a partir de 22 de enero de 2024 deben estar certificados para su uso. Los comercializados antes podrán circular hasta el 22 de enero de 2027, aunque no dispongan de certificado. Después necesitarán dicho certificado.
Futuro
Hay que recordar que como vehículo de movilidad personal, los patinetes tienen grandes ventajas. No emiten gases contaminantes durante su uso, son económicos y permiten moverse por las ciudades de forma ágil y sin atascos, permitiendo al mismo tiempo la intermodalidad entre distintos medios de transporte.
En este sentido, desde Bolt creen que es un negocio rentable de cara al futuro. “Los patinetes compartidos juegan un papel crucial en la movilidad urbana, proporcionando conectividad en el primer y último tramo de los trayectos”, señala Paul Álvarez.
En su opinión, “esto ayuda a reducir la congestión del tráfico, disminuir las emisiones y disminuir la dependencia del automóvil”.
Para Lime, lo ocurrido en Madrid no tendrá efecto arrastre. “Los patinetes son una parte creciente del ecosistema global del transporte urbano y un beneficio neto para las zonas urbanas”, afirma Arnau Pérez.
Así que sobre la mesa muchas de estas compañías cuentan con planes de inversión que no van a cambiar porque son conscientes de que la movilidad sostenible en las ciudades es necesaria. Y parece que el negocio de los patinetes seguirá tirando de esta micromovilidad.
El caso de Madrid
El 3 de mayo de 2023 el Ayuntamiento de Madrid puso en marcha un nuevo sistema de alquiler de patinetes tras un concurso público que ganaron Dott, Tier y Lime. El objetivo era disminuir el número de vehículos desplegados por las calles madrileñas. Se limitó a 6.000 patinetes durante tres años.
El 5 de septiembre de 2024 el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, anunció la retirada a partir de octubre de los 6.000 patinetes de Dott, Tier y Lime que podían circular por las calles de la ciudad.
Razones. El consistorio alegó que las empresas no estaban cumpliendo con las condiciones acordadas y comprobó que no había un despliegue equilibrado de patinetes por la urbe y que existían insuficiencias en la cobertura del seguro. Cuestiones que, según el Ayuntamiento, impiden garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Reacciones. El presidente y cofundador de Dott & Tier, Maxim Romain, anunció en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL-Invertia que ya había recurrido la resolución. Y no descartan emplear otras vías legales para seguir operando este servicio en la capital.