En una época marcada por la instantaneidad y por la voracidad de las tendencias empresariales es poco común encontrar proyectos que, antes de cerrar su primera venta, acumulen más de una década de trabajo a sus espaldas. Iryo, el nuevo operador ferroviario de alta velocidad, que arrancará sus operaciones el próximo 25 de noviembre, forma parte de esta especie de rara avis.
Sus dos principales precursores, Carlos Bertomeu y Víctor Bañares, han tenido que recorrer un largo camino hasta llegar a una meta que, además, no deja de ser una línea de salida para el proyecto empresarial. Hay que remontarse hasta 2010 para encontrar la conversación entre estos dos empresarios de la que nació una empresa que este domingo comenzará a vender sus primeros billetes de tren.
En estos años, han sido infinidad de veces en las que el proyecto que hoy encarna Iryo ha tenido que hacer frente a la palabra no. Cambios regulatorios, idas y venidas de socios y hasta una pandemia inédita en 100 años han sido algunos de los obstáculos a los que Bertomeu y Bañares han tenido que hacer frente.
Una serie de impedimentos que han ido configurando la personalidad de la empresa que hoy está destinada a convertirse en el segundo operador ferroviario que más pasajeros transportará sobre las vías españolas ya en 2023. Porque, al igual que la cocción a fuego lento ha marcado la concepción de este proyecto, ahora ha llegado la hora de alcanzar la velocidad de crucero.
Crear una nueva experiencia
Una de las razones que hizo comprender tanto a Carlos Bertomeu como a Víctor Bañares que tenía sentido recorrer este camino juntos es la esencia de la estrategia con la que esperan convertir a Iryo en un éxito comercial: ambos están convencidos de que se puede crear una nueva experiencia para el viajero antes, durante y después del viaje en tren.
Su desempeño en otras industrias fuera de lo ferroviario -a los mandos de Air Nostrum, en el caso de Bertomeu, y en su paso por Air Europa y Vueling, en el caso de Bañares- es la base de la creencia de ambos empresarios de que en la industria ferroviaria hay espacio para que las cosas se hagan de forma distinta a la tradicional.
Además, la llegada de su socio Trenitalia suma a este planteamiento la experiencia que acumula operando en un mercado ferroviario liberalizado ya maduro como el italiano. Un elemento clave para el desarrollo del proyecto que vendrá de la mano de Simone Gorini, consejero delegado de Iryo.
Su visión compartida pretende ofrecer una nueva propuesta de viaje a los usuarios españoles de la alta velocidad. Algo que arranca en el proceso de venta, y que también pasa por la flexibilidad de opciones, la variedad de la oferta a bordo y la atención que los pasajeros reciben en todos los contactos que tienen con la empresa.
Para cumplir este objetivo, la tecnología va a desempeñar un papel central. En este punto Iryo ha apostado por los Frecciarossa, un modelo de tren de alta velocidad totalmente adaptado al mercado español que cuenta con las prestaciones más avanzadas de la industria tanto en lo que respecta a las prestaciones ferroviarias como a las capacidades digitales a bordo. A ello, además, se suma una oferta tanto gastronómica como de entretenimiento que busca atraer a un abanico lo más amplio posible de usuarios.
Despliegue en tiempo récord
Al ya complejo reto de seducir a los clientes, el equipo de Iryo va a tener que sumar el desafío operativo. En tan sólo cinco meses sus trenes rojos deben llegar a los tres principales corredores de alta velocidad españoles. En concreto, 32 circulaciones diarias unirán Madrid y Barcelona desde el próximo 25 de noviembre. Una conexión que permitirá a Zaragoza tener 11 viajes diarios con las dos principales ciudades españolas.
Menos de un mes después, el 16 de diciembre, otras 16 circulaciones se sumarán en el corredor Madrid-Cuenca-Valencia. Un despliegue que se completará ya en 2023 con la llegada de los trenes de Iryo a Sevilla y Málaga.
En concreto, desde el próximo mes de marzo, la ruta Madrid-Córdoba-Sevilla contará con 12 circulaciones diarias. En la misma fecha, otras 10 frecuencias se añadirán en el corredor Madrid-Córdoba-Málaga. De llegar a buen puerto, este plan se convertirá en el mayor despliegue realizado en la historia de la alta velocidad ferroviaria española en tan sólo cinco meses.
La última etapa del lanzamiento de Iryo llegará en junio de 2023. En este caso, los trenes de la operadora participada por Air Nostrum y Trenitalia llegarán a Alicante días antes de que comience la campaña veraniega. Un total de cuatro trenes diarios conectarán esta ciudad con Madrid, Albacete y Cuenca.
Cuatro trenes en uno
La duda que queda por despejar a semanas de la puesta en marcha de su servicio es: ¿quién será el usuario tipo de Iryo? Pese a que el principal argumento que ha acompañado a la liberalización ferroviaria ha sido siempre la reducción de tarifas, desde la nueva operadora no se sienten cómodos sólo con esa etiqueta.
La configuración de los trenes muestra cómo el enfoque de Iryo no encaja dentro de los estándares clásicos del low cost. Los usuarios podrán optar por cuatro clases diferentes. Una organización que pone el foco sobre las necesidades del viajero de negocios.
Tanto es así que las propuestas más alineadas con las necesidades de este tipo de pasajero ocuparán tres de las cuatro categorías en las que Iryo ha dividido sus trenes. La propuesta comercial de la compañía va a dar pie a encontrar precios atractivos pero, su eje, pretende persuadir y retener al mayor número posible de viajeros del segmento empresarial.
Un reto grande pero que está alineado con los condicionantes del mercado ferroviario. Los dos principales pilares de este negocio son el volumen y el margen. A día de hoy el volumen tiene un límite. Iryo va a poder comercializar los asientos que su flota le permite en las circulaciones que tiene asignadas. En este contexto, apuntar al segmento de los clientes con más margen es lo que va a permitir a la empresa maximizar sus ingresos ofreciendo tarifas competitivas.
El viaje no termina en el tren
Además de la estrategia con la que los fundadores de Iryo quieren diferenciar su propuesta del resto durante el viaje, el plan de Carlos Bertomeu y Víctor Bañares también incluye romper las barreras tradicionales del tren. Para ello, Iryo nace con una serie de alianzas con las que la compañía pretende ser un actor activo de propuestas multimodales.
Iryo estará dentro de Amadeus, lo que permitirá que los billetes de sus trenes puedan ofrecerse y combinarse con multitud de propuestas turísticas. Además, la compañía quiere postularse como un complemento para las rutas de larga distancia de las aerolíneas. Tanto es así que el operador ferroviario ya ha llegado a un acuerdo de código compartido con Air Europa por el que sus billetes formarán parte del mix que la aerolínea ofrezca a sus clientes. Una experiencia que puede arrancar siendo residual pero que permite a la empresa estar ya en un segmento con un gran potencial de crecimiento futuro.
Tras más de una década de trabajo en la que se han ido configurando cada uno de los detalles de la propuesta de Iryo, la hora de la verdad llega el próximo 25 de noviembre. Ese día, todas las proyecciones, los análisis y las estimaciones quedarán atrás para dar la palabra a los usuarios. Ellos serán los encargados en confirmar si la visión del nuevo operador ferroviario encaja con sus necesidades y expectativas.
Del mismo modo, la llegada de este nuevo operador terminará de configurar la liberalización del transprote de pasajeros por ferrocarril en España. Un hito sobre el que recae la responsabilidad de transformar la movilidad española poniendo al frente a los trenes de alta velocidad. El éxito de Iryo tendrá mucho que decir en el cumplimiento de un objetivo que el actual contexto económico hace más prioritario que nunca.