Estados Unidos siempre ha ocupado un lugar especial en la hoja de ruta de Wallbox. Cotizar en la Bolsa de Nueva York ya fue toda una declaración de intenciones de la compañía española especializada en soluciones de carga para vehículos eléctricos y en la gestión energética de hogares.
Poco después, llegó su participación en el descanso de la Super Bowl para realizar la presentación en sociedad en el país norteamericano. Ahora, la puesta en marcha el próximo mes de septiembre de su primera planta en EEUU, situada en Arlington (Texas), va a permitirle dar un salto cualitativo a su posición en uno de los mercados con más potencial del mundo.
Las estimaciones señalan que Estados Unidos cuenta con un parque automovilístico de 431 millones de vehículos. En la actualidad, la cifra de vehículos enchufables no alcanzaría los 2 millones de unidades. Con unos objetivos de electrificación cada vez más ambiciosos, de cara a 2040 se espera que la mitad de las ventas sean cero emisiones. Por tanto, la oportunidad es enorme.
El 'Plan Biden' despega
En este contexto, contar con capacidad productiva en suelo estadounidense se presenta como un movimiento clave para Wallbox. No sólo por las obvias cuestiones logísticas, también porque el Made in USA será determinante en este incio de la era eléctrica.
Estados Unidos va a contar con uno de los planes de electrificación más ambiciosos del mundo. Dotado con 424.000 millones de euros, el denominado Plan Biden busca impulsar esta nueva industria como uno de sus principales pilares. A la vez, pretende fomentar al máximo que este apoyo recaiga en compañías que fabriquen y creen empleo en su territorio.
[Wallbox multiplicó por tres sus ingresos en su primer año como cotizada en Wall Street]
Este proyecto prevé ayudas de 7.350 euros por vehículo para la compra de nuevos automóviles eléctricos fabricados en Estados Unidos. Además, las ayudas para los eléctricos usados llegarán a los 3.920 euros.
Además, en materia de carga, esta iniciativa bonificará un 30% las cuantías de la instalación de cargadores en el hogar. Un importe que llegará hasta los 100.000 dólares para la instalación de estaciones de carga pública. Los dos principales productos que Wallbox fabricará en su planta texana.
Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, el 66% de las viviendas cuentan con garaje o cochera propia. Por comparar, en España sólo el 30% de los coches duerme bajo techo. Un dato qué prácticamente explica por sí solo el potencial de estas soluciones de carga en el mercado estadounidense.
Compra estratégica
En este contexto, la compra de Coil, empresa estadounidense especializada en instalar infraestructura de carga para el vehículo eléctrico, y el acuerdo alcanzado con Nissan para proporcionar servicios de carga e instalación a los compradores de su nuevo modelo Ariya en todo Estados Unidos llegan en un momento clave. Y es que, un porcentaje muy significativo de las compras de cargadores para vehículos eléctricos se realiza en la adquisición del primer modelo enchufable.
Contar con capacidad de instalación es un elemento clave para las marcas de automoción que, cada vez más, ofrecen soluciones llave en mano a los usuarios por las que, a la vez que el nuevo coche, dotan a su hogar de capacidad de carga. Coil se presenta como un complemento clave para Wallbox justo en el momento en el que, de la mano del Plan Biden, se espera un crecimiento exponencial de la demanda de cargadores.
Según los datos de los primeros seis meses del actual ejercicio, EEUU ya supone el 10% de la facturación de Wallbox con un crecimiento en el primer semestre del año del 500% respecto a 2021. Y esto sólo es el principio.
El plan estratégico de la empresa fija que Estados Unidos pasará pronto a convertirse en su tercer mercado y, a medio plazo, en el primero si continúa el actual ritmo de crecimiento.
Con 2025 en el punto de mira
Unas proyecciones en las que un año destaca por encima del resto: 2025. Ejercicio en el que la compañía habrá culminado la primera parte de su expansión y ya habrá alcanzado la rentabilidad.
La empresa espera pasar de unos ingresos de 86 millones de dólares facturados en 2021 a los 1.173 millones que aspira alcanzar en 2025. Todo ello manteniendo la que, con seguridad, es la clave de su negocio: unos márgenes superiores al 40%. Cifra muy superior a la de otros competidores.
Este crecimiento tendrá su origen en tres líneas de ingresos distintas. En 2025, Wallbox espera que el 36% de su facturación llegue de la venta de dispositivos de carga doméstica. Del mismo modo, el 17% de su negocio provendrá de dispositivos de carga pública, mientras que otro 27% tendrá su origen en los cargadores semipúblicos. A ello aún quedará por añadir un 20% de facturación que aportarán los servicios asociados a sus productos.
Así las cosas, el próximo mes de septiembre Wallbox dará un paso clave en su estrategia para controlar entre un 15% y un 20% del mercado de la carga eléctrica. Con su planta texana Wallbox contará con capacidad productiva en Norteamérica, Europa y Asia. Una organización que sumada a su integración vertical la coloca en una posición privilegiada para atacar un mercado en el que el 97% de los cargadores que se van a necesitar durante la próxima década aún no se han vendido.