La comisión delegada del gobierno para asuntos económicos ha dado su visto bueno al PERTE del coche eléctrico y conectado. Como adelantó este diario, este paso se presentaba como el último filtro para que el Ministerio de Industria cumpliera su compromiso de poner en marcha el primero de los PERTE antes de fin de año. Ahora, este trámite permite movilizar 2.975 millones de euros que ayudarán a poner en marcha importantes proyectos con el objetivo de transformar una de las industrias clave del país.
La electrificación de las factorías, la construcción de una gran planta de baterías o el desarrollo de gran parte de la infraestructura de carga eléctrica se presentan como los principales proyectos que este PERTE acelerará. La puesta en marcha de este proyecto abrirá un proceso por el que los principales actores del automóvil presentes en España podrán modernizar sus instalaciones y capacidades.
El presupuesto máximo de las ayudas a conceder bajo esta orden para el periodo 2021-2023 será de un total de 2.975 millones, de los cuales 1.425 millones serán en forma de préstamo y 1.550millones en forma de subvenciones. Desde Industria esperan que movilice una inversión privada de 11.900 millones.
Tras unos meses que han servido como preparación formal, ahora llega la hora de dar el pistoletazo de salida a la orden de bases y a las convocatorias de ayudas que se publicarán en el BOE antes de final de año.
Seis meses de proceso
Una vez listas las convocatorias, las empresas interesadas tendrán tres meses para hacer llegar sus propuestas. En ese periodo deberán formalizarse los grupos que optarán a un paquete de ayudas enmarcado dentro de la denominada estrategia de impulso del proyecto transformador de la cadena de valor del vehículo eléctrico conectado.
Las ayudas previstas en esta orden abarcan su concesión en el periodo 2021-2023, ambos incluidos, y plazo máximo de realización hasta el 30 de septiembre de 2025. Además, las ayudas podrán tener carácter plurianual y formalizarse como préstamos, subvenciones o como una combinación de ambos. Contarán con financiación del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia en la parte de subvención y financiación del presupuesto nacional en la parte de préstamos.
El diseño de esta agrupación señala que un 40% de las empresas que la conformen deberán ser pymes. Una condición con la que el plan busca que las ayudas puedan filtrarse a la industria auxiliar para favorecer su modernización.
Y es que el PERTE nace con una vocación transversal. Sin ir más lejos, el diseño inicial de este proyecto cuenta con cuatro grandes pilares en los que estarán representados los elementos fundamentales de la futura industria de la automoción electrificada: litio, baterías (cátodos, celdas y battery pack), plataformas industriales y componentes.
Un camino complicado
El camino para este proyecto no ha sido fácil. Pese a que los PERTE fueron detallados desde un primer momento en el Plan de Recuperación que recibió el ok de Bruselas el pasado verano, no fue hasta el 9 de diciembre cuando la Comisión Europea aprobó el diseño definitivo del PERTE del vehículo eléctrico y conectado. ¿La razón? Asegurar que las ayudas directas presentes en esta herramienta no entrarán en conflicto con la normativa europea.
Tras un periodo intenso de reuniones en las que la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, se llegó a involucrar personalmente, Bruselas dio su visto bueno. La evaluación comunitaria señaló que el diseño presentado del PERTE "minimiza las posibles distorsiones de competencia en el mercado único, facilita las inversiones en I+D y potencia las medidas de protección medioambiental en la cadena de suministro para vehículos eléctricos y conectados".
Del mismo modo, Bruselas señaló que las ayudas presentes son "proporcionadas y limitadas al mínimo necesario". En particular, indicó que los proyectos elegibles, los costes elegibles y la intensidad máxima de ayuda pública "se ajustan a las directrices comunitarias".
De esta forma, uno de los proyectos estrella del Plan de Recuperación y Resiliencia echa a andar. Un camino en el que aún quedan importantes etapas por recorrer pero que de su éxito dependerá que uno de los segmentos industriales con más peso en la economía española pueda mantener su posición de liderazgo a nivel europeo.