No ha sido un buen año para Facebook. Escándalos sobre la protección de datos de sus usuarios, más comparecencias públicas de las que le gustarían a su CEO y una caída en bolsa superior al 25% en lo que va de año, avalan esa conclusión.
Las voces contra el creador de la red social y su cúpula directiva son cada vez más numerosas. Y es que las investigaciones llevadas a cabo por la prensa estadounidense y por los parlamentos de distintos países del mundo han puesto a Facebook en la cuerda floja en un 2018 que empezaba con el escándalo de Cambridge Analytica.
Donald Trump no podía quedar fuera de la ecuación. El escándalo de Cambridge Analytica consistió en el acceso a datos de 87 millones de usuarios de Facebook que la consultora usó para ganar campañas electorales. Entre ellas, las que alzaron hasta la Casa Blanca al actual presidente de Estados Unidos.
La consultora compró esos datos a través de su filial Strategic Communication Laboratories (SCL). Se consiguieron a través de un test de personalidad por el que pagaba entre dos y cinco dólares y tenían preferencia por los datos de votantes estadounidenses. Pero la clave no estaba en quiénes hacían los test: lo importante era captar a sus amigos. Cambridge Analytica llegó a recopilar información de hasta 87 millones de perfiles.
El nombre de la consultora aun resuena en Silicon Valley y es que el Facebookgate marcó un antes y un después, que llevó a Mark Zuckerberg, fundador de la red social, a testificar ante el Congreso de Estados Unidos en abril de este año. El CEO se disculpó y aseguró que el “usuario” sería la primera preocupación de Facebook, por encima de clientes y anunciantes.
En una publicación reciente en su cuenta de Facebook, Mark Zuckerberg, ha reconocido que los retos de la red social necesitan más de un año para resolverse. El CEO ha explicado que para prevenir interferencias en procesos electorales Facebook está trabajando en la eliminación de cuentas falsas; para evitar la difusión de contenido que fomente el odio, ha construido sistemas de inteligencia artificial para eliminarlo y para permitir que los usuarios tengan mayor control de su información, la red social ha modificado la información a la que tienen acceso las aplicaciones de terceros.
Todos contra Zuckerberg
La pérdida de confianza de los usuarios ha sido uno de los caballos de batalla de este año para la red social. En Estados Unidos han surgido iniciativas populares que piden desde que los usuarios borren su cuenta (#DeleteFacebook) hasta que Facebook sea más transparente y deje de “monopolizar” la información que consumen los ciudadanos (Freedom from Facebook).
En las últimas semanas, varios medios estadounidenses han llegado a pedir la cabeza de Zuckerberg. Una iniciativa que respaldan más de 30 ONG que no se conforman con la dimisión de Mark Zuckerberg sino que exigen que la número dos, Sheryl Sandberg, también salga de la dirección. En la carta, se pide a Facebook que diversifique su consejo de dirección y acusan a la red social de “fomentar el fanatismo y el odio” contra colectivos vulnerables.
El papel de propagación de noticias falsas y de incitación al odio que tiene Facebook ha sido otra de las críticas que ha recibido la compañía durante este 2018. Naciones Unidas llegó a advertir a la red social sobre el papel que estaba ejerciendo en el genocidio rohingya en Myanmar. Facebook tuvo que pedir perdón y eliminar cuentas que difundían odio hacia este colectivo.
Facebook, en el cerco del parlamento británico
La estadounidense no ha sido la única cámara que ha llamado a declarar al equipo de Facebook. El Reino Unido convocó a la cúpula de la red social, aunque Zuckerberg decidió dar plantón y enviar a Richard Allan, vicepresidente de políticas públicas de la compañía.
“Me siento avergonzado”, llegó a declarar Allan al ser preguntado sobre la inacción de la red social ante las publicaciones que alimentaban el odio a los musulmanes en Sri Lanka. El gobierno del país no tuvo más remedio que bloquear la plataforma.
Multa millonaria con sello europeo
De Italia llegó la mayor multa impuesta a Facebook en Europa: 10 millones de euros. La “falta de transparencia” y la “explotación económica de los datos de los usuarios sin informarles de forma adecuada” han llevado a la Autoridad Italiana de la Competencia (AIC) a imponer esta sanción.
Según indica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la autoridad italiana considera probado que Facebook informaba "de forma engañosa a los usuarios en el proceso de alta al no advertir en el momento de activación de la cuenta de la cesión con fines comerciales de los datos suministrados por los usuarios y solo incidir en el carácter gratuito del mismo".
En esta multa ha sido clave la puesta en marcha del Reglamento General de Protección de Datos. Según explica Efrén Díaz, abogado sénior del bufete Mas y Calvet, a EL ESPAÑOL, existen dos puntos clave en las multas que se pueden imponer basándose en el RGDP. En primer lugar está la “falta de transparencia” y en segundo, la dificultad para entender el consentimiento.
Sobre el papel que tienen las tecnológicas del RGDP el abogado señala que lo más positivo sería que “adoptasen una actitud preventiva y cumpliesen la normativa; no, reactiva, asumiendo las multas”.
Lo que viene en 2019
Desde España, Facebook deberá asumir, según todo pronóstico, una nueva sanción. La OCU demandó en octubre a la red social y pide 200 euros por cada usuario de la red social en España "por el daño moral causado". Así, Facebook podría enfrentarse a una compensación de casi 4.600 millones de euros, puesto que la red social cuenta con más de 23 millones de usuarios en nuestro país.
El RGDP tiene un valor muy importante “por lograr que se aplicase en varios ámbitos”, explica Efrén Díaz. El abogado apunta al artículo 3 del reglamento, que señala que este se aplica “en el contexto de las actividades de un establecimiento del responsable o del encargado en la Unión, independientemente de que el tratamiento tenga lugar en la Unión o no”. En este primer punto, el reglamento protege los datos de los usuarios independientemente de dónde se traten.
En un segundo punto, el reglamento establece su aplicación en el “tratamiento de datos personales de interesados que residan en la Unión por parte de un responsable o encargado no establecido en la Unión”. Es decir, que la normativa europea protege los datos de ciudadanos europeos por parte de empresas ubicadas fuera de la UE.
Así lo reafirma en el tercer punto, al establecer que el reglamento se aplica “al tratamiento de datos personales por parte de un responsable que no esté establecido en la Unión sino en un lugar en que el Derecho de los Estados miembros sea de aplicación en virtud del Derecho internacional público”.
Con un reglamento que establece una aplicación horizontal (en todos los estados miembros) y vertical (con sanciones establecidas por norma), 2019 tendrá una factura elevada para Facebook.