Una vez culminado un 2021 de ensueño para las gestoras de fondos de inversión, las previsiones de negocio para el 2022 no son tan alentadoras, ya que este nuevo ejercicio podría traer un frenazo en su desenvolvimiento económico. Según un informe reciente de Bank of America centrado en la industria europea de gestión de activos, las ganancias de estas entidades podrían caer un 5% este año tras haber subido un 45% el ejercicio pasado.
"Tras un 2021 positivo para la gestión de activos europeos impulsado por la recuperación y el fuerte apetito por el riesgo, pensamos que 2022 será más difícil debido a los mensajes contradictorios sobre los mercados, el crecimiento, la inflación, los tipos y la Covid-19", argumentan desde el banco de inversión americano.
La valoración o ratio PER (precio-beneficio) de 14 veces para 2022 en las gestoras europeas que cotizan en bolsa "es optimista, ya que está por encima del promedio a largo plazo e implica que las tendencias de 2021 continuarán".
No obstante, los expertos de BofA prefieren estar "a la defensiva" en esta etapa del ciclo y, por tanto, favorecen los títulos que se benefician del crecimiento estructural del negocio (activos pasivos y activos no cotizados), de la exposición a la rentabilidad absoluta/total (alternativos líquidos), de una base de activos estable (gestión de patrimonios o wealth management) y de un control de costes "probado".
En este contexto, BofA se decanta por "acciones defensivas de alta calidad", y estima que sus recomendaciones de compra tienen un potencial de retorno total promedio del 27%. Sus gestoras favoritas son las de activos privados y alternativos (Man Group, Partners Group Holding, EQT y Petershill Partners), las 'recopiladoras' de activos italianas (Azimut y Banca Mediolanum) y firmas diversificadas con una exposición líder a los activos pasivos o indexados (Amundi), en especial tras la adquisición de Lyxor por parte de esta última.
Abrdn, Ashmore y Jupiter no gustan
En lo que respecta a Amundi, la principal gestora europea y propietaria de la española Sabadell Asset Management, el banco estadounidense destaca de ella su fuerza en el campo de la inversión sostenible, así como sus operaciones corporativas. "Aunque tiene una alta exposición a la renta fija, del 40% sobre el total de activos, está centrada principalmente en bonos europeos, donde se espera que los tipos de interés se mantengan bajos", señala. BofA también menciona el hecho de que la gala está ampliamente invertida por carteras de seguros, que "enfrentan menos riesgo de reembolsos".
En neutral, mantiene a Ninety One, Schroders, Julius Baer y DWS, tal y como se desprende de su documento de análisis.
Por el contrario, recela de gestoras como Aberdeen Standard Investments (abrdn), Ashmore o Jupiter. De la primera, que compró en diciembre Interactive Investor, califica su movimiento como "ambicioso y de crecimiento gradual", aunque los analistas de BofA difieren del equipo directivo de la escocesa en su "perspectiva de crecimiento después de un sólido 2021".
En Ashmore, lo que más les pesa es su continuo flujo de salidas derivado de los riesgos macroeconómicos que enfrenta la gestora por sus inversiones en los mercados emergentes: "China, precios de la energía y tipos de interés más altos en Estados Unidos". En cuanto a Jupiter, su gama de fondos está sufriendo un rebalanceo entre los clientes que, por el momento, desincentiva la compra de BofA, con "reembolsos continuos en sus principales fondos activos de renta variable europea y británica, mientras que las nuevas estrategias de inversión tardan en ganar tracción".
Cuatro tendencias para 2022
Su cuidada elección de gestoras cotizadas en los parqués responde a cuatro tendencias que tendrán lugar en 2022. En primer lugar, "el crecimiento estructural de los activos privados continuará mientras las tasas de interés se mantengan en niveles históricamente bajos", en tanto que habrá "una mayor demanda de hedge funds que ofrezcan un sólido rendimiento absoluto/total para preservar el capital en medio de los riesgos del mercado".
Por otra parte, se dará una "rotación de regreso a los fondos pasivos (incluida la ASG) a medida que aumente la volatilidad después de un sólido año para los fondos activos", y se precisará de "un buen control de costes, que necesita respaldar los márgenes empresariales según disminuyen los vientos favorables del ciclo".