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Los fondos cotizados marcan sus horas más bajas en la bolsa española. El volumen acumulado por estos vehículos, más conocidos por las siglas inglesas ETF, se quedó en 1.556 millones de euros al cierre de 2021. La cota anual más baja para estos productos desde su introducción hace década y media en el parqué madrileño.

El retroceso de negociación en los ETF es notable sin necesidad de ir más allá que al año anterior. La caída interanual de volúmenes alcanza el 39% si se toman como referencia los números del año 2020. Entonces, la volatilidad provocada por la irrupción de la pandemia y la búsqueda de estrategias alternativas de inversión provocaron un fuerte incremento de transacciones en estos productos.

Al cierre de aquel ejercicio, los ETF acumularon volúmenes anuales de 2.551 millones de euros, un 48,3% más que el año anterior según datos extraídos de los registros de BME. Y es que, hasta ahora, ese año 2019 marcaba el registro más pobre para estos fondos cotizados en la bolsa española, con una contratación acumulada de solo 1.720 millones de euros.

Descenso continuado

Aquella cota ha terminado quedando en buen lugar frente a los números de este recién terminado 2021. Y sirva considerar que el 2019 ya se quedaba incluso por debajo de los registros acumulados en 2006, el año en el que los ETF se estrenaron en la bolsa española. Y eso que llegaron al parqué madrileño ya pasada la mitad del ejercicio.

Con todo ello, a lo largo de este recién terminado 2021, los volúmenes se sitúan un 15% por debajo de los 1.827 millones de euros conseguidos por los ETF entre junio y diciembre de 2006. Si se toma como referencia el mejor año de estos productos en la bolsa española en cuanto a contratación, el descenso es del 88% desde los 12.633 millones acumulados en 2015.

Desde entonces, los volúmenes de negociación de ETF en la bolsa española habían ido viniendo a menos con la única excepción de 2020. Sin embargo, nunca antes se habían alcanzado registros tan bajos, lo que se achaca a varios factores desde la comunidad inversora.

En primer lugar, los gestores consultados apuntan hacia la retirada de volúmenes de inversión desde los mercados oficiales hacia plataformas alternativas. Un factor que también ha tenido un efecto continuado sobre las cifras de contratación de acciones cotizadas en los últimos años. Y eso que se trata del activo de inversión bursátil clásico por excelencia.

Huida de volúmenes

Los datos aportados por BME, la sociedad rectora de las bolsas españolas, señalan que a lo largo de 2021 se alcanzó un volumen de contratación de 378.120,9 millones de euros en renta variable. Una cifra que, muy lejos de la alcanzada por los ETF, se quedó un 11,9% por debajo de los números de efectivo movilizados en 2020.

En paralelo a esta dispersión de volúmenes entre plataformas de más reciente aparición, los expertos también apuntan hacia el efecto de algunos activos que, por su propia naturaleza, se negocian fuera de las plazas oficiales. En este sentido, cabe señalar a las cada vez más populares criptomonedas, así como a la proliferación de operativa en derivados como los contratos por diferencia (CFD) y las denominadas ‘acciones fraccionadas’.

Impacto fiscal

Un factor más es la fiscalidad de estos productos, que en este caso además es una cuestión endémica de los ETF domiciliados en España. Mientras que en otras jurisdicciones estos fondos cotizados tienen un tratamiento tributario similar a los fondos tradicionales, de manera que se permiten los traspasos sin rendir cuentas al fisco, en este país sus obligaciones fiscales se asemejan más a las que derivan de la compraventa de acciones.

Este punto ha restado atractivo a estos productos para el inversor español, como vienen señalando voces de la industria desde hace años, de manera que en muchas ocasiones han buscado ETF domiciliados en otras plazas europeas. Algo que también concuerda con la progresiva reducción en el número de estos fondos presentes en la bolsa española.

A contracorriente

Actualmente, conforme a los registros de BME tan solo marcan precio cinco de estos fondos cotizados en las bolsas nacionales. Además, cuatro de ellos replican el Ibex 35, que según las últimas encuestas de perspectivas de inversión se queda fuera de las apuestas de los grandes inversores del mundo.

Por su parte, sólo uno de estos ETF mira más allá del índice de referencia español. Y se queda en el paneuropeo EuroStoxx 50, un índice sobre el que existen multitud de fondos cotizados que replican su evolución.

Esta escasez, según explican varios gestores, hace que se pierda uno de los grandes atractivos de estos vehículos para los inversores: la participación en mercados o activos de difícil acceso para carteras de tamaño modesto o con ciertas restricciones de inversión. Una falta de oferta que deteriora unos volúmenes de negociación de capa caída en los últimos años.

No obstante, en este sentido, España también es diferente. Los números acumulados por el mercado doméstico se desmarcan de la tendencia generalizada de inversión a nivel global, donde los ETF tienen un peso cada vez más significativo dentro de las carteras de inversión gracias al auge de las estrategias de inversión pasiva, que están registrando volúmenes récord de entradas de capital.

Una divergencia que se confirma también al analizar el número de transacciones ejecutadas sobre ETF de la bolsa española en el último año. A lo largo de 2021, se registraron 91.900 operaciones en este segmento, lo que se traduce en 40,6% menos que en el año anterior y un tique medio por transacción de unos 16.930 euros.

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